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Maneras de influir

Jorge Cyrus, el influencer tudelano que entretiene con humor a casi dos millones de seguidores

También emplea las redes sociales para dar voz a temas como el bullying, la ansiedad o la defensa del colectivo LGTBI+

El influencer tudelano Jorge Cyrus posa para una fotografía CEDIDA

A punto de cumplir los 26 años, Jorge Berne Sancho ya ha publicado un libro y cada día comparte contenido en redes sociales con casi 2 millones de seguidores (1,3 millones en TikTok y 500.000 en Instagram). Pero casi nadie le conoce por su nombre real: “Incluso mis amigos ya no usan mis apellidos”, confiesa, entre risas. Tomó prestado el de la cantante Miley Cyrus en 2017 y “ahí se ha quedado”, cuenta. Cuando le preguntamos por sus apellidos, se lo piensa. “Qué raro, es que siempre me presento como Jorge Cyrus”, contesta. Este tudelano, que triunfa en las redes con su contenido de humor, locuras y retos, también las emplea para dar voz a temas como el bullying, la ansiedad o la defensa del colectivo LGTBI+. Cuenta con su propio canal en la plataforma de Mediaset Mtmad, al que bautizó como ‘Mi vida es un Cyrcus’.

¿Cómo nació Jorge Cyrus?

Decidí abrirme un perfil en Instagram a raíz de que se viralizara el vídeo de presentación que envié para participar en ‘Gran Hermano’ en 2016. Tenía 18 años y se lo mandé a mis amigas, ellas lo reenviaron y así fue pasando de persona a persona, primero en Tudela, y de ahí al resto. Como la gente me conocía del vídeo, fue cuando me lancé a subir contenido de humor en Instagram; primero decía que era el del vídeo de GH viral y hacía tonterías, coñas… Ahora me veo y me da un poco de vergüenza, pero todo el mundo evoluciona. Fue sin querer, la verdad.

¿Cuándo profesionalizó su cuenta?

Fue en la pandemia. Alcancé los 300.000 seguidores en Instagram en dos semanas y decidí abrirme TikTok, porque la plataforma se popularizó en España y empecé a ver que muchos vídeos se hacían virales allí. Así que dije: ostras, voy a probar. También creo que arrancar en ese momento influyó mucho. Antes, si contabas con un número de seguidores, era más fácil hacerse viral que ahora, que hay muchísima más gente y es imposible. Entonces vivía con mis padres y mi hermano, y no lo hacía con intención de vivir de las redes, sino porque me gustaba, pero fue cuando empecé a recibir las primeras colaboraciones con marcas y me di cuenta de que podría pasar a convertirse en un trabajo. Desde hace un par de años vivo solo de esto.

¿Se acuerda de los primeros vídeos que se viralizaron?

Funcionaban los vídeos de humor que hacía sobre las clases online, enseñando cómo estudiaba en la universidad y cualquiera que hablara del covid. Es verdad que también gustaban mucho los vídeos que hacía junto a mi hermano pequeño, Juan, y mi madre. Es que, además de contenido cómico, también publico mucho contenido de mi vida personal. De hecho, podríamos decir que mi contenido es 50% risas, 50% mi vida. Hay creadores que prefieren no contar nada de su vida, que es totalmente respetable, pero es que yo no me sé callar nada. Cuento todo, cuando tengo algún drama y cuando tengo una noticia feliz. A la gente siempre le gusta un buen cotilleo.

¿Qué buscan sus seguidores? 

Creo que buscan desconectar. Suelo publicar muchas historias al día, y eso crea como una especie de película que luego la gente ve. De hecho, mucha gente me escribe para decirme que se guarda las historias para poder verlas por la la noche, porque es su momento de desconexión. También creo que empatizan mucho conmigo porque soy muy transparente en redes y me comunico con cercanía. Instagram y las redes en general están llenas de postureo, llenas de gente con la vida perfecta, así que la gente viene a mi perfil y conecta conmigo porque me ven transparente, como ellos, y se crea una amistad virtual.

Utiliza las redes para mostrar la ansiedad, el bullying que sufrió su hermano...

Claro. Si no, muestras la imagen de la vida perfecta de influencer que no es real, y estás creando falsas expectativas en los que te ven. Desde que tengo ansiedad y empecé a medicarme, lo he contado. También lo hago cuando tengo un ataque de ansiedad y acabo en el hospital. Más que nada para que la gente vea que tampoco hay que demonizar el sufrir ansiedad o tomar medicación por ello. Con el caso de acoso a mi hermano, igual, soy el primero en querer contarlo para que si hay algún niño que está pasando por lo mismo y me sigue, vea que también les pasa a otros y no debería ser así.

¿Se ve en la obligación de compartir ese tipo de contenido?

Sí, pero no soy el educador de nadie. Luego recibo críticas porque parte de mi contenido no es apto para un niño de 14 años. Pero no es mi culpa, la culpa es de sus padres, que no vigilan el contenido que consumen sus hijos. Yo debo tener en cuenta lo que subo, pero tampoco puedo estar pensando continuamente si mi contenido es apto o no para un niño.

Jorge Cyrus posa junto a una pared pintada con un graffiti CEDIDA

También ha usado la cuenta para visualizar al colectivo LGTBI+

Sí, pero no lo hago con la intención de ser un icono en el colectivo. Mucha gente puede tenerme de referente LGTBI y es cierto que recibo, entre mis seguidores, mensajes de chavales que me preguntan cómo salir del armario, por ejemplo. Tampoco pretendo ser el ejemplo de nada En mi caso, por ejemplo, fue muy natural, nunca he sentido que tenía que contarles a mis padres que era homosexual.

¿Lo peor y lo mejor de las redes?

Lo mejor son las oportunidades para hacer viajes, ir a eventos o conocer gente. Por ejemplo, la semana pasada asistí a los premios Ídolo –premios dedicados al sector de las redes sociales- y conocí a mucha gente que llevo admirando desde hace tiempo tiempo como Dulceida, Anita Matamotos, Belén Esteban o Chanel, de Eurovisión…. para mí fue como “guau”.

Lo peor es que la gente cree que te conoce sin saber nada de ti, y eso les lleva a comentar tu vida o meterse contigo. De hecho, he tenido que denunciar a acosadores que me critican desde cuentas falsas. Al final, a través de las redes también se crean bastantes problemas, porque la gente se cree con la potestad de estar continuamente jugando con tu vida a su antojo. Eso, unido a la obsesión que puedes llegar a tener con crear contenido y dar el nivel todo el rato para no caer en el olvido.

¿Siente presión por estar ahí todo el rato?

Vivo obsesionado, pero vivo con ello. No puedo estar sin subir contenido dos días seguidos. Ahora he empezado a tomarme los sábados para mí y desaparezco, pero es verdad que el domingo ya me sale urticaria y tengo que subir algo porque pienso que si no la gente se va a mosquear. Quiero dar el nivel todo el rato, pero a veces no se puede y hay que saber parar. Cuando lo he necesitado he parado. Estuve cuatro meses fuera cuando lo necesité.

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