Respuesta ejemplar en el 'no cohete' de Tudela
A las 12 había en la plaza unas 150 personas de las 800 permitidas, con las terrazas de los bares a la mitad de su aforo
- L. Estévez D. Carasusán
Había expectación, nervios y cierto grado de preocupación ante lo que pudiera pasar ayer a las 12 horas en la plaza de los Fueros de Tudela. Un 24 de julio normal esa sería la hora y el lugar en la que unos 8.000 vecinos y visitantes se hubieran reunido para dar la bienvenida a las fiestas de la ciudad..., pero ayer no tocaba. El Ayuntamiento había hecho un llamamiento a la ciudadanía a no acudir a la plaza ante la actual crisis sanitaria del coronavirus, y la respuesta de los tudelanos fue ejemplar.
Así, a las 12 horas, la plaza mostró una imagen inédita para la fecha que era, con solo unas 150 personas en su interior de las 800 que las autoridades locales habían marcado como aforo máximo.
La estampa era sobrecogedora, precisamente, por la normalidad que reflejaba. Las terrazas se encontraban a la mitad de su aforo y la mayor parte de las personas que pasaban junto al quiosco lo hacían para, simplemente, cruzar la plaza en dirección a otros quehaceres.
En cualquier caso, y en previsión de otro escenario, las siete entradas a la plaza estuvieron vigiladas por unos 150 miembros de Policía Municipal, Foral y Nacional.
Los agentes cerraron los accesos a través del pasaje de la Casa Cuna, Muro y trasera de la Casa del Reloj desde el paseo del Queiles, lugar donde el consistorio ha colocado un contador con los días, horas, minutos y segundos que faltan para las fiestas de 2021.
En los otros cuatro accesos restantes (calle Yanguas y Miranda, Gaztambide-Carrera, Eza y Ugarte doña María), las diferentes policías presentes realizaron un control del aforo para evitar rebasar las citadas 800 personas.
Este dispositivo cerró la mañana con tan solo 12 denuncias: una a un bar por sacar música fuera de su local; dos personas por beber en la calle; y 9 por no llevar mascarilla.
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APLAUSOS Y COHETES ‘FURTIVOS’
En los instantes previos al ‘no cohete’, en la plaza reinaba solo el ruido procedente de las obras de ampliación del Hostal Remigio. El jolgorio tradicional del 24 de julio había desaparecido en favor de una tranquilidad que, quizás, pudo deberse a que muchas personas optaron por reunirse a celebrar este inicio de las ‘no fiestas’ en huertos de recreo particulares. En cualquier caso, la plaza presentaba esa inédita estampa que las autoridades locales habían pedido.
Un minuto antes de dar las 12, las personas que se encontraban en la plaza comenzaron a aplaudir de forma simbólica. Muchos de esos aplausos fueron dirigidos al balcón de la residencia Nuestra Señora de Gracia, donde se habían asomado usuarios y trabajadores junto a una pancarta en la que se podía leer: “Quédate en casa. Viva Tudela. Viva Santa Ana”.
Los aplausos se hicieron todavía más numerosos cuando las campanas de la Casa del Reloj comenzaron a marcar las 12 horas. Media docena de cohetes, procedentes de diferentes puntos del casco urbano, estallaron en el cielo. Seis cohetes..., y un ‘chispún’ que gritó emocionada una de las usuarias de la residencia.
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Solo una cuadrilla de amigas puso la nota de color blanco y rojo en este histórico instante. Las jóvenes posaron ante las cámaras de prensa y televisión allí presentes, e hicieron de testigos del ‘no cohete’. Entre ellas se encontraba Andrea Moragues, quien explicó que las amigas iban a comer juntas en un huerto “por hacer algo especial”, a lo que Adriana Arbiol añadió que les daba “mucha pena ver la plaza tan vacía un 24 de julio”. Mientras se iban bajo el arco de Ugarte Doña María, algunas de ellas gritaron unos vivas a Tudela y Santa Ana que retumbaron en una plaza semidesértica.
Con más tristeza si cabe se encontraba Alfredo Montes, de 85 años, quien, al dar las 12 horas, se anudó al cuello su pañuelo con el escudo del Tudelano bordado. “Nunca me he perdido un chupinazo..., ¡ni cuando mi madre me llevaba dentro de su vientre!”, afirmó.
LOS ALMUERZOS, ANECDÓTICOS
En las horas previas al ‘no cohete’, las imágenes que ofrecían las calles del centro de Tudela tampoco se parecían a las de otros años, en las que se podían ver terrazas y bares abarrotados por los tradicionales almuerzos. Por ejemplo, El Café de Tudela, situado en la plaza de la Constitución, tan solo contaba este viernes con 20 comensales de los 500 habituales un día de cohete.
En el bar Pedro's, en la plaza Sancho el Fuerte, sus dueños, Pedro Ariza y Esperanza Fernández, explicaron que “siempre contaban con unas 240 personas, pero este año solo habían reservado su mesa dos cuadrillas, de las que ambas habían cancelado a última hora, una de ellas por haberse detectado algún caso positivo por covid-19 entre sus integrantes”. Sin embargo, a lo largo de la mañana, de forma improvisada, algunos grupos de amigos se acercaron a la terraza del local a disfrutar de un almuerzo tranquilo.
En el Nenaf, en Mercadal, de las 200 personas que se juntan normalmente en fiestas para almorzar solo quisieron reservar a 20 comensales.
El panorama varió un tanto durante la tarde-noche, con la concentración de varios grupos de jóvenes en distintos puntos del centro y Casco Antiguo. Incluso varias patrullas policiales tuvieron que intervenir en algún altercado esporádico.
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