90 años peinando a pamploneses
Nietos e hijos de peluqueros, son la tercera generación de los Arbea y regresaron para celebrarlo al local original, en la cuesta de Santo Domingo
- Pilar Fernández Larrea
Noventa años tejen una madeja gruesa de pasajes y encuentros. Y Andrés Arbea supo hace poco por alguien que fue cliente que el abuelo Andrés cortaba el pelo vestido con pajarita. Así que para la celebración este otoño rebuscó entre cajones y se colocó una. Pamplonés de 55 años, es con su hermana Maite, 52, la tercera generación de una saga de peluqueros en la ciudad. Trabaja con las tijeras desde los 18, "coqueteaba con la peluquería tiempo antes". “Tengo muy buenos recuerdos de la primera ubicación, en el número 19 de la cuesta de Santo Domingo. Iba a la plaza de San José a clases de pintura con José Antonio Eslava, luego pasaba por la peluquería a barrer pelos y cuando cerraban tomábamos un mosto y a casa”, describe aquellos años en que “tres clientes estaban en el local y los otros esperaban tomando algo en casa Marceliano”. La cercanía del mercado llevaba mucha gente de los pueblos, “un crisol interesante”.
El abuelo Andrés Arbea Echeverría fundó la peluquería en 1932. Cuando falleció en 1965, su hijo Miguel Ángel, músico de carrera, virtuoso de la guitarra, le siguió en el oficio. En 1978 se trasladó a un local de San Juan y después al número 2 de la calle Estella, justo frente a la peluquería que regentaban su madre y su hermana. Miguel Ángel falleció en 2003, a los 64 años. Y Andrés y Maite, dos de los hijos, siguen el oficio. Él en el centro comercial Avenida, en San Ignacio y ella en La Barbería, de la calle Iturralde y Suit con Aralar. Andrés cuenta con una clientela fija en un porcentaje alto; la de Maite es más de rotación, por la ubicación, con muchos colegios, locales de actividades extraescolares, la oficina del DNI y la cercanía de Lezkairu.
Andrés es padre de dos hijos. Ve complicado contar con relevo cuando le llegue la hora del retiro. Maite es madre de tres y Sara, de 23 años, trabaja con ella en la peluquería desde hace año y medio. “Pero ha estudiado maquillaje y caracterización, trabaja también en televisión y es lo que le gusta. No sé qué camino tomará finalmente. A mí me parecería bien que se quedara, creo que es buena, pero tiene que decidirlo ella porque lo que haces te tiene que llenar”, explica la madre. Y confiesa al tiempo que ella no imaginó ser peluquera. “No me gustaba, de niña nunca se me ocurrió peinar a las muñecas, por ejemplo. Más bien quería ser médico, de niños”, sonríe ahora, encantada con su profesión. “Es una suerte dedicarte profesionalmente a algo que te gusta. No hay día que diga, uf qué pereza me da ir a trabajar”, subraya convencida, pese al día gris y lluvioso en este cuarto martes de noviembre.
Como en tantas profesiones, la formación continúa con los años, y ella tiene claro que en peluquería masculina “hay que ver fútbol para estar al corriente de las tendencias de la moda”. “Tengo hasta cuatro maquinillas diferentes, herramienta precisa para lo que pide el cliente”, añade Andrés.
Sus abuelos paternos fueron peluqueros. Lo fue su padre, la hermana Elena, y también su tía Teresa Arbea Aranguren. Los Arbea celebraron el aniversario el 15 de octubre. Lo pudieron hacer en el local original de la calle Santo Domingo. Ahora está cerrado, “pero gracias a la buena gente de la calle fue posible el milagro”, apuntan Andrés y Maite y agradecen en especial “la ayuda de Marcela, Endika, Joserra, y de la clientela amiga y colaboradores en vinos y viandas”.
Y, como 90 años dan para tantos detalles, Andrés nunca descuida la música. Sentarse en el sillón de su peluquería es balancearse en partituras y acomodarse en notas con las que viajar hasta el siglo XI.
Nombre: Andrés y Maite Arbea Martínez.
Edad: 55 y 52, respectivamente. Andrés cumplirá 56 este 30 de noviembre.
Familia: Nietos e hijos de peluqueros. Andrés tiene dos hijos y Maite tres. Sara, de 23 años, trabaja con ella en La Barbería. Andrés regenta Arbea.
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