Rutas por Navarra: Pettuberro, viento de brujas
Pettuberro es el único punto de Aezkoa desde donde se ven los nueve términos municipales del valle. Una leyenda asegura que en este lugar se reunían las brujas de la zona.
- Conocer Navarra
(Reportaje publicado en la revista Conocer Navarra nº 39 con fecha junio de 2015. Textos y fotografías de JOSÉ ANTONIO PERALES)
En Hiriberri/Villanueva de Aezkoa, se cuentan varias leyendas de sorgiñas. “Eguna eguna dela, gaba gaba dela, ni eramaten badatela urrikiak izanzkitela” (El día es día y la noche, noche. Si me llevan, pensad que han sido las brujas). Esta creencia, en forma de dicho, solía recitarse en Hiriberri cuando alguien desaparecía sin conocerse el porqué”, señala Puy Ziaurritz, autora de un libro sobre costumbres y creencias de Aezkoa. “Así sucedió en 1700. Una chica de casa Arrese, en Hiriberri, cogió un día el camino de Jaurrieta, se dirigió hacia el Paso Ancho, y nunca más volvió”. En el pueblo decían que había desapareció en la tercera curva del camino que sube a la sierra de Abodi. Quizás la habían matado los lobos, o se la había llevado Gaueko, el espíritu de la noche.
En otros pueblos de Aezkoa (especialmente en Garaioa, Orbara y las dos Abaurreas) se han recogido también leyendas parecidas, de casas encantadas, o de brujas y lamias, que se llevan a niños o a chicas jóvenes. ¿Eran las brujas las causantes de estas desapariciones o quizá lo era el genio de la noche?
Para Ziaurritz, atribuir la desaparición de alguien a las brujas era una forma simple de explicar lo inexplicable, o lo inconveniente. Seguramente, un embarazo no deseado, o la negativa de la hija a un matrimonio pactado por el padre en el mercado de Aribe, pudo motivar la huída algunas de aquellas mujeres. A ello hay que añadir la mentalidad mágica de esta zona pirenaica, cuyos habitantes mantenían aún viejas creencias y prácticas rituales ligadas al culto a la naturaleza.
BRUJOMANÍA
No hay que olvidar que en el valle de Aezkoa tuvieron lugar los primeros episodios de caza de brujas de Navarra. Fue en 1525 (casi un siglo antes del proceso contra las brujas de Zugarramurdi) cuando el licenciado Pedro de la Balanza, miembro del consejo real, realiza en esta zona una expedición punitiva contra las brujas del norte de Navarra, en la que incluye varios pueblos de Aezkoa.
Como consecuencia, varias mujeres del valle, a las que se tenía por hechiceras, fueron quemadas en Auritz–Burguete en aquella fecha.
Medio siglo más tarde, en 1576, consta la intervención de la Inquisición contra seis mujeres de Garaioa, acusadas por un niño de seis años de acudir a los akelarres. En este caso, no hubo hoguera para las brujas. Sin embargo, varias mujeres murieron a causa de los tormentos y vejaciones a que fueron sometidas.
Los episodios de brujomanía se apagaron en siglos posteriores. Pero aquellos sucesos dejaron leyendas asociadas a determinados lugares, considerados mágicos, como la cuevas de Mauletxe, la gruta de Zatoia y el barranco de Potxea. Entre los lugares de Aezkoa, de tradición brujeril, sobresale el monte Pettuberro o Pettiriberro, como se le conoce también en la zona. Según la tradición, aquí solían celebrar sus akelarres las brujas de la comarca.
Visto desde el mirador de Ariztokia (entre Garralda y Aribe), este monte tiene una forma abombada. En cambio, desde Orbara y Orbaitzeta, parece respectivamente un triángulo, o una medialuna. Son perfiles cambiantes de una montaña que aparece con frecuencia rodeada de niebla y de misterio. Su cara noroeste se alza unos 400 metros sobre el valle abierto por el río Irati, y está cubierta de un espeso bosque de roble peludo incluido en la reserva natural de Tristuibartea.
Cerca de aquí, en un monte cercano, se encuentra la cueva de Aizpea, donde aparecieron restos humanos de 8.000 años de antigüedad.
En realidad, Pettuberro domina los montes de Aezkoa no por su altitud (1.096 metros) sino por su ubicación estratégica. A la derecha del mismo se encuentran los pueblos de Hiriberri-Villanueva, Garaioa, Abaurrea Alta y Abaurrea Baja; y a su izquierda, los de Aria, Orbara y Orbaitzeta. Por último, a los pies de Pettuberro, en la cara sur del monte se levanta el pueblo de Aribe, encrucijada y capital del municipio.
BALCÓN DEL VALLE
El monte Pettuberro es un tótem, un hito visual que marca el centro del valle. Su cumbre es también un espléndido mirador, desde el que se ven los nueve términos municipales de Aezkoa.
Algunas abuelas y abuelos de Hiriberri explican cómo las sorgiñas hacían akelarres en lo alto de este monte. “Allí se reunían todas las brujas de los alrededores y hacían una fiesta, donde cantaban, bailaban y hacían una hoguera”, apuntan varios testimonios. Según dice Ziaurritz, “resulta poco probable que se celebraran fiestas en la cumbre porque los vientos hacen allí más incómoda la estancia. Más probablemente, las juntas –si las hubo– se celebrarían bien en la discreta cara norte, perteneciente a Hiriberri, o en la cara sur, que resulta más abrigada y confortable”. Además, es aquí donde se encuentra la ermita de San Joaquín, rodeada de vegetación. Si tenemos en cuenta la costumbre medieval de cristianizar los lugares mágicos, sujetos a cultos paganos, podemos suponer que la ladera de Pettuberro pudo ser también escenario de antiguos ritos.
Más allá de leyendas o de hipótesis de difícil confirmación, llama la atención el espectáculo que la naturaleza ofrece en este balcón de brujas.
CASCADAS DE NIEBLA
Aquí arriba se dejan sentir los cinco vientos del Pirineo. Por el noroeste, a la izquierda de Berrendi, sopla Iparbeltz (viento negro). Así llaman en la zona al viento del noroeste que empuja las nieblas y las precipita por la peña Berrendi. Más a la derecha (noreste), procedente del centro de Europa, aúlla Aitzegorria (viento rojo), que suele bajar las temperaturas muchos grados bajo cero. Por el sureste (procedente del robledal de Betelu), sopla el revoltoso Gaztala (castellano), y por Garralda, el Ziarraize (viento de lado), que trae a veces aromas del Cantábrico. “La famosa nevada del 45, que duró dos meses enteros, entró de aquí”, añade Puy Ziaurritz. “Luego, se despertó el viento sur (Haizegoa) y en cuatro días disolvió los dos metros de nieve acumulada en los tejados”.
Aparte de los vientos, otro de los fenómenos meteoreológicos más chocantes es el de las cascadas de niebla que bajan de Berrendi. Este efecto se produce solo algunos días de primavera o de verano. Como puede verse en la foto tomada en uno de esos días mágicos, las nieblas blancas se precipitan por el cortado, y adquieren un aspecto líquido, envolvente, como los tentáculos de un gigante. Cuando se produce este fenómeno, hay quien piensa que las brujas andan sueltas, o que están haciendo de las suyas en el balcón de Pettuberro.
EL CAMINO DE LAS BRUJAS
Así se llama el sendero local (NA-55A) que invita a subir la cara norte del monte Pettuberro. El punto de inicio se encuentra en el pueblo de Hiriberri–Villanueva de Aezkoa, a una altitud de 919 m. Hay que tomar la salida por la pista que conduce a Berrendi y, en la primera encrucijada, seguir por un camino ancho entre praderas. Posteriormente, se abandona el camino y se coge otro más estrecho de saca de madera, que se adentra en el bosque.
Estamos en los límites de la reserva natural de Tristuibartea o Ariztibarrena (literalmente, “dentro del robledal”). Este espacio natural de 55 hectáreas de extensión alberga uno de los mejores robledales de la zona. En este singular y frágil ecosistema, podemos encontrar al lirón gris, al mosquitero papialbo o al trepador azul. Con todo, lo más destacado por los naturalistas es el bosque casi virgen de roble peludo (querqus humilis).
La senda no se adentra en el robledal, sino que lo deja a un lado, para ascender por un hayedo. Primero vemos una pequeña carbonera, construida recientemente, después ascendemos hacia la derecha, por un sendero pedregoso, cada vez más pronunciado, y llegamos finalmente a la cumbre alargada de Pettuberro, donde alcanzamos los 1.096 metros de altitud. El premio son las vistas de este balcón de brujas, azotado con frecuencia por los vientos del Pirineo. Se puede volver por el mismo camino. Contabilizando ida y vuelta, son cuatro kilómetros de caminata, con un desnivel de 300 metros.
HIRIBERRI, VIVIR A CASI MIL METROS
Para llegar a Hiriberri (Villanueva de Aezkoa), hay que tomar un desvío de tres kilómetros que parte de Aribe y asciende por una carretera estrecha que serpentea hasta llegar a este rincón del valle de Aezkoa. Las casas de este pueblo, situado a 925 metros de altitud, tienen cubiertas inclinadas para favorecer el desalojo del agua y la nieve. En el casco urbano, destacan la iglesia gótica de San Salvador (siglo XIV) y algunos edificios nobles, como casa Arrese, con su imponente fachada de piedra. Pueden verse también varios hórreos pirenaicos. El mejor conservado es el de casa Erreka.
LA ERMITA DE SAN JOAQUÍN
El monte Pettuberro está incluido en los términos municipales de Hiriberri y de Aribe. A este último municipio, pertenece la cara sur del monte, donde se halla la ermita de San Joaquín.
Antiguamente, en el primero de mayo, llegaban aquí en romería vecinos de los nueve pueblos del valle.
“De cada uno de ellos, venía un depositario que llevaba la merienda para todos y también un odre grande de vino”, relata un vecino.
En el año 1794, en plena guerra de la Convención, la ermita quedó seriamente dañada. Tres años después, se habilitó para las misas y procesiones y, finalmente, se reconstruyó y amplió en 1831, momento en el que se adosó la casa del ermitaño. Tras unos años de suspensión, la romería ha vuelto a celebrarse, aunque modificándose la fecha. Hoy, se festeja el tercer fin de semana de mayo.
ARIBE, CENTRO DEL VALLE
Aribe, capital de Aezkoa, creció a orillas del Irati, en la falda sur de Pettuberro. Su viejo puente de piedra, restaurado hace unos pocos años, es un símbolo del municipio. Antes de construirse el nuevo puente de hormigón, los aezkoanos de estos pueblos atravesaban por el antiguo viaducto con el ganado, o se daban cita, junto al mismo, en el mercado quincenal que tenía lugar en la orilla del río. El mercado se perdió en los años 70. Hoy, se puede pasear por el puente viejo y contemplar desde aquí el núcleo de Aribe, con sus casas blancas y tejados rojizos.
<div class="destacado_100">GUÍA PRÁCTICA, PARA NO PERDERSE</div>
- Cómo llegar: Pettuberro se encuentra entre Aribe e Hiriberri (Villanueva de Aezkoa), a unos 55 kms de Pamplona. Desde Iruña/Pamplona se puede ir por Aoiz (NA-172), o por Zubiri y Espinal (N-135). En este último caso, hay que coger luego la carretera N-140 por Garralda hasta Aribe e Hiriberri.
- Qué hacer: Hay un sendero balizado que parte de Hiriberri-Villanueva de Aezkoa, y sigue por la pista de Berrendi hasta el mirador de las brujas. El ascenso se efectúa por la cara norte de Pettuberro. El primer tramo discurre por un camino entre praderas, que luego se adentra en el bosque. Primero pasamos por el límite de la Reserva Natural de Tristuibartea o Ariztibarrena, y luego ascendemos por una senda rodeada de hayas, hasta llegar a un tramo de calizas, que nos lleva hasta la cumbre de Pettuberro. El recorrido es de unos dos kilómetros (cuatro, ida y vuelta). Este y otros recorridos por el entorno, como el ascenso a la peña de Berrendi, pueden consultarse en: www.aribe.es
- Dónde comer y dormir: En Hiriberri-Villanueva de Aezkoa hay dos restaurantes: Berrendi (948 764 031) y Alaitze (948 764 393). También se puede comer en el Hotel de Aribe (948 764 465). Consultar otras opciones en www.aezkoa.net
- Para saber más: Puy Ziaurritz Jaso (2008): Aezkoa eta aetzak, Gobierno de Navarra: Euskarabide/Instituto Navarro del Vascuence. www.fonoteka.com/es/colecciones/1093/6842
(Reportaje publicado en la revista Conocer Navarra nº 39 con fecha junio de 2015. Textos y fotografías de JOSÉ ANTONIO PERALES)
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