Los jabalíes duermen en Orgi

Que hay una población abundante de jabalí que merodea el valle de Ultzama es una evidencia. La mejor prueba quedó sellada en el terreno levantado en octubre en terrenos del golf de Lizaso. “En época de siembra de maíz por las noches” se escuchan estampidos de escopeta en el entorno para espantar a las alimañas. Vetado por ley a la práctica cinegética, el bosque de Orgi es la salvación para jabalíes, como también para corzos y zorros. El áurea protector del edén, que es Orgi, se ha extendido desde la pandemia.

El problema –razona Beatriz Ochotorena, del equipo gestor del área recreativa- es el dilema que pueda surgir al encontrarse los primeros con cualquier ser, en este caso humano, que altere su convivencia. Y más si está en período de celo o de cría. El jabalí reacciona y no precisamente con ligereza ante cualquier amenaza. La prevención, que es siempre el mejor remedio ante el lamento, conduce a los gestores del bosque a decretar el cierre al paso de visitantes desde una hora antes al ocaso. En esta época del año, si la apertura es a las 10.00 horas, la salida ha de efectuarse sobre las 17.00 como tarde. He ahí la razón del acotado del horario –expone el equipo gestor- y no el ahorro de esfuerzo de sus 8 empleados como ha insinuado la rumorología carente de fundamento.

La entrada al párking, previa reserva, se concentra entre las 10.00 y 14.00 horas, en días de labor, y de 10.00 a 15.00 y de 16.00 hasta una hora antes a que el sol decline en festivos.

El respeto al entorno natural y la seguridad conviven en un bosque de encanto.