El temprano e invernal carnaval de Uitzi
A 2 grados de temperatura y con las primeras gotas de aguanieve, el pueblo de Uitzi retomó ayer tras dos años su temprano carnaval: el ‘puxka biltze’, un pasacalles de disfraces por el que cada casa ofrecía alimento a los vecinos
- Ainhoa Briceño
Daban las 11.30 de la mañana y las primeras puertas empezaban a abrirse. La juerga de la noche anterior en la Sociedad dejó exhausto al pueblo de Uitzi, que celebró este fin de semana su tempranero carnavaltras dos años de parón por la pandemia. Un escenario al que se sumaron las bajas temperaturas y una lluvia intensa: el cóctel perfecto para que los uitzarras decidieran quedarse en casa al calor de la chimenea.
Pero ninguno de los pocos más de 100 habitantes de esta localidad pensaron en hacerlo. Con el parka de invierno, paraguas en mano, y un altavoz que reproducía la música de ambiente, una veintena de personas subía la cuesta de Santa Engracia hacia casa Goienetxea, el primer punto de encuentro del ‘puxka biltze’.
Este tradicional pasacalles de disfraces reunió a una pirata, varios detectives, payasos y algún enfermero entre otras vestimentas, al que más tarde se fueron sumando varios rezagados como los cromañones. “Hay alguno que todavía sigue con la ropa de ayer”, confesaba el joven Paúl Salinas.
Él fue uno de los que se sumó más tarde al desfile junto a su primo Mikel Ulano, de 11 años, quien se caracterizó de Messi para la ocasión. “Ha seguido todos los partidos del mundial y justo hace unos días encontramos la camiseta de la selección en casa”, dijo Salinas. El pequeño se entretuvo jugando a la pelota con otros niños, al mismo tiempo que la trikitixa armonizaba la reunión popular.
Algunas de las casas del pueblo abrieron sus puertas para recibir a la colorida comitiva y como es habitual, ofrecerles un picoteo para reponer fuerzas. Una de ellas fue la casa Gurutzalde, a pocos metros de la primera parada. Sus dueñas, Lorenza y Tere, dispusieron una mesa llena de bombones, batido de cacao, trenza de hojaldre y moscatel para el que quisiera. “Antes sí que nos disfrazábamos, pero ahora ya somos mayores y da un poco de pereza”, decía Lorenza.
EL PRIMERO EN NAVARRA
Uitzi es la localidad del valle de Larraun que tiene el privilegio de inaugurar los carnavales en Navarra, aunque todavía con la resaca de las fiestas navideñas. Para explicar la madrugadora fecha hay que retroceder varias décadas, cuando los vecinos que trabajaban como leñadores en los Alpes franceses volvían a casa por Navidad. Se adelantó la celebración al fin de semana siguiente al de Reyes, para que ellos también pudieran disfrutarla. En la actualidad, los vecinos decidieron mantener la fecha y este año han compartido honores de forma excepcional con Eratsun.
Los encargados de organizar la vuelta del carnaval fueron Joseba Igartua y Oier, este último disfrazado de cromañón. Ambos, asumieron el papel de los llamados “mayordomos” y encabezaron el desfile portando dos cestas con botellas de vino. “Después de la pandemia estamos con muchas ganas”, decía Oier, quien ya le ha tocado ser “mayordomo” cinco veces.
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