Las Huertas Solidarias de Sangüesa aportan 78 toneladas en 10 años
La iniciativa popular aúna a alrededor de 200 voluntarios y aporta alimentos frescos al comedor social París 365 y a la Fundación Xilema
- Aser Vidondo
La historia empezó en un huerto. En un productivo terreno de Sangüesa donde, al ser imposible dar salida a tanto tomate, se tiraba parte de la producción a compostar. “Mientras, en la radio, se hablaba de las colas del hambre por la crisis económica. Así que eso de desperdiciar alimentos no podía ser. Contactamos con el comedor social París 365 de Pamplona y nos pusimos en marcha para poder enviarles excedentes de las huertas de la zona”. Eneko Ojer Toro es uno de los 200 voluntarios que dan vida a las Huertas Solidarias de Sangüesa, una iniciativa social que, en sus diez años de andadura, ha aportado ya 78 toneladas de alimentos frescos al París 365 (desde 2013) y a la Fundación Xilema (desde 2019). Productos de la huerta que nacen desde el corazón de quien los produce y aporta.
El funcionamiento es sencillo. Cada jueves por la tarde, entre julio y noviembre, la iniciativa habilita un local en la antigua casa de los médicos (cedido por el consistorio) para que los hortelanos puedan entregar sus productos. Allí se reparten, por turnos, grupos de voluntarios locales que los reciben, los pesan y catalogan. Los viernes, llegan a sus destinatarios.
Además de decenas de agricultores particulares de huertas de Sangüesa, Gabarderal, Aibar o Cáseda, “algunos muy fieles”, realizan aportes importantes dos fincas comunales de Baratiñones de Sangüesa. Dos parcelas cedidas por el ayuntamiento a dos grupos de 6 jóvenes y 12 mayores (los autodenominados ‘hortelanos valientes’). Estos donan toda la producción cultivada a la iniciativa. Algunos años, asimismo, La Caixa aportó cantidades económicas vinculadas a lo recogido para ANECS, Asociación de niños enfermos de la comarca de Sangüesa.
GENTE VOLCADA CON EL PROYECTO
“Hemos cubierto ya diez campañas de recogida. Lo cierto es que aquí, en Sangüesa y la zona, la gente se ha volcado con la iniciativa”, valora agradecido Eneko Ojer.
Este año se han recogido 10.354 kilos de producto, el tercer dato más importante de la serie histórica. Destacan las calabazas (3.567 kilos), tomates (2.057) y calabacines (1.986). “Ha sido un año potente, a pesar de la sequía”. Como curiosidad, se recibió una gran calabaza de la huerta del instituto Iturrama de Pamplona.
Son alrededor de 200 los voluntarios que dan vida a este proyecto, entre donantes de hortalizas y participantes en la recogida de cada jueves. Aquí, con alrededor de 60 personas, “una cifra que crece cada año”, destaca la participación de usuarios de Anfas. “El día que vienen es toda una fiesta”.
“No sabíamos que íbamos a durar tanto, ni sabemos hasta cuando estaremos aquí. Al menos mientras la gente apoye, porque esto se hace en equipo, y mientras seamos necesarios porque se pase hambre”, dice Ojer. Y añade que para el año que viene les encantaría donar producto fresco a la residencia de mayores de Sangüesa.
“Es un proyecto redondo desde todos los puntos de vista. Por evitar que se desperdicie comida, por fomentar el voluntariado, por su aspecto solidario, por vincular a personas con discapacidad...”. Idoia Urzainqui Beorlegui es la gerente de Fundación Xilema. Una de las dos instituciones sociales que recibe los excedentes procedentes de las Huertas Solidarias de Sangüesa. En su caso, lo destinan tanto a su empresa de catering centrada en la inserción laboral de personas en situación de vulnerabilidad (unos 20 empleos) como al consumo propio de personas en situación personal complicada que atienden o que han pasado por sus recursos. “Es un producto fresco, sano, de calidad y de kilómetro cero”, valora.
Desde el comedor social París 365, el coordinador de alimentos, Luis Miguel Castro Moraza, se muestra “agradecido con todo lo aportado estos diez años desde Sangüesa”. Una parte se destina al propio comedor, donde se da sustento a unas 70 personas al día (con comida y cena), y otra a las cestas con alimentos que se entregan a familias con necesidad (70 a la semana). “Según vamos recibiendo estos alimentos frescos, vamos ajustando a qué fin se aportan. Unas veces llegan muchas lechugas, otras muchos calabacines... Hay que dosificar. Aún tenemos en la despensa alguna calabaza de las recibidas este verano”, indica. El aporte alimentario desde Sangüesa, en verano, se suma aquí a otros que reciben de otras “huertas amigas”, también en invierno.
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La historia empezó en un huerto. En un productivo terreno de Sangüesa donde, al ser imposible dar salida a tanto tomate, se tiraba parte de la producción a compostar. “Mientras, en la radio, se hablaba de las colas del hambre por la crisis económica.
Diario de Navarra
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