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Tres pueblos de Tierra Estella, los más mayores de la comarca

En la Navarra vaciada, en la comarca hay tres localidades, Azuelo, Barbarin y Marañón, que aparecen en los primeros puestos de esta la lista pero además son tres de los cinco municipios forales sin menores de 16 años empadronados, o casi

De izquiera a derecha: Laura Corres, Carmen Puerta y Roberto Crespo Montxo A. G.

Según el Instituto de Estadística de Navarra, en la Comunidad foral hay cinco municipios en los que no está empadronado ningún menor de 16 años, dos de ellos en la comarca de Sangüesa, Castillonuevo, Abaurrea Baja y los otros tres, en la comarca de Tierra Estella, Azuelo, Barbarin y Marañón. Además, ambas merindades aglutinan a la mayoría de los 71 municipios navarros con tasas inferiores al 10% de niños en sus censos.

MARAÑÓN, EL DE MAYOR PÉRDIDA DE POBLACIÓN

En Marañón, a sus 40 años, la alcaldesa Laura Corres es de las jóvenes del municipio. Por debajo de ella hay otra mujer de 36 y, sí, también vive una adolescente empadronada en el municipio con menos de 16 años. Pero el que se haya confundido el INE es casi anecdótico porque, dice la primer edil, Marañón encabeza la triste estadística de ser la localidad con mayor número de despoblación en Navarra. “Y no tiene ningún síntoma d e cambiar”, añade. “El problema es que no hay servicios y la gente no se queda a vivir”, explica.

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¿Y qué servicios echa de menos la alcaldesa para sus 52 habitantes? “Algo tan sencillo como un transporte a demanda. Sobre todo para las personas más mayores que ya sin carné de conducir o que no se atreven a coger el coche para ir al médico o hacer la compra siempre dependen de terceros”.

Hasta la localidad sí llega el panadero todos los días, acude una furgoneta de congelados los miércoles y los sábado otra de fruta. “Pero para la compra gorda te tienes que desplazar a Vitoria, Estella o Logroño. Cualquiera de los tres están a media hora”. En cuanto al centro escolar, les corresponde el de Santa Cruz de Campezo.

Los que quedan, la mayoría son agricultores, en especial de patata, y también hay una casa rural. “O trabajas aquí o te vas salvo gente como yo tan apegada al pueblo. Es que a mí las ciudades me estresan mucho”, dice riendo Laura, que subraya el interés por mejorar la vida de sus vecinos aunque sean pocos. “Hemos puesto un gimnasio en un local municipal del que todo el mundo tiene llave para usarlo cuando quiera”.

También hay un parque infantil. “Porque en vacaciones sí vienen niños, los nietos de los abuelos de los que quedan o de los que han conservado la casa natal. En los fin de semana no se acercan tanto porque son viviendas grandes difíciles de calentar”. Ella recuerda que, cuando era niña, sí había otros pequeños. “Pero no demasiados y la mayoría de fuera, así que somos un pueblo, tristemente, acostumbrado a no oírlos en la calle”.

AZUELO, EL TURISMO Y LA BANDA ANCHA

En Azuelo, también ha errado el INE. Está empadronada una pequeña de 3 años entre los 30 habitantes. Pero, reconoce su alcalde Roberto Crespo, es algo anecdótico. “Pertenece a a una familia que vino de fuera a arrendar la vivienda y el bar que acondicionamos para dar más impulso al pueblo y ofrecer un servicio a los visitantes. En junio termina el contrato y no sabemos si continuarán”, comenta el primer edil. Y entre la niña y el más joven hay 37 años de diferencia.

Y no oculta que esta situación le entristece. “Es que ya no sé cuál es la tecla que hay que tocar para salir de la despoblación”. Pero no se rinde;al reclamo del bar -”para que la gente joven que viene los fin de semana tenga un lugar de encuentro, que si no, esto parece que está muerto”-se unen otras iniciativas como la banda ancha en todo el pueblo. “Ojalá una familia con niños pequeños opte por el teletrabajo para vivir en un entorno rural privilegiado”.

“Algunos servicios tenemos. El carnicero viene los jueves, el pan todos los días, los congelados los miércoles a la tarde y el frutero los vienes y sábados”. Además de una casa rural que aporta, de vez en cuando, esas voces infantiles que hace mucho no se escuchan a diario en el pueblo. “Los hijos de los de aquí, que tienen niños, únicamente se acercan los veranos, la mayoría ya no viene los fin de semana. ¿Por qué? Porque no tienen el aliciente de un centro cívico que funcione como bar abierto. Esperemos que podamos ampliar el servicio no sólo para los de aquí, también para los visitantes”.

Y es que el turismo es otra de las bazas que busca Azuelo para no desaparecer en el mapa. La oferta es doble, por un lado el monte de Yoar para los amantes de la naturaleza y por otro, el monasterio románico de San Jorge, para aquellos que les gusta el arte. De hecho, están trabajando para hacer rutas hacia Yoar e incluso proyectan un parque infantil para no dejar sin su espacio de ocio por si viene alguna familia a vivir o para futuros visitantes.

El alcalde es consciente de que aquellos años de cuando era niño -tiene sesenta años- y Azuelo contaba con su propia escuela no volverán. “Pero me niego a quedarme de brazos cruzados ante la despoblación. Hay que relanzar el bar, ponemos banda ancha, columpios y nos reunimos con 17 ayuntamientos de Tierra Estella también afectados por la despoblación. Ojalá, por fin, demos con la solución”.

BARBARIN, ATRAER A VIVIR A LOS JÓVENES DEL PUEBLO

En Barbarin, su alcaldesa Carmen Puerta asegura que en breve llegarán niños a este pueblo de 48 habitantes donde, a diferencia de los dos anteriores, no hay excepciones porque en el padrón no figura ningún menor de 16 años. Pero sí aparecen jóvenes. “Hay una decena de menos de 25 años y que, además, tienen una gran querencia al pueblo por lo que es muy probable que se queden a vivir en el futuro”. Y desde el Ayuntamiento, mientras, les facilitan la vida. “Tenemos para ellos en centro cívico con una parte superior habilitada como punto de encuentro, con zona ‘chill out’ o de proyecciones. Abajo, hemos habilitado una cafetería-bar. Será la primera que haya en Barbarain y que abriremos en breve. De momento, con personal contratado por el Ayuntamiento pero, sin funciona bien, no descartamos el arrendamiento”.

Ese optimismo de que habrá voces infantiles por las calles no es una quimera. “Mira, en breve se va a abrir un hostal rural en el que la familia que viene tiene hijos jóvenes y esperamos que atraiga a gente que se acerque que nuestro pueblo con sus hijos pequeños. Pero no sólo esperamos a personas de paso. Una asociación de familias que viven en régimen comunitario está rehabilitando el antiguo convento para instalarse aquí y ellos tienen niños”. Niños que, añade, ya cuentan con un parque infantil tan sólo a falta de un columpio. “Y no lo hemos puesto porque queremos que los pequeños que vengan aquí lo elijan”.

Y, continúa Carmen Puerta, en Barbarin existe la esperanza de aumentar esa población infantil con esos jóvenes que, como se ha comentado antes, sean futuros vecinos de Barbarin. “Tienen banda ancha, tienen un espacio de coworking que utilizan dos empresas pero también estudiantes para preparar sus asignaturas en verano. Y lo fundamental, tienen las casas de sus abuelos o sus padres porque aquí la gente se ha preocupado de conservar los hogares para el futuro”.

Además hay servicios. “Como estamos cerca de Arróniz, nos beneficiamos del autobús de línea con cuatro viajes, dos por la mañana y dos por la tarde a Estella. El pan y el periódico lo traen cada día, el de las verduras se acerca dos días a la semana, como otra furgoneta que es como un pequeño ultramarinos con ruedas”. Y a todo esto suma la comunidad energética con la gobernanza del pueblo que van a poner en marcha en breve. “Y que por suerte, como sólo hay dos kilómetros de longitud en Barbarin, llegará a todas las casas. Creo que hay elementos más que suficientes para confiar en un futuro con niños en nuestras calles”

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