Los fletes marítimos, en máximos, encarecen los costes de la logística

Puertos congestionados, buques de la dimensión del ya célebre Ever Given fondeados quince días para poder tener entrada en Los Ángeles... La delicada situación por la que atraviesa el transporte marítimo de contenedores ha puesto contra las cuerdas a las empresas transitarias y está disparando los costes logísticos por el incremento de los fletes marítimos. Un problema añadido a las subidas generalizadas en los precios del acero y otros materiales que podría terminar repercutiendo en el cliente final.

Las empresas transitarias son agentes de carga internacional que actúan en nombre de importadores y exportadores con el objetivo de organizar el transporte de forma eficiente, segura y rentable. Una de las que trabajan desde Pamplona desde hace más de tres décadas es Cargo Services. Al mes mueve en torno a 2.000 contenedores de 20 pies, el más utilizado en el transporte marítimo internacional. Como cuenta su director gerente Íñigo Ochoa, “la tragedia” comenzó a mascarse a finales del año pasado. En otoño, los precios de los fletes empezaron a subir por la enorme demanda para transportar mercancías desde Asia. “Históricamente suele haber un pico en ese tráfico cuando se acerca el año nuevo chino, pero en esta ocasión empezó a afectar también al resto de los tráficos y localmente la crisis se nos agudizó por la huelga de estibadores de Bilbao”. En enero la situación se complicó aún más. Por un lado, por la subida de precios y, por el otro, por la falta de espacio en los barcos. “Si enviar un contenedor de 20 pies China-Bilbao antes te valía 1.500-1.700 euros ahora estamos pagando más de 5.000 y el problema ya no es ni lo que pagas sino que ni aún pagando tienes sitio”. En su caso tienen proyectos solares para cargar en un mes y medio 470 contenedores de 40 pies (como un trailer) y no hay ninguna naviera que les garantice espacio suficiente para cargar los que necesitarían ir sacando cada semana.

Lleva 26 años en la empresa y dice no haber vivido nunca una situación igual y teme que la situación se prolongue lo que resta de año. “Las navieras van subiendo los precios entre 500 y 1.000 dólares cada mes. Los barcos los tienen llenos a más de un mes vista y al tenerlos asegurados no temen seguir subiendo los precios. Antiguamente tomaban una decisión de precios y se les caía la carga pero ahora eso ha cambiado”.

Toda una encrucijada para empresas transitarias como la de Íñigo que han triplicado su trabajo “en horas y esfuerzo” para gestionar igual volumen de carga. En la oficina de Pamplona donde se encargan de labores de gestión, comerciales y financieras, trabajan 18 personas pero arrastran al resto de personal que presta servicios en almacenes, puertos y aeropuertos. Desde Santurce, a Ribarroja de Turia, pasando por Barcelona. El 80% del transporte que realizan es marítimo y el 20% aéreo. Entre sus clientes navarros, importantes empresas del sector de la automoción y alimentación. Uno de ellos, el grupo Virto que llegó a tener que parar temporalmente sus importaciones. “Por suerte tienen producto congelado y lo pueden dejar en China”.

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RESERVA EN LAS NAVIERAS

La actual coyuntura les ha obligado a modificar la forma de trabajar. Ahora se requiere un trabajo de planificación en las fábricas para que una vez reciban el pedido de los clientes puedan anticipar sus necesidades de transporte a la empresa transitaria y ésta a su vez les pueda reservar espacio en las navieras a varias semanas vista. “El problema es que si el pedido lo terminan más tarde las navieras aplican penalizaciones”, remarca el director de Cargo Services Pamplona. Con la importación de productos desde China, más de lo mismo. “Es una guerra, casi un subasteó, con precios quincenales lo que obliga a nuestros clientes a darnos la horquilla de precios que están dispuestos a asumir”. Muchas empresas ya están teniendo que plantarse para tratar de renegociar precios porque los costes se les han disparado y tampoco pueden cumplir plazos porque las materias primas les ha llegado más tarde. El responsable de Cargo Services reconoce que nunca había hablado con tantos gerentes de clientes como este año. “Es frustrante. Parecemos el teléfono de la esperanza. Nos llaman para trasladarnos sus penas”.