Otoño en Navarra con niños: 4 lugares para disfrutar
Los paisajes de la comunidad foral se visten de gala con la llegada de esta estación
- Sara Sánchez
- DN Contenidos
Una auténtica explosión de colores, así es el otoño en Navarra. Las masas del bosque se pintan de los tonos ocres, amarillos y rojizos de los árboles caducifolios, entre los que contrastan las pinceladas de verde intenso de las coníferas. Para los más pequeños, caminar sobre las hojas caídas, buscar tesoros en el suelo o disfrutar de los cursos de agua que resurgen con fuerza tras el seco verano, son experiencias inolvidables.
Te proponemos cuatro ideas diferentes para disfrutar con los más pequeños del otoño: un área natural recreativa, un bosque donde buscar castañas, un museo en medio de un monte y una ruta para amantes de la bici.
Escondidos entre las localidades de Beintza Labaien y Urrotz, encontramos este rincón lleno de encanto. Dos embalses unidos entre sí y rodeados de un impresionante hayedo y bonitas cumbres en el horizonte.
Dos son las razones principales por las que este es un sitio ideal para ir en familia. En primer lugar, porque es un Área Natural Recreativa, lo que hace que disponga de servicios que van a facilitar disfrutar del entorno con comodidad: zona amplia de aparcamiento, caseta de información, baño, mesas y barbacoas para poder descansar y disfrutar de una comida, etc. En segundo lugar, porque nos ofrece posibilidades de senderismo de diferentes niveles, que nos permiten adaptar la caminata a las edades de los más pequeños.
Las dos rutas más sencillas pueden hacerse sin problema con niños de corta edad. Se trata del sendero adaptado (podrás incluso hacerlo con una silleta infantil) que en escasos dos kilómetros da la vuelta al embalse inferior. Si quieres caminar un poquito más, también puedes hacer el sendero interpretativo, que se prolonga por tres kilómetros y medio dando la vuelta a ambos embalses.
En el artículo 'Sendero de Leurtza, entre hayas y robles por el Pirineo', podrás completar la información sobre este bello rincón de nuestra geografía.
Buscar castañas es una de las actividades más divertidas que pueden hacer los niños en otoño. Una búsqueda del tesoro que tiene, además, un final dulce y feliz en los hornos o cazuelas de casa.
Uno de los lugares más bonitos para disfrutar de esta actividad son los bosques de Quinto Real. Tras superar la localidad de Eugi, se asciende por el puerto de Artesiaga donde existen varias zonas con castaños. La presencia de coches aparcados nos da pistas de dónde se encuentran.
Una de las más habituales parte de una zona con merenderos fácilmente identificable. El día se puede completar visitando los restos de la fábrica de armas (en el mismo puerto) o en la propia localidad de Eugi, donde hay pistas deportivas, zonas de juegos y bares-restaurantes donde disfrutar de un momento de ocio.
Leitza es una de las localidades con más personalidad de Navarra, con sus grandes caserones de piedra, la plaza del ayuntamiento con su frontón o la rotunda iglesia de San Miguel. Además, es el pueblo de los talos, esa deliciosa torta de maíz que se degusta acompañada de alimentos dulces y salados. Pero este otoño queremos invitarte a que te acerques a Leitza a descubrir uno de los museos más originales de Navarra: Peru-Harri. Un espacio dedicado a la piedra a escasos dos kilómetros del casco urbano de Leitza.
Se trata de un espacio creado por el famoso deportista de deporte rural vasco Iñaki Perurena. En pleno monte, los visitantes pueden disfrutar tanto de las diferentes esculturas -con la piedra como protagonista- que decoran el espacio exterior como del interior del propio caserío, convertido en un museo. En él, no solo se puede conocer la vinculación del autor con la piedra y el herri-kirolak. La mitología y el arte también se dan la mano en este espacio único.
Si tus niños ya se manejan con la bicicleta, hacer un tramo de algunas de las vías verdes con las que cuenta Navarra es una gran idea para disfrutar de los paisajes otoñales de nuestra tierra. En este caso te proponemos hacer el recorrido que, desde la localidad de Lekunberri, lleva hasta la cascada de Ixkier. Para ello, transitaremos sobre la vía verde del Plazaola, el antiguo tren minero que unía Pamplona con San Sebastián. Esto hace que el desnivel sea siempre bastante suave y accesible para los más pequeños.
El suelo está bastante bien acondicionado, aunque hay zonas más naturales que requieren un poquito de pericia por parte de los pequeños ciclistas.
La mayor parte del recorrido transita junto a las orillas del río Larraun, dejándonos algunas estampas muy bellas en las que merece la pena hacer una parada y disfrutar del paisaje. El premio final, la cascada de Ixkier, perfectamente acondicionada para poder baja hasta sus aguas. En la pared de la izquierda, podemos ver los restos de antiguo molino alimentado por este río.
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