Rutas por Navarra en otoño: 5 planes para disfrutar de sus colores
Este año, el otoño llega adelantado a Navarra, en muchos de nuestros bosques ya es posible fotografiar la paleta increíble de colores de esta estación
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El esperado paisaje otoñal comienza a asomarse por los bosques de Navarra. En los próximos días y semanas, el espectáculo irá creciendo: intensos ocres, rojos y amarillos irán apareciendo, y se mezclarán con los verdes intensos de aquellas especies que no mudan sus hojas. Un experiencia casi mágica que alegra vista e invita a perderse por los senderos teñidos de hojas secas, que crepitan a nuestro paso. Pocos lugares hay mejores para escapar de la rutina que los senderos que cruzan nuestros bosques. En este reportaje te presentamos cinco rutas por otros tantos rincones de Navarra donde disfrutar de la estación otoñal en toda su intensidad.
<div class="destacado_100">1. Selva de Irati: El sendero interpretativo Errekaidorra.</div> Hablar del otoño en Navarra exige comenzar el camino en este increíble hayedo-abetal situado en la cabecera de los valles pirenaicos de Aezkoa y Salazar. En su interior hay miles de opciones para disfrutar del color cambiante del bosque en un bonito paseo. Nos decantamos por el sendero bautizado como Errekaidorra. Se trata de una ruta circular que parte de Casas de Irati y que nos permite conocer, en las dos horas y media aproximadas que tardaremos en realizar la excursión, cómo se usaba el bosque en tiempos pretéritos. En nuestro trayecto encontraremos seis lugares donde parar a disfrutar, no solo de la belleza otoñal de Irati, sino también de precisas información sobre cómo se producían mástiles, remos, muebles o carbón vegetal, así como poder ver los sistemas de cables con los que se extraía la madera del bosque. Naturaleza y etnografía en un precioso sendero interpretativo.
<div class="destacado_100">2. Señorío de Bertiz: Ascensión a Aizkolegi.</div> Esta segunda propuesta es algo más exigente, ya que se trata de una continua subida por los bosques que visten el Señorío de Bertiz. Por el camino, iremos disfrutando del otoño sumergidos entre las hojas de los árboles. Son 11 kilómetros de subida -otros tantos de bajada- que nos van a entretener una jornada completa (entre 6 y 7 horas de caminata). Pero el premio merece la pena. Desde la cumbre de Aizkolegi, ubicada a 830 m de altitud, nos encontramos en el punto más alto de todo el señorío. Se trata, por tanto, del mejor mirador posible sobre Bertiz y los valles vecinos. Además, en la cumbre se puede disfrutar del palacete de verano, de aire modernista, que construyeron los últimos propietarios de este bosque y que, en la actualidad, está deshabitado y en no muy buen estado de conservación, algo que -curiosamente- le otorga cierto encanto nostálgico.
<div class="destacado_100">3. Sierra de Urbasa-Andía: El Camino de los montañeros</div> La sierra de Urbasa-Andía es mágica en la época otoñal. Los suelos alfombrados de hojas ocres y los verdes intensos de los musgos que crecen en troncos y rocas, crean paisajes de cuento. Una de las muchas posibilidades de senderismo que ofrece este Parque Natural es el Camino de los montañeros. Se trata de un sendero no muy largo, que no llega a los cuatro kilómetros de distancia, pero que tiene una dificultad media, ya que accede al cantil más elevado al norte de la sierra, a una altitud de 1.113 m. Parte del Centro de Información y transcurre por el antiguo "camino de la sal", pasando por uno de los rincones más bellos de este rincón natural de Navarra: el hayedo encantado de Urbasa.
<div class="destacado_100">4. Bosque de Orgi: Los tres paseos de Tomaszelaieta</div> Esta es una propuesta perfecta para aquellos que quieran realizar una excursión con niños más pequeños. El bosque de Orgi, al sur del valle de Ultzama, es el único testigo de los robledales húmedos de Navarra y su belleza es indiscutible. En su interior hay una zona dedicada a paseos, llamada de Tomaszelaieta, con tres senderos muy sencillos y accesibles. ‘El laberinto’, cuenta con escasos 300 metros y nos adentrará en el bosque por un trazado sinuoso que acaba en un roble gigante derribado antaño por el viento y hoy cubierto por otras plantas. ‘El camino’, es el más largo de los tres con 1.400 metros. Y desde él, accedemos al tercer, denominado ‘la Senda’. En ambos encontraremos bancos de madera para disfrutar de las vistas, pasarela, una pequeña caseta para observar aves (es interesante llevar unos prismáticos) o una charca salina, que nos enseña que, en otros tiempos, este lugar estaba ocupado por el mar.
<div class="destacado_100">5. Encinar de Betelu</div> La última propuesta nos lleva a un rincón poco conocido de nuestra geografía, pero de enorme belleza, al tener como telón de fondo las espectaculares crestas de las Malloas: el valle de Araitz. La ruta parte de lo alto del pueblo de Betelu, y es un sendero de ida y vuelta de solo cuatro kilómetros, pero con fuertes repechos, por lo que no es recomendable para niños pequeños. Conoceremos así otro tipo de árbol, la encina. Se trata de una ruta por un bosque mediterráneo, más característico de las zonas del sur que de esta área. El esfuerzo de la subida merece la pena cuando alcanzamos el espectacular mirador, desde el que disfrutar del Balerdi y las Malloas en el horizonte, con los pueblos del valle de Araitz y la cuenca del río Araxes dibujas en el fondo.
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