Padilla: “Esta profesión se blinda con mucha verdad y el tributo llega hasta la muerte”
Juan José Padilla, que se despide de Pamplona el viernes, se recupera de la espectacular cornada del sábado en Arévalo
- Pablo García-Mancha
En el estado de ‘Whatsapp’ de Juan José Padilla aparece una imagen del diestro jerezano con el desaparecido Iván Fandiño en el patio de caballos del coso ecuatoriano de Riobamba: “Llevo a Iván no sólo en el teléfono, lo tengo en mi corazón siempre, cada día. Esa foto nos la hicimos allí, salimos a hombros y en el aeropuerto nos despedimos hasta la siguiente corrida. Unos días después yo toreaba en Santarem (Portugal) y me enteré de la noticia de su muerte. Sentí toda la crudeza y la dureza del toreo. El pago que facturamos los toreros es muy alto y por eso no tengo nada más que palabras de agradecimiento a mi profesión y reconocer con humildad que en mi caso me ha dado mucho más de lo que esperaba”.
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Dice que le ha dado mucho la tauromaquia pero usted también ha pagado una factura muy grande. Por ejemplo, la cornada de este mismo sábado en Arévalo.
Este percance ha sido más espectacular que grave. Está todo controlado y estaré en Pamplona para mi despedida.
¿No cree que su factura ha sido muy alta?
Esto lo tenemos claro los toreros. Esta profesión se blinda con mucha verdad y el tributo es posible que llegue hasta la muerte. Soy consciente de que he puesto toda mi voluntad para salir adelante; les he hecho caso a los doctores y he sido muy metódico en todo lo relativo a mi recuperación, desde la alimentación a la forma física. Y ha sido fundamental el apoyo que he sentido de mi mujer y mis hijos, que me han dado el equilibrio en mi balanza. Sin olvidar a las personas de mi entorno, que han estado a mi lado en todo momento.
Pamplona fue su catapulta. De la nada al todo en aquella inolvidable corrida de Miura de 1999.
Fue mi chupinazo para todas las ferias a partir de esa tarde. Tuve la suerte de encajar en aquella corrida. Yo estaba toreando por los pueblos y me dieron una oportunidad por la que estaré eternamente agradecido a la Casa de Misericordia. Entré en el circuito de las corridas duras del que me siento muy orgulloso de haber pertenecido durante tantos años.
Se acuerda por qué le contrataron para aquel primer festejo
Perfectamente. Corté una oreja en Sevilla en una corrida benéfica fuera de la feria. A raíz de ese triunfo se estableció el primer contacto con la Meca para entrar en Pamplona. Cuando me dijeron que iba a la de Miura me sentí eternamente agradecido. Ésta es la mía, me dije. Posiblemente, sin aquella oportunidad mi carrera hubiera sido muy distinta. Esa forma de actuar de la Meca es muy justa y lo han hecho con muchos toreros, como este año con Octavio Chacón, que es de Jerez y que lo siento muy cercano a mi trayectoria.
Hay dos épocas suyas en la Feria del Toro, la que vino después del triunfo con el astado ‘Bombito’ de su debut y la cogida en el cuello de 2001 y la que llegó tras la cornada de Zaragoza y su reaparición…
Aquel regreso fue una de las cosas más bonitas que me han pasado. Pamplona lo ha sido todo en mi vida. Desde que no era nada me dio la grandeza del toreo y que las empresas reconocieran que estaba preparado para hacer el paseíllo en todas las ferias. Esos dos toros Alcaparrito y Bombito los tengo en mi casa para recordar en cada momento lo que fue la primera tarde de un camino y de un momento esencial. Pero fíjese, los lazos importantes con Pamplona llegaron después de la cornada de 2001. Fui atendido por el equipo médico del doctor Héctor Ortiz de una manera increíble. Durante los días que estuve ingresado recibí infinidad de cartas de apoyo, visitas de gente, llamadas. Fue alucinante. Y parte de aquellas personas se han convertido en mi familia. A raíz de esa cornada llegó mi identificación total con Pamplona y Navarra. Después, tras la cogida de Zaragoza, mi vuelta a la Feria del Toro fue un acontecimiento inenarrable. Había recibido un cariño tremendo por todas las plazas desde mi reaparición en Olivenza, pero es incomparable todo con lo que sentí en Pamplona. Fue una barbaridad, un sueño cumplido. Y tanto es así que fue la tarde que me abrió las puertas de verdad en América, donde me recibieron con banderas piratas y con parches; hasta se fundaron varias peñas taurinas con mi nombre.
¿Siente una especial identificación con lo que supone San Fermín?
Siempre llevaré estas fiestas en mi corazón. Lo he vivido todo; el encierro, el encierrillo del día antes. La forma en la que se siente, el silencio de la noche; el sonido increíble de la mañana. Los almuerzos con los amigos. Lo he vivido desde muchas ópticas y me siento un navarro más con mis amigos de Pamplona. Además, lo voy a seguir haciendo porque iré a San Fermín aunque esté retirado profesionalmente del toreo. Permaneceré siempre unido a esta ciudad y a sus fiestas porque tienen un enorme significado en mi vida y lo tengo claro: seré un pamplonés más con mi pañuelo al cuello. Además, recuerdo cuando era muy niño que ya veía los encierros en la tele con mi padre y le decía que algún día iba a ir yo a correr los encierros y torear las corridas. Así que imagínese todo lo que me une sentimentalmente a esta ciudad. Es como cuando salí por la Puerta del Príncipe de Sevilla, un sueño que me parecía imposible cuando era un chaval y que he logrado hacer realidad.
¿Qué les diría a las peñas?
Les tengo un cariño enorme. Les debo mucho porque siempre se han entregado conmigo. Me han dado adrenalina desde por la mañana cuando me presentaba en los encierros y me estaban esperando. Al salir del patio de cuadrillas al ruedo he sentido una emoción tremenda sabiendo que tenía a veinte mil personas pendientes y dándome ánimos: “¡Illa, illa, illa… Padilla maravilla!. Mi gratitud hacia ellos es infinita. Me siento muy orgulloso de que una feria tan grande y tan internacional sienta una pasión tan especial hacia mi persona.
¿Por qué ha tomado la decisión de dejar el toreo cuando finalice la temporada?
El año pasado, al terminar en Zaragoza me di cuenta de que había culminado una maravillosa temporada, que la siguiente cumplía 25 años desde que tomé la alternativa y que era el mejor momento para despedirme. He disfrutado de una segunda etapa excelente tras el percance de Zaragoza, que supuso un antes y un después en mi vida y en mi carrera, y estoy convencido de que me voy en mi mejor momento. Y, además, absolutamente agradecido a toda la afición todo el cariño que he recibido. Desde la ilusión y con toda honestidad, creo que esta decisión ha sido la más acertada.
¿No se va cansado?
Para nada, estoy en plenitud. He recibido mucho más de lo que esperaba. Cuando reaparecí no me planteaba torear más de 25 o 30 corridas y he rebasado los quinientos festejos; pero más importante que todos los números es lo que he disfrutado de la profesión, el cariño que he recibido de la afición y de toda la sociedad.
¿Qué le han parecido las declaraciones del alcalde Joseba Asirón en las que dice no puede imaginar unos Sanfermines sin encierros aunque sí sin corridas?
Eso es imposible. Es inimaginable y no me gusta nada que se politicen unas fiestas que tienen un sentimiento tan profundo y que mueven económicamente un sector tan importante. No tiene ni pies ni cabeza.
¿Qué espera de su última tarde en San Fermín?
Voy a salir como siempre lo he hecho en esta plaza, a darlo todo. Es un grandioso cartel, con dos toreros muy importantes que saben lo que es triunfar en Pamplona.
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