El borrón de Alberola Rojas

El Atlético llegó a Pamplona en medio de un debate nacional. La eliminación de la Copa del Rey a manos del Real Madrid hizo estallar a la entidad. El viernes su consejero delegado dio un golpe sobre la mesa, un puñetazo en forma de comunicado sin medias tintas. El directivose mostró en contra del “sistema” y realizó una reflexión sobre la “presión” que ejerce la entidad presidida por Florentino Pérez sobre el estamento arbitral. El máximo accionista de la entidad colchonera cargó de forma dura contra el arbitraje de Soto Grado, pero apuntó también a otros sectores como la prensa: “Crear tal presión es normal que afecte a los que deben tomar decisiones”. El propio Simeone también se posicionó: “Él expresó lo que muchos se callan".

En ese clima enrarecido los focos se ponían ahora sobre el colegiado Alberola Rojas, que regresaba a El Sadar tras superar sus problemas cardiovasculares. Un árbitro de 31 años nacido en Ciudad Real, que suma su sexta temporada en la élite. Desde el primer momento dejó jugar y así se lo hizo saber a los futbolistas. Impuso su criterio a base de personalidad y siendo autoritario. De hecho, la única amonestación del partido fue a Darko Brasanac en el minuto 70 “por derribar a un contrario”. El Atlético estaba muy cerca de anotar el único gol y, a partir de ese momento, las pulsaciones subieron en El Sadar.

Osasuna fue con todo, sin miedo, en busca del empate. Hubo más fricciones y jugadas polémicas. Los rojillos trataban de dar velocidad al juego, mientras el rival jugaba con el tiempo a su favor. El meta Oblak arañaba cada segundo que podía -y le dejaban- en cada saque de puerta. Se realizaron los diez cambios disponibles -cinco por cada equipo- y el partido encaraba su recta final con ventaja mínima en el marcador y una grada que quería dar el último aliento a su equipo.

SHOW EN LOS BANQUILLOS

Por el camino, Alberola Rojas ya se había olvidado de una clamorosa falta de Reinildo sobre Moi Gómez en el balcón del área. El defensor se lanzó al suelo y barrió de forma contundente al centrocampista de Osasuna, que se desesperó desde el suelo. Una entrada de amarilla, que quedó sin sanción. El 0-0 todavía campeaba en el marcador.

También pasó por alto el show de Koke. Cuando fue sustituido se marchó andando hacia la posición de Oblak para darle el brazalete de capitán. El árbitro le señaló que abandonara el césped por la otra banda, pero el centrocampista caminó para salir por la zona de banquillos. El otro día Moi Gómez recibió amarilla por no salir por la banda cercana.

Pero el momento más álgido estaba a punto de llegar. El cuarto árbitro, Sergio Escriche Guzmán, enseñó el cartelón del tiempo reglamentario. Para sorpresa apenas se dieron tres minutos. Jagoba Arrasate no se lo podía creer. Con diez sustituciones, las pérdidas de Oblak y el gol del Atlético la cifra se quedó realmente corta. Entonces empezó el juego en la zona de banquillos. El Cholo acaparó todo el protagonismo. Empezó a saltar y hacer aspavientos con las manos. El banquillo navarro entró en ebullición con un Arrasate que no podía parar y buscaba una explicación. Fueron momentos tensos, que no pasaron a mayores, pero acabaron por torcer de forma total el buen arbitraje inicial del toledano.

Impotencia final en el osasunismo que se fue con una sensación de que el comunicado de Gil Marín contra el estamento arbitral había tenido su efecto en forma de favor. El dicho español se escuchó en los pasillos de El Sadar.

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