Milagro reparte más de 3.000 roscos

Milagro inició este jueves sus fiestas de San Blas con el tradicional encendido de la hoguera y posterior reparto de roscos una vez bendecidos. Algunos de ellos, adquiridos por los vecinos, fueron llevados con tal fin a la parroquia, donde se celebró la Salve al santo amenizada por la Agrupación Musical Sol Mayor. Después, ya fuera del templo, concretamente en la placeta de la Iglesia, el párroco, José Ignacio Omeñaca, bendijo los más de 3.000 roscos que el Ayuntamiento había preparado para distribuirlos posteriormente entre los milagreses y visitantes.

Entre los numerosos asistentes se encontraba el alcalde la localidad, José Ignacio Pardo, y ediles de la corporación, además de otros invitados como la presidenta del Gobierno foral, María Chivite; el delegado del Gobierno en Navarra, José Luis Arasti; o el presidente y secretaria general de UPN, Javier Esparza y Yolanda Ibáñez, respectivamente, además de alcaldes y concejales de otras localidades vecinas.

Omeñaca, en su intervención, recordó la figura San Blas quien, como indica la tradición, salvó a un niño que se estaba atragantando con una espina de pescado, y es el patrono de los otorrinolaringólogos.

Pardo abogó porque los milagreses y milagresas celebren “como merecen y saben” estas fiestas de invierno junto a familiares y amigos, y disfruten de las mismas.

TRES VUELTAS EN LA HOGUERA

Tras las intervenciones y el encendido de la hoguera en la citada placeta de la Iglesia, los quintos de 2005, vestidos de blanco y rojo, se encargaron de repartir los más de 3.000 roscos entre los asistentes, sirviendo unas vallas metálicas de pasillo de acceso a las mesas instaladas como mostrador para controlar mejor el reparto. Además, entregaron nueces e higos secos, y moscatel en vasos de plástico para todo aquel que lo deseaba.

Los quintos fueron también los encargados de prender la hoguera, junto con el alcalde. Y una vez encendida los milagreses, siguiendo con la costumbre de esta fecha, fueron dando las tres vueltas de rigor a la citada hoguera. Se trata de una tradición muy arraigada en la localidad ribera, en la creencia de que si se cumple este ritual, uno se siente protegido durante el año de posibles enfermedades de garganta.