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¿Desde cuándo tiene Navarra sus fronteras actuales?

Hay una creencia extendida de que, durante los últimos ocho siglos, Navarra ha conservado la silueta que hoy nos resulta reconocible, pero a lo largo de este tiempo se han producido llamativos cambios

Navarra y sus fronteras Alberto Erro

Navarra ocupa en la actualidad una superficie de 10.400 kilómetros cuadrados y sus fronteras suman 757 kilómetros: 163 con Francia, 32 Huesca, 223 con Zaragoza, 149 con La Rioja, 93 con Álava y 97 con Guipúzcoa. Pero no siempre han sido estos sus contornos. ¿Desde cuándo Navarra es Navarra? Hay una creencia extendida de que durante los últimos ocho siglos ha conservado la silueta que hoy nos resulta reconocible, si bien no es del todo cierta, porque a lo largo de este tiempo se han producido llamativos -y poco conocidos- cambios. Vamos a repasarlos:

  • La premisa: con Sancho VII el Fuerte, Navarra adquiere su forma característica

Tradicionalmente, se sitúa el reinado de Sancho VII el Fuerte (1194-1234), el monarca de las Navas de Tolosa que hoy descansa en la Colegiata de Santa María de Roncesvalles, como el momento en el que Navarra adquirió su configuración actual. Sus predecedores, García Ramírez y Sancho el Sabio, habían perdido Logroño y los territorios vizcaínos, respectivamente; y a él le tocaría abandonar los dominios navarros en las actuales Guipúzcoa y Álava. No obstante, este trío de reyes consiguió que Aragón devolviera Carcastillo, Arguedas, Aibar y el valle de Roncal y adquirir los términos de Peña -hoy despoblado-, Javier y Petilla.

Con estos vaivenes, salvo por la lengua de tierra que forman Bernedo, Laguardia y San Vicente de la Sonsierra, los territorios de Ultrapuertos -consolidados a finales del siglo XII- y la disputada posesión de Fitero -asegurada por un arbitraje con Castilla en el siglo XIV-, las fronteras del reino se convirtieron más o menos en las de la actual Comunidad Foral de Navarra.

  • La sentencia de Bayona (1463): Navarra pierde 500 kilómetros cuadrados

Una disputa entre Juan II de Aragón y Enrique IV de Castilla sobre el dominio de las tierras catalanas provocó la mediación del rey Luis XI de Francia. Su decisión se conoció como la "sentencia de Bayona". En virtud de esta, Enrique IV renunciaba a ser el soberano del Principado de Cataluña, a cambio de que Juan II -rey de facto de Navarra tras la guerra civil y la muerte de Carlos de Viana- cediera la merindad de Estella. Esta claúsula no se cumplió en su totalidad, pero el reino de Navarra sí entregó al de Castilla las tierras de Bernedo, Laguardia y San Vicente de la Sonsierra, además de Los Arcos, El Busto, Sansol, Torres del Río y Armañanzas. Estos últimos enclaves no se recuperaron hasta pasados tres siglos, en 1753.

Fronteras del reino de Navarra en el siglo XV Gran Atlas de Navarra

  • La Merindad de Ultrapuertos, abandonada en 1527-30

Tras la anexión a Castilla en 1512, Navarra conservó su estatus de reino y sus fronteras, pero pocos años después sus contornos sufrieron un bocado importante. Aunque una expedición comandada por Hernando de Sandoval, en 1527, obtuvo el juramento de fidelidad a Carlos I de las villas de Ultrapuertos -incluida San Juan de Pie de Puerto-, ese fue el último acto de soberanía del 'César' en aquellas tierras. La fortaleza de San Juan, que había sido peleada y reconquistada en 1517 y 1524, se abandonó definitivamente en 1530. Ni Carlos I ni sus sucesores renunciaron nunca de manera formal a los territorios que les había legado Fernando el Católico, pero lo cierto es que Ultrapuertos en adelante nunca volvió a formar parte de Navarra.

Navarra, tras el abandono de la Merindad de Ultrapuertos Gran Atlas de Navarra

  • El Tratado de Límites de 1786 redefine la frontera norte

La difusa delimitación entre Quinto Real y Alduides, además de la existencia de otras zonas de pasto en disputa, llevaron a la mesa de negociación a diplomáticos españoles y franceses, a finales del siglo XVIII. Ventura Caro y el conde de Ornano encabezaban las legaciones, que negociaron el Tratado de Límites de 1786. No obstante, los cambios acordados fueron menores, ya que la decisión realmente importante fue la de prohibir el tránsito de ganado, causa principal del conflicto. Casi en las mismas fechas (1790) se reajustó también la muga conGuipúzcoa.

  • Fuenterrabía e Irún: nueve años con salida al mar

Navarra ansiaba recuperar una salida al mar que había perdido muchos siglos atrás y el gobierno central, en 1805, aceptó la petición: Fuenterrabía e Irún se incorporaban así a los dominios navarros. Por desgracia, poco después se produjo la invasión napoleónica -que conllevó una nueva reorganización- y la subsiguiente Guerra de la Independencia. En 1814, con el regreso de Fernando VII, se anuló la anexión de los enclaves costeros. No obstante, todavía en 1936 se produjo un intento de incorporación de los dos municipios a Navarra, llegando a reunirse ediles guizpuzcoanos con la Diputación Foral en Pamplona para solicitarlo formalmente.

  • La reorganización napoleónica: San Sebastián por Tudela

Pero si resulta curioso desde la óptica actual que Fuenterrabía e Irún estuvieran en la órbita navarra a principios del siglo XIX, más puede sorprender cómo fue la reorganización impulsada, justo en aquellas mismas fechas, por el gobierno de José Bonaparte. Un Decreto firmado en Sevilla en abril de 1810 y publicado un mes después en la Gaceta de Madrid (antecesor del Boletín Oficial del Estado) dividía el territorio español en 38 Prefecturas. Estas quedaban delimitadas, allí donde era posible, por las fronteras naturales que son los ríos. Así, la Prefectura de Pamplona estiraba sus límites por el noroeste hasta el río Bidasoa y el puerto de Santa Engracia, absorbiendo San Sebastián y los alrededores. A cambio, perdía los territorio al este del río Esca (Isaba, Urzainqui, Roncal) y también los del sur del río Ebro, incluida Tudela. Esta reorganización no llegó a plasmarse en la práctica.

Prefectura de Pamplona (1810) Gran Atlas de Navarra

  • La División Territorial de España de 1833

El Gobierno de España, en tiempos de la regencia de María Cristina de Borbón, se propuso reorganizar las mugas regionales y provinciales de todo el país y encargó el proyecto a Javier de Burgos, secretario del Ministerio de Fomento. La división fue aprobada mediante un decreto el 30 de noviembre de 1833, configurando un mapa muy similar al actual. Y de este modo, aunque Francia todavía llevó a cabo incursiones por el norte e incluso solicitó la venta o arrendamiento de Quinto Real -lo cual fue denegado-, las fronteras de Navarra adquirieron por fin la forma con la que hoy las conocemos.

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