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Blanco metro

Irene Echeverría: “Empecé haciendo reformas como un 'hobby' pero vi que podía ser un negocio”

Con más de 47.500 seguidores en Instagram, esta joven de Baztan ha impulsado una empresa para reformar, con poco dinero, pisos a la venta y lograr antes un comprador. Con sus proyectos muestra cómo conseguir ‘mucho con poco’

La baztanesa Irene Echeverría Cruchaga, de 29 años, trabajando en su taller de Pamplona. Eduardo Buxens

A Irene Echeverría hacer pequeñas reformas en casa le viene de familia. ¿Que se estropea un enchufe? Se arregla. ¿Que no funciona una tubería? Se pregunta a algún amigo que sepa cómo arreglarla. “No hace falta llamar a nadie. En mi familia, lo hacemos nosotros. Sobre todo, las mujeres. Mi madre y mi tía son muy ‘manitas’ y para mí ha sido algo habitual”, se ríe al recordarlo. Por eso, no le resulta extraño coger un rodillo para pintar una pared, forrar con cinta de carrocero un rodapiés para que no se manche la madera, lijar una mesa vieja o desmontar un mueble de salón, de esos clásicos, para aprovechar solo la parte de abajo.


Pero Irene Echeverría Cruchaga, de 29 años, nunca pensó que se dedicaría profesionalmente a las reformas. De hecho, siempre supo que le gustaban las carreras técnicas. Y estudió Ingeniería de Caminos, canales y puertos en la Universidad de Cantabria. “Porque me interesaban mucho los movimientos de tierra”, recuerda. Natural de Oronoz Mugaire, donde viven sus padres y su familia paterna, estuvo empleada cuatro años en el Reino Unido en AECOM, una multinacional que trabaja para el gobierno británico. Y fue allí, donde entre amigos ingenieros españoles y pisos de alquiler “bastante regulinchis”, comenzó a hacer pequeñas reformas como ‘hobby’. “Me di cuenta de que con poco se podía conseguir mucho. Subía las fotos del ‘antes y el después’ a Instagram y la gente me empezó a seguir. Me di cuenta que podía ser un negocio. Y lo llamé ‘Blanco Metro’, de blanco y metro, como medida”.


Dicho y hecho. Con su novio, el pamplonésJuan Fernández Eslava, ingeniero industrial y con el que vivió en Birmingham, regresaron a Pamplona a finales de 2017. Y ella se dedica ahora, de manera exclusiva, a ‘lavar la cara’ a los pisos que pone a la venta la inmobiliaria de Íñigo Díaz de Cerio (DDC) para conseguir antes un comprador. Además, Irene Echeverría muestras en redes sus proyectos para animar a la gente a emprender reformas en sus hogares. “A que no tengan miedo de pintar, de cambiar muebles, de tirar lo que no sirve...”. Parece que sus ideas gustan. Y suma más de 47.500 seguidores en Instagram. Entre ellos, las principales marcas de productos de decoración de España.


¿Qué hace una ingeniera de caminos lijando y barnizando muebles y ‘tuneando’ pisos viejos en otros más agradables para vivir?

Estudié Ingeniería de Caminos porque siempre me habían interesado las carreras técnicas. Y antes de terminar los estudios, ya tenía una oferta de empleo para el extranjero. Es fácil conseguir trabajo. Pero, estando en Birmingham y trabajando para AECOM, consiguiendo financiación para obra pública, comenzaron a surgir casos polémicos y me estresé mucho. Aunque me iban ascendiendo y todo parecía fácil, no me gustaba ese trabajo. Al mismo tiempo, coincidió que nuestros amigos españoles y nosotros vivíamos en pisos de alquiler y a mí me gustaba hacer pequeñas reformas, con poco dinero, para mejorarlos. Me empecé a interesar por la fotografía y subía fotos a las redes sociales (’stories’ a Instagram) y a la gente le encantaba el antes y el después (se ríe). Me empecé a dar cuenta de que ese ‘hobby’ se podía transformar en un negocio. Pero fue la venta de la casa de unos amigos lo que me empujó a cambiar.


¿Qué ocurrió con esa vivienda?

Compraron una casa para establecerse en Birmingham pero, justo llegó el Brexit (la separación de la Unión Europea), y decidieron que se marchaban a otro país. Pusieron la casa en venta y les sugerí hacer reformas para venderla mejor. Invertimos 4.000 libras (unos 4.600 euros actuales) en mejorarla. ¡Y la casa se vendió rápido y por 40.000 libras más que la valoración inicial! En diciembre de 2017, mi novio y yo nos volvimos a Pamplona.


Por entonces, ya tenía miles de seguidores en Instagram. ¿Cómo fue ese crecimiento?

Como te digo, yo empecé por ‘hobby’, pero enseguida me siguieron marcas. ¡Y el número de seguidores se disparó cuando me empezó a seguir Tamara Falcó, la hija de Isabel Preysler! ¡Conseguí 500 seguidores de golpe! (risas) Y pronto llegué a los 10.000. A partir de ese momento, ya puedes hacer publicidad de marcas. También tengo un canal de Youtube, con 5.000 seguidores, en el que explico las reformas. Pero la red que más utilizo es IG. Mi nicho de mercado son mujeres de entre 25 y 45 años. ¡Y están ahí!


¿Las marcas fueron contactando con usted para la publicidad?

Sí, sin hacer yo nada y sin ningún esfuerzo, contactaban conmigo a través de Instagram y me querían enviar productos. Pero, al estar en Inglaterra, resultaba difícil y muchas se echaban para atrás.


¿Y cómo fue su aterrizaje en Pamplona hace tres años?

¡Me di un tortazo con la realidad! ¡Nadie me hacía caso! Me aconsejaron, entonces, que me apuntara al Cein, porque no estaba enfocando bien mi negocio. Allí participé en la aceleradora de empresas, que, por cierto, recomiendo a todo el mundo que quiera emprender, y me cogieron para el ‘Impulso emprendedor’ de 2018. Tuve algunos mentores al comienzo (Zabala consulting, Correos, Caja Rural, Viscofan...) que me ayudaron mucho. Pero el empuje determinante fue el de la inmobiliaria Díaz de Cerio (DDC). Me propusieron probar con un ‘piso quemado’ en Iturrama. Esas viviendas que llevan tiempo a la venta y que no se mueven. Lo reformamos con mis técnicas y se vendió en una semana sin bajar ni un euro el precio. Los propietarios se quedaron sorprendidos.


UN SALÓN COMO ESCENARIO


Utiliza la técnica del ‘home staging’. ¿En qué consiste?

Son reformas sin obras, en las que se hace una recreación. Es decir, convertir una estancia en un escenario. Por ejemplo, una cocina, con la mesa puesta, el pan cortado, el café en la cafetera... De esta forma, la vivienda es mucho más atractiva y le quitas esa sensación de que es ‘la casa de otro’. Así, el comprador se ve en un espacio más agradable.


¿Qué aspectos son los que primero cambia en una vivienda?

Sin duda, el estado de pintura de las paredes. Siempre opto por pintar de blanco, que es un color que gusta a todo el mundo. Potencia la luz del piso y da una sensación de limpieza. También es importante eliminar muebles, siguiendo la máxima de ‘menos es más’. Por ejemplo, con eso típicos muebles de salón tan altos, lo que suelo hacer es desmontarlos, dejar solo la parte de abajo y pintarlos de blanco. Siempre quito los objetos personales (fotos, cuadros...) para que el posible comprador proyecte ahí su vida.


Además de la venta de viviendas, ¿también hace reformas en otros lugares de manera particular?

No. Pero utilizo mis proyectos como ejemplo, para que la gente vea cómo puede mejorar su casa con poco presupuesto y haciéndolo ellos mismos.


¿Y qué propone que hagan?

Pintar las paredes con un rodillo. ¡Eso lo puedo hacer cualquiera! Resolver el almacenaje con cestas, para que no haya tanto ‘ruido visual’, tantos objetos a la vista. Soy una apasionada de las plantas y flores naturales. También, poner vinilos en armarios, colgar cuadros sin hacer agujeros en las paredes... ¡Muchas cosas!

 

<div class="box_grey">DNI


Entre Baztán y Birmingham. Irene Echeverría Cruchaga (Oronoz Mugaire, 1991) estudió en los colegios de El Huerto, San Ignacio (Jesuitas) de Pamplona y 1º de Bachiller en Maine (EE UU). Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos por la Universidad de Cantabria, trabajó en AECOM, una multinacional para el Gobierno británico, entre 2014 y 2017. Entonces regresó a Pamplona y trabaja en exclusiva para la inmobiliaria DDC. En junio se casa con el pamplonés Juan Fernández Eslava.</div>

A Irene Echeverría hacer pequeñas reformas en casa le viene de familia. ¿Que se estropea un enchufe? Se arregla. ¿Que no funciona una tubería? Se pregunta a algún amigo que sepa cómo arreglarla. “No hace falta llamar a nadie. En mi familia, lo hacemo

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