Avalancha de tapones en Arguedas para Abril
Abril, una niña de 17 meses vecina de Arguedas, fue diagnosticada en noviembre con síndrome de Rett. Sus padres, Paola Blandon y Eric Barandalla, han puesto en marcha una recogida de tapones con la que el pueblo se ha volcado
- Ainhoa Piudo
Paola Blandon Castaño y Eric Barandalla Álava nunca olvidarán el 30 de noviembre de 2022. Ella, que es quien pone voz a los recuerdos, describe con precisión el impacto que supuso para ellos el diagnóstico de su hija Abril, nacida el 25 de agosto de 2021. “Fue como si nos hubieran echado una piedra encima y nos hubieran aplastado”. El síndrome de Rett, una enfermedad rara que hasta ese momento ni siquiera conocían de oídas, se había convertido en el centro de sus vidas.
Abril es la tercera hija de Paola, de 32 años, colombiana de origen pero asentada en Castejón desde que era una niña. Para su pareja, de 30, nacido y criado en Arguedas, es la primera. El embarazo discurrió con normalidad y, aunque a las pocas horas de nacer tuvo un episodio que le llevó a ingresar en la unidad de neonatos en Pamplona, los primeros meses se desarrollaron sin sobresaltos. “Fue una especie de atragantamiento que la dejó un poco decaída. En neonatos nos atendieron muy bien, el trato fue maravilloso, pero salimos de allí sin saber muy bien qué le había ocurrido. No le dimos más vueltas”.
Las primeras sospechas aparecieron cuando Abril, una bebé “súper buena y que dormía muy bien”, fue creciendo, porque no iba cumpliendo los hitos de desarrollo. “Tenía hipotonía (falta de tono muscular) y no hacía lo que tenía que hacer, pero siempre piensas que es que su ritmo es otro, que quizá le va a costar un poco más. En las revisiones pediátricas tampoco le dieron más relevancia en ese momento. La verdad es que fue mi suegra la que nos alertó y ya empezamos a insistir con el tema”.
Así, cuando Abril ya había cumplido 1 año, llegaron las pruebas genéticas y con ellas, el diagnóstico. “Recuerdo que en la consulta nos explicaron todo, pero yo no era capaz de asimilar lo que nos decían. Hasta que no salí de allí y me puse a buscar información no entendí la situación. Ahí ya sí, me dije: dios mío, pero qué es esto. Aquel fue el peor día de mi vida”.
DEL DUELO A LA ACCIÓN
La familia afrontó como pudo la noticia. “Al principio no haces más que llorar y llorar, fue horrible”. Como todo duelo, requirió su tiempo. “Me acuerdo perfectamente del día que me cambió el chip. Había ido a recogerla a la guardería y la vi al otro lado del cristal, sonriéndome, y pensé: está ahí, la tengo ahí, no se me ha muerto. Disfruta de ella con lo que tenga, Paola, y haz por ella lo que sea. Vamos a mover el cielo y la tierra si hace falta”, recrea.
Así es como surgió la iniciativa de recoger tapones de botellas, siguiendo el ejemplo de otras familias e instituciones de todo el país, que después serán entregados para recaudar fondos. “Estamos un poco sobrepasados. Hace solo unos días que lanzamos la iniciativa y está siendo una locura la oleada de solidaridad, tanto en Arguedas como en otros pueblos de la zona”, agradece la familia. Establecimientos del pueblo están colaborando en la recogida y una particular les ha cedido una nave en el polígono industrial para ir guardando los tapones. Además, el propio consistorio se ha involucrado. “Nos ha confirmado el alcalde que se van a instalar dos contenedores en forma de corazón (corazones solidarios, los llaman) para que se puedan depositar allí. Uno en el centro del pueblo y otro, en el colegio”.
La familia, que pertenece a la Asociación Nacional de Síndrome de Rett, sopesa destinar los fondos recaudados a esta entidad, y no a sus gastos particulares. “Lo que queremos de verdad es que se conozca el caso de Abril, que se sepa qué es el síndrome de Rett, para que la gente se solidarice con esta y otras enfermedades raras”, explica sobre sus intenciones.
TERAPIA E INVESTIGACIÓN
La esperanza última de las familias de las personas afectadas siempre mira hacia la investigación, porque no se conoce cura. “Ojalá hubiera suerte y con los años lograsen dar con algo”, expresa la madre de Abril.
De momento, la mejor baza para ralentizar los efectos de la enfermedad es la fisioterapia y la estimulación. “Me han dicho que juegue mucho con ella, que le hable, que le incite a manipular objetos. Vamos al hospital de Tudela dos veces por semana, y otro día viene la fisio a la escuela infantil. El CREENA le ha puesto una cuidadora dentro del aula que está con ella, le da de comer, así que está muy bien atendida”, valora.
“El síndrome de Rett es una enfermedad de las denominadas raras. Es un trastorno grave del neurodesarrollo de origen genético que ocurre casi exclusivamente en el sexo femenino y que conduce a una discapacidad grave, que afecta a casi todos los aspectos de la vida de la persona: su capacidad para hablar, caminar, comer e incluso respirar de forma normal. El sello distintivo del síndrome de Rett son los constantes movimientos repetitivos de las mano. Los estudios realizados hasta la fecha han encontrado que la frecuencia del síndrome de Rett es de 1:10.000 nacimientos de niñas vivas”, explica la Asociación Española en su página web (www.rett.es).
“El síndrome afecta casi exclusivamente a niñas y mujeres. Esto se debe a que está principalmente causado por una mutación esporádica en el gen MECP2 del cromosoma X. La función de este gen es regular el funcionamiento de otros genes, por lo que juega un papel fundamental en el desarrollo cerebral. La niña con síndrome de Rett normalmente nace sana y muestra un periodo inicial del desarrollo aparentemente normal o casi normal hasta los 6-18 meses de vida, momento en que se produce un lento retroceso o estancamiento de las habilidades. Luego aparece un periodo de regresión, en el que pierde las habilidades comunicativas y el uso intencionado de sus manos. Enseguida, se vuelven más evidentes los movimientos estereotipados de las manos, los trastornos de la marcha y el ritmo de crecimiento de la cabeza se hace más lento”.
Se estima que en España puede haber en torno a 2.000 casos y en Navarra, alrededor de 5 ó 6.
Paola Blandon Castaño y Eric Barandalla Álava nunca olvidarán el 30 de noviembre de 2022. Ella, que es quien pone voz a los recuerdos, describe con precisión el impacto que supuso para ellos el diagnóstico de su hija Abril, nacida el 25 de agosto de
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