‘Escape room’ en El Sadar
Un desajuste defensivo de Osasuna libera a un Atlético que no fue mejor
- Fernando Ciordia
Al Atlético de Madrid se le puede tildar sin discusión de bestia negra de Osasuna. Los números lo dicen con una claridad absoluta. 27 puntos de los últimos 27 en los enfrentamientos. No hay duda de que por algo será. También se le podrá ensalzar con esa curiosa mística que sus satélites llaman el cholismo cuando ha resuelto un partido por la mínima con la portería infranqueable, después de preocuparse más de defender que de atacar. Valdrá para algunos eso de la vuelta a los orígenes en una demostración de esos cimientos que llevaron a ser campeón y alcanzar las finales de Europa. Puede valer todo eso, sí, pero lo que ocurrió este domingo en El Sadar dicta a modo de lectura que la distancia entre los dos no es tan amplia como lo dicen sus presupuestos, sus figuras o su historia.
Qué sería del fútbol sin errores. Un desajuste defensivo en el minuto 73 fue el tesoro con el que se encontró el Atleti en Pamplona, donde se le había atragantado la tarde. Se liberó a la carrera como si estuviera metido en un escape room. Decidió Saúl para aprovechar lo bien que sabe hacer este equipo, sacar petróleo del error ajeno, y sin olvidar las paradas de Oblak que truncaron el premio de puntuar. Sería el broche a una excelente primera vuelta, con la dificultad añadida de digerir la resaca física y emocional de la Copa para una plantilla no habituada a este ecosistema. Merecimientos los hubo.
PERSONALIDAD SIN ESPACIOS
Osasuna le quiso jugar sin complejos. Pesaban los antecedentes entre Arrasate y Simeone en partidos cortados por un patrón, aquellos donde los colchoneros se imponían en la batalla de la intensidad y exhibían su demoledora pegada en el área. Este paisaje desigual no apareció entre dos propuestas diferenciadas sin que nadie derribara la organización rival.
Bajo este contexto de contención no hubo ocasiones, sí expresión de estilos. Uno quiso, otro contempló. El de Osasuna optó alejarse de los balones en largo. No es que sea noticia desterrar un clásico viendo cómo se juega con Jagoba de un tiempo a esta parte, pero tiene su mérito ejercer contra un grande esa intención de elaborar con movilidad y dinamismo.
Pablo Ibáñez se estrenaba como titular en casa y trazó una actuación interesante. Por su lectura en la colocación para asaltar en las recuperaciones y por dar buena continuidad al juego en una posición que en Primera extraña sus riesgos. Hace unos meses jugaba en la cuarta categoría, lo mismo que Diego Moreno, que volvía a mostrarse como ese lateral completo que es. Se incorpora y tiene rigor defensivo. La llegada de ambos se ha producido de forma natural y de ello se nutre el equipo ahora que la temporada se está atropellando de competiciones. Jugaron contra un adversario de Champions como si nada, con un poso que les permite rendir con sus cualidades. Al otro recién llegado del vivero, Aimar Oroz le tocó estar en el banquillo por sus problemas en el tobillo.
El caso es que aunque Osasuna no apretó con fuego a Oblak, sí que expuso argumentos interesantes siempre desde un espíritu coral. El Atlético se dedicó a esperar el fallo navarro. Su propuesta en la primera parte no fue atractiva. Abde quiso afilar la banda izquierda. Llegó a cabalgar casi de área a área dejando atrás rivales.
Moi Gómez trataba de poner criterio dentro de una estructura bien plantada que buscaba sus espacios. Se nota la confianza que ha ganado este equipo con el balón para jugarle así a un grande, una especie de prueba del algodón. El balance defensivo acompañaba. Salvo por la aparición por dentro de Griezmann, el Atlético estaba más bien estático y parsimonioso con la pelota. Un cabezazo alto de Giménez fue la mejor aproximación. Osasuna era un hueso.
MOI TIENE LA MÁS CLARA
El partido adquirió otro panorama tras el intermedio. Se abrió con el consiguiente peligro. El Atlético había salido con otro aire. La cabeza rosa de Griezmann era demasiado visible. El francés probó primero a Aitor, que atrapó en dos tiempos, y después intentó una volea que se le fue alta.
No le entró el miedo a Osasuna ni mucho menos. Entendieron los rojillos que ese avance colchonero dejaría sus fugas en defensa. Llegaron las mejores oportunidades en un Sadar que presentaba una magnífica entrada y que examinaba garganta pocos días después de la memorable noche copera contra el Sevilla.
El Chimy, este domingo de 9, cabeceó por encima del larguero al cazar por alto un centro templado de Diego Moreno. Era el minuto 55 y siete después, era Moi Gómez quien estrellaba la pelota en Oblak. El alicantino había recibido de Abde dispuesto a disparar a quemarropa de cerca. Fue la mejor ocasión.
El duelo entró en ese camino emocionante de la ida y vuelta. Arrasate había metido de golpe a Moncayola, Darko y Budimir. Una giro de rosca para avivar la intensidad. El de Garínoain probó el lanzamiento exterior en dos ocasiones. Había que terminar las jugadas y más con un Atlético que siempre amortiza el error rival.
El Sadar entraba en ebullición para meter presión. Diego Moreno, espléndido, era el siguiente en disparar a Oblak. Lo hizo con la zurda y tras pegar la pelota en la defensa, el meta colchonero metió la manopla. El Atlético cambió la temperatura del agua de la ducha de golpe. Especialista en resistir y maximizar sus ataques, una pelota en largo de De Paul tomó el vuelo envenenado por un hueco que había concedido la defensa. Saúl destrozaba a Osasuna con su carrera desde atrás y batía con comodidad a Aitor. El golpe hacía daño después de haber tenido el partido en la mano.¿Quién no se acordó del día del Barcelona?
Con un cuarto de hora por delante, Osasuna lo intentó a la desesperada con más corazón que otra cosa. El cancerbero rojillo mantuvo la esperanza del marcador. Griezmann mandó la pelota a su cara con un toque por encima. Era un mano a mano tras una de las escasas acciones brillantes de un Atlético mejorado. Después Giménez ganó el salto para poner a prueba los reflejos. El 0-2 se resistía. Morata montó el contragolpe y cedió a Carrasco para empujar, gol que evitó Moncayola en un gran repliegue cuando ya estaba ocupando la plaza de lateral.
Salvado el match-ball, a Osasuna le quedaba agotar el último empujón. Budimir y Kike García, dos tanques, aguardaban remates. Era una misión imposible con la muralla con la que cerró el partido el Cholo, aunque hubo un resquicio de emoción que aceleró el pulso en la grada. Una bonita incursión del croata hasta línea de fondo sembró el peligro, al que siguió después un lanzamiento de Moncayola que sacó nuevamente un seguro Oblak. No era la tarde. No hay manera con el Atleti, que acabó con su tropa incrustada en el área. Las cosas del cholismo.
Osasuna: Aitor Fernández; Diego Moreno, Aridane, David García, Manu Sánchez; Torró; Rubén García (Darko, m.59, Pablo Ibáñez (Moncayola, m.59), Moi Gómez, Abde (Kike Barja, m.77); y Chimy Ávila (Budimir, m.59).
Atlético de Madrid: Oblak; Molina, Giménez, Hermoso, Reinildo; Barrios (Saúl, m.64), De Paul (Kondogbia, m.86), Koke (Witsel, m.86), Lemar (Carrasco, m.45); Correa (Morata, m.64)y Griezmann.
Goles: 0-1 (m.73): Saúl.
Árbitro: Alberola Rojas, del comité castellano-manchego. Amonestó por parte de Osasuna a Darko (m.59).
Incidencias: El Sadar, 20.902 espectadores. Último partido de la primera vuelta.
Pablo Ibáñez se estrena en El Sadar
Era la primera vez que el centrocampista de Mutilva jugaba como titular en el estadio de El Sadar. Lo hizo bien, tanto en las recuperaciones como en su sentido para darle continuidad al juego. Arrasate apostó por un 1-4-1-4-1. Torró de ancla y Chimy en punta.
Sin ocasiones en la primera mitad
Ni Osasuna ni Atlético de Madrid se hicieron daño en los primeros 45 minutos. Los rojillos asumieron la responsabilidad de llevar el mando de las posesiones, aunque carecieron de profundidad para llegar en condiciones al área. El equipo de Simeone, muy estático, no generó nada.
El partido se abre tras el descanso
El Atlético pareció que daba un paso al frente. Griezmann amenazó con dos llegadas. Respondió Osasuna con sus mejores aproximaciones. A saber, un cabezazo del Chimy y un remate a quemarropa de Moi Gómez que sacó Oblak. Un triple cambio de Arrasate había tenido su efecto. Moncayola probaba desde la frontal. También se animaba Diego Moreno, al que de nuevo se le vio otra vez cómodo en el lateral derecho.
El Atlético aprovecha un desajuste rojillo
No estaba siendo mejor el conjunto de Simeone, con muchas dificultades en El Sadar. Pero ya se sabe cómo se las gasta cuando huele el error del adversario. Osasuna se desajustó. De Paul mandó un balón profundo por el espacio que había dejado Aridane y entró un Saíul vertical que se plantó ante Aitor para el 0-1.
Osasuna lo intenta hasta el final
Había sido un duro mazazo. El Atlético celebraba sus mejores minutos en Pamplona. Griezmann falló un mano a mano, Aitor sacó una buena mano a Giménez y Moncayola evitó el gol cantado de Carrasco tras una cabalgada de Morata. Osasuna se había desorganizado pero apuró sus opciones para el empate, con Budimir y Kike en punta. Moncayola tuvo la última.
Al Atlético de Madrid se le puede tildar sin discusión de bestia negra de Osasuna. Los números lo dicen con una claridad absoluta. 27 puntos de los últimos 27 en los enfrentamientos. No hay duda de que por algo será. También se le podrá ensalzar con
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