La revolución del Hyundai i20
La tercera generación del Hyundai i20 sí luce un diseño realmente trabajado y juvenil, con una parrilla y un parachoques más deportivos. La silueta es más baja y aerodinámica
- Iñigo Alzueta
El Hyundai i20 da un paso al frente sin complejos, al igual que otros modelos de la marca, como el Hyundai Tucson. Hasta ahora este utilitario coreano cumplía en todas las facetas, pero la nueva generación sí salta a la vista. El trabajo estético se deja notar, con un aire muy juvenil y descarado. Los parachoques delanteros y traseros lucen un aspecto dinámico, al igual que la parrilla del radiador. La trasera es muy rompedora en Hyundai, con una nueva tira lumínica de lado a lado, y las llantas son ahora más agresivas. Es 2 centímetros más bajo, 3 más ancho y 5 más largo, lo cual acentúa sus rasgos más afilados y aerodinámicos.
Es el ‘cartel’ de esta tercera generación, que goza de mucha personalidad, como ya ocurre con su hermano Hyundai Kona. Además prescinde de los motores diésel e introduce por primera vez un nuevo sistema de hibridación ligera, con el que consigue la etiqueta ECO de la DGT. La revolución del i20 continúa con un aspecto más tecnológico en su interior. Dos nuevas pantallas, de 10 pulgadas cada una, refrescan la imagen del habitáculo. Además, los iconos son de grandes dimensiones y facilitan su uso. Los materiales, que combinan plásticos duros y otros más mullidos, están bien ajustados, y dan apariencia de calidad.
Otra de sus mejoras es la habitabilidad, principalmente en los asientos traseros. El aumento de un centímetro de la distancia entre ejes y la longitud total del coche lo han hecho posible. Los pasajeros de las plazas traseras pueden estirar las piernas sin problema. También el volumen de maletero es notable, de 350 litros, 25 más.
El esfuerzo de las marcas por reducir consumos y emisiones no se detiene, por ello el nuevo i20 instala un sistema de hibridación ligera de 48 voltios. Hyundai indica que los consumos pueden disminuir hasta un 4%. Este sistema no mueve el coche por sí mismo. Al menos resta protagonismo al motor término en acciones auxiliares, como en la puesta en marcha del climatizador y el navegador, por ejemplo.
Este sistema está vinculado al motor 1.0 T-GDi, con potencias de entre 100 o 120 CV. Se probó con esta última mecánica, con transmisión de doble embrague de siete velocidades (7DCT). El conjunto mueve al i20 con soltura, que presenta una suspensión confortable y orientada más al confort que a la deportividad. La dirección es más directa que otros modelos, y en ciudad se agradece a la hora de realizar maniobras.
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