OPINIÓN
Las chicas son las víctimas del mal uso de redes sociales
El 80% de las víctimas de casos de mal uso de las redes sociales denunciados son chicas… ¿son los chicos delincuentes? ¿son solo ellas quienes denuncian? ¿no saben gestionar su mundo digital? ¿conocen los retos de compartir datos personales en la Red? Hoy reflexionamos sobre los porqués y posibles soluciones de este reto de gestión de identidad digital que, sin duda, pasan por la educación, la inteligencia emocional y el amor bien entendido
El pasado 26 de febrero se publicaba una entrevista a Juan Santiago del grupo de delitos informáticos de Policía Foral en la que afirmaba que “Las víctimas de 8 de cada 10 denuncias son chicas”. Fotos de chicas haciendo sexting (envío de mensajes sexuales a través del teléfono móvil), datos personales revelados de forma pública, mensajes de acoso o control… Existen múltiples casos de los que necesitamos datos, pero que frecuentemente tienen que ver con una relación de pareja. IES El Picarral (@iespicarral) de Zaragoza me alerta sobre este tema en Twitter y comenzamos a pensar sobre posibles causas y soluciones…
Gracias por el mensajito y la conversación que hoy da pie a esta colaboración. Como todo cambio de hábitos, tendencias y costumbres sociales pueden existir diversas causas, es decir, parece ser un reto multifactorial.
Baja autoestima: no en todos los hogares y escuelas se trabaja la autoestima, el aprecio que una persona tiene a sí misma. Esto puede hacer que se necesite del otro para quererse, tanto en el caso de los chicos que demandan determinados contenidos a las chicas, como de las chicas que envían ese contenido. Se convierte en una compra y venta de cariño donde si el de enfrente me quiere, yo me quiero.
Aprobación/presión del grupo: algo habitual a determinadas edades y extensible a la vida adulta. Al vivir en sociedad psicológicamente solemos necesitar la aprobación del grupo que nos reafirma en nuestros actos y nos hace creer que esa actuación es correcto. Si las personas que están a mi alrededor piden determinadas fotos o textos a sus parejas a través de redes sociales o las envían, ¿cómo no voy a hacerlo yo? ¿seré una persona rara?
Realidad social: quizá la actuación adolescente en los entornos digitales simplemente sea una replica de la realidad social del acoso o maltrato existente en la realidad física. Si existe una cultura de hipersexualización, así como de machismo, esto se traslada a todos los entornos, también a Internet. Si las y los adolescentes aprenden estos comportamientos, los replican en su día a día, con sus herramientas de comunicación, ya sea en persona en un aula, en casa, o en redes sociales, mensajería instantánea, etc.
Querer ser querida: todas las personas queremos ser queridas, tenemos necesidad de afecto. Que levante la mano quién no ha hecho/dicho alguna vez algo para que le quieran. Aunque como siempre digo, puede resultar contradictorio, yo lo he hecho y es bueno que me haya dado cuenta de ello. Esto, hilado a todo lo anterior puede ser causa de que las chicas confíen en determinadas personas y accedan a sus peticiones buscando afecto.
Gestión de expectativas: es muy difícil pensar en el aquí y ahora, en muchas ocasiones nuestro cerebro se va al futuro e idealiza o visualiza posibles caminos de vida ya sea una pareja, el éxito, los estudios, el trabajo… En esto de las relaciones personales pasa lo mismo y quizá enviar una determinada foto o textos a través de WhatsApp o los directos de Instagram se hace desde el futuro y no desde el ahora. ¿Qué quiero decir con esto? Pues por ejemplo, si crees que en el futuro esa persona a la que le estás escribiendo crees que va a ser tu pareja, quizá accedas a enviarle contenido diferente que si simplemente sabes que es una persona a la que estás conociendo.
Control malentendido como amor: “Si mi pareja me escribe a todas horas para saber dónde estoy es porque se preocupa por mí”. “Mi novio revisa mi móvil cuando quiere, yo le dejo, aunque no miro el suyo”. “Me dice que me quiere siempre en WhatsApp, aunque luego cuando está con sus amigos no me hace mucho caso”. Estas frases pueden ser habituales en una conversación adolescente (bueno, y no tanto… también los hay a los 30, 40…). Y es que se confunde el amor con el control. De hecho, el 27,4% de las y los jóvenes entre 15 y 29 años cree que la violencia de género es una conducta normal en el seno de una pareja según el Barómetro 2017 de la FAD. Es más, el 21,2% considera que es un tema politizado que se exagera. Creo que los datos hablan por sí solos.
Hablar de soluciones ante tantas ideas pasa por un cambio social muy grande, aunque como todas las revoluciones, podemos hacer pequeños cambios en nuestro entorno:
Dejar de culpabilizar a la víctima: lo comentaba ya en Víctimas, verdugos y sentimiento de culpabilidad: ¿entre el sexting y la sextorsión?y es que si una imagen íntima sale a la luz pública la confianza la traicionado quien comparte la fotografía, no quien aparece en ella. Aunque es algo que sigue sucediendo no solo en el ámbito virtual, también en el físico… y para muestra:
Desmitificar el sexting: esta práctica del envío de contenido sexual está comenzando a ser habitual entre parejas adultas. Si se convierte en mito, es decir, se le da más valor del que tiene en realidad se puede pensar incluso que otorga poder a quien lo realiza. Todas estas creencias se transmiten a las nuevas generaciones, por lo que debemos liberar a estas acciones de esa carga de mitificación.
Inteligencia emocional: a trabajar desde el hogar, la escuela, los espacios de ocio o cualquier ámbitos educativos no formal es esencial para el desarrollo de personas sanas. Las especialistas de Kaeru nos lo explicaban en la entrevista “No es hacer, es estar y ser”, con la necesidad de acompañamiento emocional de las personas que permite sacar fuera las experiencias vividas para mirarlas desde fuera y entenderlas. Eso sin duda, facilitará la empatía, el respecto, etc.
Educación en seguridad tecnológica: siempre ligada a un buen uso de la Red, ya que en Internet somos personas que hablamos entre nosotras, aunque lo hagamos desde un ordenador, un smartphone o una tableta.
Amor bien entendido: va unido a todo lo anterior, no cabe duda, ya que amar es un sentimiento libre y liberador. Se ama a alguien solo porque se le ama, sin buscar del otro una acción concreta. Sin consecuencias ni positivas, ni negativas. Simplemente se quiere.
Quizá hoy me ha salido un texto más reflexivo o filosófico que otra cosa, ya que no tengo una respuesta única a este gran tema que nos ha traído aquí hoy, por lo que me encantará escuchar y leer vuestras opiniones, comentarios, ideas, sugerencias… ¡gracias!
El pasado 26 de febrero se publicaba una entrevista a Juan Santiago del grupo de delitos informáticos de Policía Foral en la que afirmaba que “Las víctimas de 8 de cada 10 denuncias son chicas”. Fotos de chicas haciendo sexting (envío de mensajes se
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