El pacto con su novia que llevó al ingeniero pamplonés Javier Rosas a Australia
Conoció a su novia, Jess, australiana, aprendiendo alemán en un curso en el país germano. Acordaron que ella viajaría a España y luego él a Australia. Tras recorrer España un mes, Javier se trasladó a Sídney. Lleva cinco años
- Laura Puy Muguiro
Es que ya pienso en inglés y no hablo nada en español”, responde el pamplonés Javier Rosas Echeverría a la observación de su marcado acento extranjero. Sucede que los cinco años que hace que vive en Sídney, Australia, lo han sido de inmersión total, de idioma y de conocimiento del país y de sus costumbres, ya que convive con dos nativas: su novia y la madre de esta.
Ni trabajo ni estudios le han llevado a Australia. Ha sido Jessica Baumgart, su pareja, a la que conoció en Alemania el verano de 2016. Graduado por la UPNA en Ingeniería Industrial y alumno en el mismo centro del máster en Energías Renovables e Ingeniería Eléctrica, surgió la oportunidad de cursar Erasmus en el país germano, y el verano anterior lo pasó allí para aprender la lengua. Fue en aquel curso de idiomas en el que coincidió con Jess, que había viajado a Alemania, de donde procedía uno de sus abuelos, para retomar sus raíces alemanas.
En las siguientes semanas llegaron a un pacto por el que ella viajaría primero a España. Jess lo cumplió antes de que Javier se marchara a cursar su Erasmus, recorriendo el país juntos en coche durante un mes. “Luego me fui a hacer el Erasmus y al terminarlo cumplí mi parte del pacto: ir a Australia”. Y allí lleva cinco años, desde noviembre de 2017. En este tiempo ha viajado un par de veces a España con Jess, la última este julio, “después de tres años sin ver a la familia”, para que ella conociera los Sanfermines.
Javier, que cuenta con un visado permanente -“es muy importante tenerlo, las empresas no te contratan sin él”- es ingeniero en QuadSol, dedicada a la instalación de sistemas solares: inspecciona los lugares en los que van a colocarse, sobre todo en Sídney, y diseña los sistemas.
La vida en la capital divide su corazón entre lo que le gusta y lo que no. “Todo es demasiado caro”, inicia la lista de los contras que sigue con las altas temperaturas -“el primer verano tuve que llevar en mi mochila electrólitos porque me deshidrataba; creo que mi cuerpo ya se ha acostumbrado, pero aquí todo el mundo lleva una botella de agua”- y sigue con las grandes distancias -“cualquier desplazamiento te cuesta tranquilamente una hora, es enorme. Eso sí que echo de menos de Pamplona…”.
Pero los salarios son mejores que en España, cuenta de los puntos a favor, además de que permite ver animales que no en España -“hay casi el doble de canguros que de personas”-, que Australia posee 12.000 playas -“dicen que, si visitaras una cada día, te costaría 32 años”-, que es un paraíso para quien le gusta la naturaleza, que es muy internacional… y muy limpia -“algo que me chocó al venir es que no hay casi papeleras: la gente se guarda lo que tiene que tirar hasta que encuentra una”-.
Por el amplio listado de lugares que aconseja visitar, la estancia en Australia tendría que ser amplia: Opera House, Harbour Bridge (“se puede escalar, y si no, por un precio más barato, subir a la torre Pylon Lookout, que recomiendo”), Royal Botanic Garden (“muy bonitos jardines y parques”), Sydney Tower Eye Westfield (“¡es una de las estructuras más altas del hemisferio sur!”), Blue Mountains (“ideal para escaparse a ver la naturaleza a una hora de Sídney”), Darling Harbour (“puerto muy conocido con muchos restaurantes, para dar un paseo y ver los fuegos artificiales los sábados. Ahí están también el Wild Life Zoo, Sea Life Aquarium, Museo Marítimo y Museo de cera Madame Tussauds Sydney”), Queen Victoria Building (“emblemático centro comercial del siglo XIX, ¡si venís, os cuento el secreto que contiene!”), Cockatoo Island (“isla de Sídney con mucha historia y donde hay una prisión), Taronga Zoo Sydney para ver a koalas y canguros, la playa Bondi Beach (“hay un camino que lleva al famoso cementerio Waverley”), el parque de atracciones Luna Park, The Rocks market, St Mary´s Cathedral (“una de las catedrales más famosas de Sídney”), Palm beach & Barrenjoey Lighthouse (“una playa con mar a ambos lados”)...
Sobre qué idea de futuro tiene, contesta: “El mes pasado empezamos a construirnos una casa en Sídney. Eso te responde, ¿verdad?”. Y ríe. Aunque apunta que Jess, profesora de Primaria, siempre le ha dicho que no le importaría trasladarse durante un año a España si él encontrara trabajo en los suyo y ella, dando clases de inglés.
Nombre y dos apellidos. Javier Rosas Echeverría.
Lugar y fecha de nacimiento. Pamplona, 20/3/1993 (29 años).
Padres. José Javier y Mª del Mar. Hermanos. Luis (26 años) y Ana (20).
Pareja. Jessica Baumgart.
Estudios. Colegio San Juan de la Cadena, IES Navarro Villoslada, UPNA (Ingeniería Industrial, especialidad Energías Renovables e Ingeniería Eléctrica. Grado y máster), TU Darmstadt (Erasmus), UNSW máster en Ingeniería de Energías Renovables en Australia.
Lugares de trabajo. En España, en Acciona Energía; en Australia, en 100% Renewables, Thermal Energy Solutions, RK Solar, MH Flow Solutions y, actualmente, en QuadSol. Voluntariados en Perú e islas Fiyi.
Es que ya pienso en inglés y no hablo nada en español”, responde el pamplonés Javier Rosas Echeverría a la observación de su marcado acento extranjero. Sucede que los cinco años que hace que vive en Sídney, Australia, lo han sido de inmersión total,
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