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El último viaje a casa para Andrezj

El cotejo del ADN hallado en el cuerpo de un cuerpo carbonizado en un camión en Zuasti identificó a la víctima como un camionero polaco de 62 años. Ya ha sido repatriado

A la hora de extraer ADN de un cuerpo hallado carbonizado, los forenses suelen probar con el interior de los huesos más largos del cuerpo humano. Ahí, en el fémur, lograron encontrar una muestra válida para el cotejo e identificación de los restos de la persona hallada muerta el pasado 20 de marzo en el área de servicio de Zuasti, en la AP-15. Desde el primer momento, la única hipótesis que se barajó es la de que los restos pertenecieran al conductor del camión, un varón de nacionalidad polaca de 62 años llamado Andrezj. Pero la hipótesis no es suficiente en caso de un atestado y los investigadores remitieron a la policía polaca una petición para localizar a uno de los familiares del camionero y extraer su ADN, de modo que pudiera verificarse esa identidad. Así se hizo y no hubo sorpresas. Tras más de dos meses en el Instituto Anatómico Forense, y una vez concluido el papeleo, los restos del fallecido fueron derivados a una empresa funeraria, desde la que iba a proceder a gestionar el último viaje de vuelta a casa, a Chorzow (Polonia), de Andrezj.


HUELLAS, HUESOS, DIENTES


Aunque recabar la identidad de este fallecido no parecía complicada, las gestiones encaminadas a su identificación se pueden atascar si no existe esa muestra de ADN con la que verificar que se trata efectivamente del camionero. Así lo explica José Antonio Gurrea, responsable de Tráfico de Policía Foral, el cuerpo que llevó a cabo la investigación de este atestado. “Si todo apunta a un suceso fortuito (el incendio de la cabina, en este caso) y desgraciado (conlleva la muerte de una persona), los papeleos se alargan unas semanas o algo más, en función de lo que cueste localizar a esa familia y los ritmos en el país de origen a la hora de poder comparar el ADN”. Al menos, desde el inicio, contaban con un nombre, el del conductor del vehículo, facilitado por la empresa TPG (Trans Polonoa Group), cuyo responsable en España fue localizado a las pocas horas de descubrirse el cadáver. “Si no hay identidad que contrastar o denuncia previa por desaparición, aunque se encuentre ADN, el asunto puede enquistarse”.


En caso de que no hubiera habido pistas y el examen forense hubiera dado resultados positivos respecto al ADN, el código genético se hubiera incluido en una base de datos coordinada entre las distintas policías y que reúne hallazgos de desaparecidos y también denuncias de familiares que no saben nada de algún ser querido y han donado su ADN para poder identificarle en caso de que apareciera.


En este tipo de cotejos se suelen usar como referencia otro tipo de muestras indubitadas (se asocian cada una a una única persona y no hay posibilidad de error, si la muestra reúne los suficientes requisitos de calidad), como son las huellas dactilares (lofoscopia) o los dientes. “En caso de un cuerpo carbonizado, a veces no existen huellas que analizar, o no hay superficies en las que contrastarlas. Lo de los dientes es otra posibilidad, aunque tendría que existir un archivo previo para poder comparar esa dentadura”, añadían desde el laboratorio de ADN de Policía Foral.

 

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