Laura Eguaras: una abogada en la Gran Manzana
Especializada en tributación, trabaja en el departamento de asesoría fiscal internacional de una consultora en Nueva York, una ciudad tan extensa como intensa y llena de oportunidades y contrastes sociales
- Carlos Lipúzcoa
Nueva York suele ser considerar la capital del mundo, una gigantesca urbe capaz de asimilar a personas de todas las culturas y procedencias. Laura Eguaras Córdoba (Pamplona, 1989) da fe de que es una de las ciudades más cosmopolitas y multirraciales del planeta: “No se puede caracterizar a sus habitantes como típicos americanos. Se trata de una población acogedora y compuesta mayoritariamente de inmigrantes y prima la idea de que ‘nadie es de aquí’. Gracias a eso, te sientes integrada muy pronto. Pero, cuidado, para ser un 'newyorker' real tienes que pasar aquí mucho tiempo y acabar andando muy rápido, hablando muy rápido y pensando muy rápido”.
Abogada especializada en tributación internacional y americana, Laura Eguaras trabaja en el departamento de asesoría fiscal internacional de una consultora que tiene oficinas en la Gran Manzana. Se mudó al otro lado del charco en enero de 2019, unos meses más tarde de que a su marido le surgiera una oportunidad laboral en Estados Unidos. “Ambos trabajábamos como abogados en un despacho en Madrid y decidimos rediseñar nuestros planes de futuro y lanzarnos a la aventura. Yo opté hacer un máster en Derecho (LL.M.) para posteriormente poder ejercer allí y mi marido siguió trabajando para el mismo despacho en su sede de Nueva York”, relata. Actualmente residen con su hija en un apartamento situado en el Upper West Side, en Manhattan.
Para una persona acostumbrada al ritmo de vida de una ciudad como Pamplona, donde prima la facilidad para “hacer casi cualquier cosa sin tener que planificarlo” o tener la playa o la montaña “a menos de una hora de coche”, la vida en Nueva York se antoja “frenética”. El ritmo de trabajo es “muy intenso”, aunque las empresas están “más concienciadas de la importancia de la conciliación”. “Habitualmente salgo de trabajar a una hora razonable y el tiempo libre que tengo lo dedico principalmente a estar con mi familia y amigos y a practicar deporte, como correr o ir al gimnasio”, comenta.
Vivir en Nueva York se convierte en una experiencia enriquecedora en lo personal y lo profesional, pero que también tiene un reverso oscuro en forma de “competencia salvaje” que provoca que la gente “vaya corriendo a todos los sitios, mirando al móvil y sin dedicar ni un segundo a nada que no les afecte”. Se trata de la versión más extrema del capitalismo que caracteriza a la “cultura americana”, un fenómeno que puede observarse en cualquier desplazamiento en metro: “Todos los transeúntes tienen un teléfono mejor que el tuyo. Da igual cual sea su profesión, su origen social, cultural o su raza. Aquí no importa si no tienes ahorros o incluso si hay que endeudarse, lo importante es que puedas poseer el último modelo de iPhone el día que sale a la venta”.
Si el clima lo permite, le gusta ir en bicicleta a la oficina y, si no se da la circunstancia, toca coger el metro. Este es un medio de transporte que resulta “muy funcional y práctico”, pero que “en las horas punta siempre está muy lleno”, por lo que prefiere evitarlo. En ambos casos, tarda “entre veinte y treinta minutos”. Su oficina está situada en el Midtown, una de las zonas financieras de la ciudad. El interior está configurado como un gran espacio abierto en el que no hay sitios asignados y el centro de la planta dispone de salas acristaladas para celebrar reuniones.
Entra a las nueve y el descanso llega a las doce. “Como la pausa es de 30-45 minutos, lo más habitual es comer rápido en tu sitio o alrededor de la oficina con compañeros de trabajo”, explica. Después del almuerzo, el trabajo se estira hasta las seis o siete de la tarde, momento en el que se puede volver a casa salvo que surja “algún plan de afterwork”. Y como el día empieza tan pronto, al llegar a casa “ya suele ser hora de cenar e irse a dormir”. No obstante, su empresa ha adoptado un modelo híbrido de teletrabajo: “Hay que ir a la oficina de dos a tres días y podemos trabajar en remoto desde casa el resto de la semana”.
REGALO TRAS UNA QUEJA VECINAL
Con un estatus de 'senior associate', su trabajo consiste en “prestar asesoramiento tributario a nuestros clientes, mayoritariamente empresas multinacionales o fondos de 'private equity' con presencia internacional”. Para ello, cuenta con un equipo de “asociados y asociadas más junior” y sus resultados son supervisados “por un 'manage'r y, en última instancia, por un socio o socia”. Para quienes les ronde la idea de trabajar una temporada en Nueva York, Laura Eguaras recomienda planteárselo si se tiene “un muy buen nivel de inglés”, estar preparado para “trabajar mucho” y contrarrestar la creencia que tienen los estadounidenses de que la educación en otros países es peor. “También recomendaría dejar muy atado el estatus migratorio, ya que tener un buen visado es imprescindible para poder encontrar un empleo de calidad”, aconseja.
Cuatro años de estancia en Nueva York también le han dado para vivir algunas anécdotas, como la última celebración de su cumpleaños que se les fue un poco de las manos: “Terminó a altas horas de la noche y con más estruendo del esperado. Al día siguiente nos encontramos en la puerta una nota muy educada de nuestros vecinos diciéndonos que, aunque les parecía estupendo que invitásemos a amigos, nos agradecerían que fuéramos menos ruidosos. Nosotros les contestamos con otra nota de disculpa diciéndoles que había sido mi cumpleaños y que no esperábamos tanto jaleo. A las pocas horas, nos encontramos un regalo en la puerta y una nueva nota felicitándome y ¡disculpándose por habernos llamado la atención!”.
Fecha y lugar de nacimiento: Pamplona, 6 de julio de 1989.
Hermanos: una hermana menor (Inés, 32 años) y un hermano menor (Miguel,27).
Padres: Florentino Eguaras, 63, magistrado, y Alicia Córdoba, 61, médico.
Estudios: Colegio San Cernin. Graduada en Derecho y ADE por la UPNA. Hizo un máster en Asesoría Tributaria en el Centro de Estudios Financieros (Madrid) y un Master of Laws (LL.M.) en la New York University School of Law.
Nueva York suele ser considerar la capital del mundo, una gigantesca urbe capaz de asimilar a personas de todas las culturas y procedencias. Laura Eguaras Córdoba (Pamplona, 1989) da fe de que es una de las ciudades más cosmopolitas y multirraciales
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