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Paseo y pincho

La antigua bolera de la calle Tajonar es ahora una cantina mexicana

La antigua bolera de la calle Tajonar es ahora el Santa Chula, de comida mexicana, billares y fútbol. Convive con bares de barrio como el Bardenas, donde Rosi Gil hace a diario potajes que aprendió de su madre Tomasa

El Santa Chula, la antigua bolera de la calle Tajonar, es ahora un bar con billares, futbolines y ambiente de cantina mexicana

Aunque algunos lo consideren como una parte de la Milagrosa de Pamplona, el barrio de Santa María la Real tiene identidad propia. Nació en 1964 como cooperativa de viviendas. Juan Bautista Flores construyó sus 860 pisos y sus calles con nombres de montes navarros. Y como no podía ser de otra manera, entre sus bajos comerciales surgieron varios bares de barrio. El Atalaya, el Nitcheroy y el Bardenas son testigos de la intrahistoria de sus gentes. Y como barrio de contrastes, con el paso del tiempo surgieron proyectos más ambiciosos, como la sidrería Kalean Gora con sus auténticas kupelas, o La Bolera, reconvertida ahora en Santa Chula, restaurante mexicano con zona de billares y futbolines.

Los más veteranos del barrio recuerdan con cariño los guisos de Tomasa Baztanzuri, que hace más de medio siglo cogió el bar Bardenas, en la calle del mismo nombre. Su hija Rosi Gil aprendió entre pucheros los secretos de la cocina tradicional. “Todos los días hay potaje en el menú”, afirma. También manitas de cerdo, rabo, carrilleras... Aunque Rosi no tiene fecha de jubilación, el bar Bardenas ya tiene relevo generacional, su sobrino Eneko Gil. Rosi relata cómo ha evolucionado lo que fue un barrio de familias jóvenes. “Cuando empezaron a hacer la universidad tuvimos mucho trabajo de obreros y gremios. Luego vinieron los estudiantes y profesores. Cuando empezaron a construir Lezkairu volvieron los obreros. Los días de fútbol en el Sadar también se trabaja muy bien”, resume esta cocinera. El bar luce una gran foto de las Bardenas y una histórica foto de los Sanfermines hecha por Inge Morath. “El del medio es Zelaia, suegro de mi hermana”, comenta.

Eneko Gil, en la barra del bar Bardenas, en la calle Bardenas pedro gomez

Otro clásico del barrio es el Mitcheroy, que lo fundó un hostelero que vivió en Brasil. Una de sus ciudades, Niterói, de playas paradisiacas, le inspiró el nombre. Desde 1993 lo lleva Arturo Suárez, colombiano que vive en el barrio y lleva 35 años dedicado a la hostelería. Por eso ha puesto una foto de la zona cafetera de su país. “Este es un bar sencillo, donde yo me encargo de la cocina y de todo. Los fritos caseros y empanadas son mi especialidad. Tengo un buen café. No es 100% Colombia porque tendría que subir mucho el precio”, explica.

El bar Atalaya, en la calle Tajonar, también está desde los inicios del barrio. Aquí se fundó en 1979 la peña San Fermín al ser punto de encuentro de la juventud de la zona. Desde 2019 lo regenta Isabel Huarte y su marido, Juan Alberto. “Por las mañanas no paramos de servir fritos y bocadillos para trabajadores de la zona. Los fines de semana vienen grupos a comer y cenar. También hacemos asados por encargo”, comentan.

Con sus cinco pantallas gigantes, Santa Chula ha sido estos días punto de encuentro de aficionados al fútbol. “Ponemos en directo los partidos del mundial. Han sido días de gran ambiente”, señala Jorge Pérez, que regenta junto a sus hijos este gran establecimiento de la calle Tajonar. Fue la primera bolera de Pamplona y la segunda de Navarra. Ocho pistas donde pasar la tarde. Dos décadas después, el concepto sigue siendo el mismo, pero los bolos se han sustituido por billares, futbolines y dardos. “Las máquinas eran un poco antiguas y el boom de la bolera ya se ha pasado”, explica Jorge Pérez. 

Esta familia de Bolivia lleva 20 años en Pamplona. Hace 9 años tomó las riendas de este local de 1.160 metros cuadrados. Seis miembros de la familia trabajan actualmente en el local. En Bolivia ya tuvieron durante unos años un local bastante amplio. “En Pamplona nos pusimos a buscar algo parecido y encontramos La Bolera, que entonces estaba un poco apagada”, señala Pérez. Le llamaron Eat’N Bucket. Al ser tan grande, han creado diferentes ambientes y a la entrada tienen una zona donde se permite el acceso de perros. “Les ponemos su cuenquito de agua”, añade. Los estudiantes de la Universidad Pública de Navarra son sus principales clientes. 

Hace seis meses le cambiaron de nombre, Santa Chula. “Al principio dábamos hamburguesas, pero la gente nos demandaba comida mexicana, nachos, enchiladas, tacos... así que decidimos cambiarle de nombre. También hacemos agua de tamarindo, agua de Jaimaica y coctelería”, explica Jorge. El responsable de la cocina es su hijo Kevin, que hizo un master en gestión de innovación de restaurantes en el Basque Culinary Center

El año pasado, Kevin Pérez abrió el Zelaik Gastrobar en San Juan y en los Edificios Inteligentes. “Era un proyecto ambicioso de platos saludables, pero fue complicado completar la plantilla y cerramos”, explica. Pero no ha abandonado el proyecto. Una parte del Santa Chula la han acondicionado como restaurante, con entrada independiente, decoración menos informal y con el nombre de Zelaik. “No tenemos fecha de apertura. Faltan algunos detalles”, señala.

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