Ceniza que se hace jabón en Burlada
Las abuelas de Miguel Torres limpiaban la ropa con ceniza. Tres décadas después él ha creado su marca de detergente elaborado a partir de ceniza de biomasa de bosques navarros
- Pilar Fernández Larrea
La historia de esta página transcurre en Burlada, pero llevaba años macerando y quizá despertó con los relatos sabios de Vicenta Aristu y Pilar Cipriáin a su nieto Miguel. Él era entonces un niño despreocupado por la lavadora, pero escuchaba con los ojos bien abiertos cuando ellas le contaban que en su infancia lavaban la ropa con ceniza; en Ezkaba una, en Acín, Huesca, la otra. Miguel Torres Bescós, 38 años, siempre caminó con la inquietud de horadar una vida que no riñera con el medio ambiente y de “aportar algo positivo a la sociedad”. En el trasiego lento de la pandemia, semanas entre cuatro paredes, emergieron las palabras de Pilar y Vicenta. Han sido dos años de fórmulas y pruebas hasta que Miguel tiene su propia marca de jabones elaborados a partir de ceniza de biomasa.
Miguel estudió Mecanizado y comenzó a trabajar como ajustador en mantenimiento en una filial de automoción. Una vida como tantas con un sueldo, unos turnos y un buen ambiente. En su tiempo libre siguió descifrando etiquetas de cualquier producto, detenido frente a las estanterías de las tiendas en busca de productos naturales, igual que hacía su madre; enredando en mil fórmulas químicas, elaboraba pasta dentífrica o champú en casa. “Y cuidaba la alimentación, pero busqué qué más podía hacer, tantas cosas que se tiran como residuo tienen muchos usos: los posos de café, la ceniza... Navarra tiene bosque, biomasa, fui a las empresas, toqué muchas puertas; ellos están encantados porque se reutiliza un resto que desechan. Y para mí era importante que fuera algo natural y de aquí”, incide. La ceniza se mezcla con agua y se obtienen sales de potasio que alcalinizan, desinfectan. Se añaden otros productos para mejorar la limpieza, no más de media docena: ácido cítrico que equilibra los PH y alguna esencia o tensoactivo... según las tres versiones: un lavavajillas, un detergente para la ropa y un multiusos. En función de la madera utilizada: haya, pino... el color de la ceniza varía y por tanto el del producto. Lo probó con familia y amigos y creó su sello: Navarwash. La tediosa burocracia aún no permite que pueda vender desde su web o en tiendas, solo entre amigos o en algunas ferias. Tampoco su intención es levantar una gran empresa ni hacerse rico; es colmar una inquietud. “La vida es corta y si no pruebas...cuando salimos del confinamiento estaba muy motivado”, explica junto a la chimenea modernista del palacete Uranga de Burlada, un buen refugio climático en el estío impaciente de la primavera que quiere acabar a lo grande.
Miguel ocupó la bajera de sus padres con bidones de ceniza que le ceden las empresas y con todos los útiles para crear jabones. “Aprovecho el invierno para recoger porque en primavera y verano apenas se genera en la industria de la madera”, avanza que ahora ya tiene un local, un antiguo taller mecánico, y poco a poco lo acondiciona, dispuesto también a colaborar con otras entidades y a impulsar la economía circular en Navarra. Casi susurra lo que dice, como quien llama despacio a la puerta, sin querer molestar.
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