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Consejera delegada de Red Points

Laura Urquizu Barásoain: “Hoy día se falsifica todo, hasta el airbag de los coches”

La pamplonesa Laura Urquizu pilota la empresa Red Points, desde cuyas oficinas en Barcelona y Nueva York atienden los encargos de las más importantes marcas mundiales que luchan contra las falsificaciones de sus productos. Eso incluye desde equipos de fútbol a gigantes tecnológicos. Gracias a un programa informático son capaces de detectar y eliminar de forma masiva los enlaces a productos falsos en Internet

Laura Urquizu Barásoain: “Hoy día se falsifica todo, hasta el airbag de los coches” Cedida

Cuenta que cada día ponen fin a más de un millón de infracciones en materia de falsificaciones. La voz de Laura Urquizu, consejera delegada de Red Points, suena alegre cuando descuelga el teléfono en su oficina de Barcelona, a donde acaba de aterrizar procedente de Nueva York.

Su ‘puente aéreo’ es el Atlántico. Al día siguiente tiene en su agenda un nuevo vuelo a Dublín. Cuando Urquizu se incorporó a Red Points hace cuatro años esta era tan sólo una idea prometedora en la que se afanaban diez personas. Hoy, según la prestigiosa revista Wired,es una de las ‘startups’ más prometedoras de Europa. En el argot empresarial se conoce como ‘startups’, a empresas emergentes que se mueven como pez en el agua entre las nuevas tecnologías y que pueden beneficiarse de un crecimiento exponencial. Lo están consiguiendo.

Su nicho de mercado es la lucha contra las falsificaciones y en sus dos primeros años lograron pasar de 1 a 10 millones de dólares de facturación (algo que consiguen el 0,4% de este tipo de empresas). Hoy son 170 empleados y esperan acercarse a los 800 en cuatro años. Han conseguido más de veinte millones de euros en su última gran ronda de financiación. Sin embargo, los primeros pasos profesionales de esta economista pamplonesa, madre de dos hijos de 19 y 15 años, los dio en el sector tradicional. Primero se encargó de preparar a la antigua Caja de Ahorros Municipal de Pamplona para su adaptación al euro y luego, desde Caja Navarra, se encargó de la implantación de los nuevos procesos tecnológicos y la banca digital.

¿Ha dejado la banca para dedicarse a perseguir piratas?

¡Noooo!, (ríe). Somos una empresa que gracias a una aplicación informática nos dedicamos a proteger la propiedad intelectual e industrial en Internet. Antes, las empresas, las marcas, vendían sus productos en canales tradicionales, a través de distribuidores, en tiendas, representantes... Ahora, cada vez más, Internet es el espacio donde se produce un porcentaje alto de ventas. Lamentablemente también es un lugar ideal para muchos falsificadores.

Entonces, ¿es un ordenador el que rastrea por Internet las páginas y enlaces donde se venden productos falsos?

Así es. Tenemos un programa de software que localiza los enlaces con productos falsos y los elimina. Son enlaces que se pueden encontrar en redes sociales como Facebook, Instagram o cualquier ‘supermercado digital’ como Amazon. Es un asunto que afecta a todos. Cada noche lanzamos procesos de eliminación de cientos de miles de enlaces para nuestros clientes.

¿De qué tipo de falsificaciones hablamos? ¿Camisetas de fútbol, perfumes, relojes, teléfonos móviles...?

Cuando nos hablan por primera vez de falsificaciones en Internet a todos se nos ocurre pensar en marcas muy grandes de moda. La triste realidad es que afecta a todo tipo de marcas de cualquier sector y tamaño. Tenemos, un cliente italiano que produce motores para molinos eólicos. En el fútbol, efectivamente, es un problema importante y trabajamos prácticamente con todos los equipos de fútbol de la liga española. Sus equipaciones son muy atractivas para los falsificadores.

¿Cuánto dinero puede perder un gran equipo de fútbol por las falsificaciones?

Depende del tamaño. Pero le puedo decir, sin nombrarlo, que para un cliente nuestro muy grande, de los más grandes de Europa, o del mundo...

¡El Barça!

(Ríe) Bueno (...) Pues para ese equipo de fútbol eliminamos el año pasado cien mil enlaces de producto falso. Es difícil hacer una media de lo que pierden pero en los grandes equipos pueden ser millones de euros. Tengo otro ejemplo, de una empresa de software (programas y aplicaciones informáticas) muy potente a nivel mundial y que sólo en dos meses ha tenido un retorno de siete millones de euros. Lo que eliminamos en ese caso no es producto falso, sino códigos de descarga.

¿Con la misma facilidad con la que ustedes eliminan enlaces no pueden los piratas crear otros nuevos?

Inicialmente cuando nosotros intervenimos ellos reaccionan y vuelven a subir los enlaces. Se produce un juego de bajo, subo, bajo, subo, hasta que al final ellos se cansan, se dan cuenta de que la marca está protegida y abandonan. Para una empresa media podemos encontrar en el primer mes dos mil falsificaciones y después de seis meses la cifra ya baja a setenta. Y no sólo es una cuestión de ingresos para el cliente, sino también de reputación de la marca. Si alguien cree que está comprando unas zapatillas Adidas y le llega otra cosa va a pensar que el fallo es de la marca. Ahora imagínese qué puede ocurrir si lo falsificado es una crema para niños, juguetes, accesorios de coche... Porque hemos llegado a ver airbags falsificados. Y claro, cuando se produce un choque no funcionan. Hoy se falsifica todo.

¿Cómo sabe el ordenador que el reloj que se vende en una dirección de Internet es falso?

Cuando empezamos a trabajar con el cliente, recopilamos toda la información sobre la marca y las características de sus productos. También las listas blancas de distribuidores, los sitios donde venden, precios mínimos y máximos, medidas y colores del producto... El software de Red Points aprovecha el aprendizaje automático y la visión por computadora para detectar imágenes de falsificaciones o contenido de medios pirateados en línea.

¿Se da más el caso del consumidor encantado de comprar imitaciones por Internet o el engañado por la falsificación?

Hemos observado que hay gente que tiene intención de comprar falso. Pero la realidad es que aproximadamente la mitad se lo encuentra, no espera que el producto sea falso, pero cae en esos enlaces de Internet y le llega a casa una falsificación.

SIN TECHO DE CRISTAL

¿Por qué alguien asentada en empresas del sector tradicional se lanza a la piscina de una empresa tecnológica en pañales?

Cuando conocí Red Points esta era una pequeña empresa que se dedicaba a todo lo que era la piratería de fotos, vídeos, películas... Entré en contacto con los creadores, Josep Coll y David Casellas, y vi enseguida que aquello era tremendo y que podía ser mucho más grande extendiendo la visión a todo lo que podía ser el fraude en Internet. Me pidieron que me uniera a ellos como emprendedora. Después de unos meses de maduración decidí dar el paso, dejar todo lo que conocía, pero con la condición de que yo desde el principio liderara la empresa.

¿No viven las ‘startups’ demasiado deprisa?

Cuando ves una oportunidad de mercado tan grande como esta y tienes la estrategia en la cabeza es muy importante la velocidad de la ejecución, para ser los primeros y para que no llegue competencia. Hemos pasado de ingresar un millón de dólares a diez millones en dos años y la idea es seguir a ese ritmo hasta ser la referencia en el mundo de la lucha contra la falsificación ‘on line’. No sé cuando pararemos pero al menos espero cuadriplicar nuestra capacidad en todo: número de empleados, clientes, capacidad tecnológica...

¿Ha tenido que romper usted algún techo de cristal para ser la consejera delegada de una empresa tan exitosa?

No. Como emprendedora y consejera delegada que fui desde el minuto cero en Red Points había poco techo de cristal que romper. Pero es verdad que hay muy pocas mujeres en el mundo que estén liderando empresas tecnológicas de tan alto nivel como la nuestra. Algunos me preguntan a ver si ha sido difícil para una mujer llegar hasta aquí y la verdad es que yo no me he encontrado nunca problemas en este sentido. Siempre me he dedicado con mucha pasión a mi trabajo. Para mí esa es la clave.

Desde su puesto de consejera delegada observa diferencias entre ellas y ellos?

Los hombres reclaman mucho más que las mujeres: promociones, subidas salariales, reconocimiento... Ahora somos 170 en plantilla y he promocionado a unos cuantos hombres y mujeres. A ellas he sido yo la que ha dicho: mira, te voy a ascender a esta posición y además te voy a pagar más dinero. Ellas no lo piden. Y esto es algo que las mujeres tenemos que aprender.

<div class="tit_blue">“Caja Navarra fue en su día de las más innovadoras”</div> Da la impresión de que su vida debe ser como aquella película de Woody Allen, Vicky, Cristina y Barcelona...

¡Ah, sí!, (ríe) Bueno yo he venido a Barcelona por Red Points y me toca viajar con frecuencia a Nueva York, pero soy navarra de pura cepa y ejerzo como tal.

¿Cuál fue su relación con las desaparecidas Cajas navarras?

Primero estuve trabajando en la consultora Arthur Andersen, con la que participé en un proyecto de transformación digital en Chicago. A raíz de aquello fui a trabajar a la Caja de Ahorros Municipal de Pamplona con el primer encargo de liderar el proyecto de implantación del euro. En aquellos años todavía circulaba la peseta. Fue mi primer contacto con las entidades financieras, aunque es verdad que yo siempre he estado en la parte más de implantación de tecnología, automatización de procesos, transformación digital... también en Caja Navarra.

¿Le fichó Enrique Goñi para Caja Navarra?

No, yo pasé a Caja Navarra como parte del proceso de fusión entre Caja Municipal de Pamplona y Caja Navarra.

Una comisión del Parlamento foral está investigando la desaparición de Caja Navarra. Son muchas las personas que están pasando por ella, ¿no le llegó a usted ninguna citación?

No, no. Es un tema que no lo vengo siguiendo. Si me permite, yo me quedo con la mejor parte de Caja Navarra, que durante unos años fue una Caja muy innovadora. Se hicieron muchas cosas bien, sin entrar en otro tipo de temas porque me falta conocimiento.

Entonces lamentó su desaparición...

Claro. Y mucho. Como también me dio pena la desaparición de Arthur Andersen.

Se ha acusado a Rusia y a los intereses ocultos de otros países por bombardear las redes sociales con ‘fake news’ (noticias falsas) para crear desinformación. ¿No tienen un programa informático en su empresa para eliminarlas?

Si alguien identifica una noticia como falsa y es reconocida como tal sí, siempre que el medio esté dispuesto a retirarlo. Pero la parte de detección no podemos hacerla como tal, ya que nos faltan los criterios y datos para insertar en el módulo de detección.

¿Es cierto que con motivo de la declaración unilateral de independencia en Cataluña trasladaron el domicilio social de Red Points a Pamplona?

Sí, el domicilio social está ahora en Pamplona. El primer motivo fue porque yo soy navarra.

La razón del destino está clara, pero, ¿por qué decidieron el traslado?

Efectivamente, en tiempos de incertidumbre y con un crecimiento tan grande como el que estamos teniendo nosotros no queríamos tener ningún asomo de riesgo. Pensé en ese momento que Pamplona me parecía un lugar mejor.

¿Y esa domiciliación tiene alguna repercusión económica vía impuestos para la Hacienda navarra?

En principio poco, me parece. Además piense que el 95% de nuestros clientes están fuera de España y que tenemos una oficina en EE UU, así que dependiendo de quien sea el cliente factura una empresa u otra. A ello se une que somos una empresa en pleno crecimiento, que estamos reinvirtiendo muchísimo para el crecimiento, por lo que no pagamos muchos impuestos.

Cuenta que cada día ponen fin a más de un millón de infracciones en materia de falsificaciones. La voz de Laura Urquizu, consejera delegada de Red Points, suena alegre cuando descuelga el teléfono en su oficina de Barcelona, a donde acaba de ate

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