La Asociación de Vecinos del barrio de Lizarra vuelve a latir veinte años después
La problemática con los ascensores supuso el germen de un colectivo que renace para canalizar y defender las demandas y necesidades del barrio
- Sheyla Muñoz
Los continuos problemas con el ascensor del barrio de Lizarra el pasado verano constituyeron el germen de la que ya es oficialmente la Asociación de Vecinos del barrio de Lizarra. Un colectivo que renace ya que en este barrio de Estella ya hubo una asociación vecinal pero que por diferentes circunstancias cesó su actividad en el año 2002. Vuelve a latir así una asociación que inicia esta nueva etapa “con muchas ganas” y con el objetivo de trabajar para evitar el olvido del barrio y para defender y canalizar las demandas y necesidades de todos sus residentes.
Así lo afirman Jesús San Félix Chandía, quien ejerce el cargo de presidente; y Julio Ruiz, secretario del colectivo. En un paseo este miércoles por las calles del barrio desgranaban los pormenores de un proyecto que, ya por la tarde, presentaron de forma oficial en la que fue la primera asamblea de la asociación y que se celebró en la casa de la juventud. El camino hasta constituir de forma oficial la asociación, constaban, no ha sido tarea fácil. Casi cinco meses han pasado desde que se pusieron en marcha hasta que se han tramitado y solventado los temas burocráticos. En la asamblea de ayer se presentó la nueva junta en la que, además de San Félix y Ruiz, están Milagros Ruiz, Santiago Erro, Miguel Ángel Ciriza y María Segura, como vocales; y Luis Urra en el cargo de tesorero.
En la hoja de ruta que define el proyecto de trabajo establecido, la eliminación de las barreras arquitectónicas es una de las premisas fundamentales en un barrio cada vez más envejecido. “El barrio tiene un perfil además que gana en altura por eso reclamamos la recuperación de las rampas que había antes hasta las calles La Corte y Valdega y también queremos negociar que se coloque el último ascensor, el que conectaría las calles Guesálaz y Lizarra”, expusieron.
La asociación aboga por hacer del barrio un lugar “amable” que sirva también de punto de encuentro donde niños y mayores puedan socializar. En este sentido plantean, en este caso junto a la asociación de vecinos del casco viejo, la posibilidad de hacer una huerta urbana en auzolan en el terreno ubicado debajo de casa Malón. La restauración de la iglesia de San Pedro de Lizarra, ya en desuso, constituye otra de las demandas. Primero, insisten, por la conservación del propio edificio al que abogan por dotar de un uso social. Ya han remitido un escrito al Arzobispado que, de momento, no ha contestado.
La mejora en la limpieza y la instalación de un contenedor para el depósito de multiresiduos así como la instalación de una caldera de biomasa para que pudieran beneficiarse los bloques con caldera comunitaria o la posibilidad de crear una cooperativa energética son otros de los asuntos que van a abordar en los próximos meses. De momento, la asociación ya ha mantenido un encuentro con el alcalde, Koldo Leoz, como con varios corporativos y permanece a la espera de poder contar con un local donde reunirse y trabajar. “Estamos con muchas ganas. Sabemos que tenemos muchas demandas y hay que priorizar. Por eso, empezaremos por pedir una mejora de la seguridad en la calle Lizarra, en el tramo que no hay aceras y la colocación de espejos en las calles Valdeallín y Valdegoñi”, adelantaron.
Esta segunda etapa en la vida de la Asociación de Vecinos del barrio de Lizarra ha sido posible gracias a la inquietud vecinal que surgió fruto del hartazgo por los problemas con un ascensor, hoy ya solventados. Empezó entonces, el pasado verano, un movimiento social en este barrio que cuenta con algo más de 500 viviendas y suma una población que ronda los 1.500 habitantes. Gran parte de ellos, más de 750, respondieron a una recogida de firmas con el problema del ascensor. Ahora, constituida la asociación, los siete miembros de la junta son los primeros socios de un colectivo que su presidente confía tenga un buen respaldo. “De momento, sabemos del interés de más de sesenta personas por asociarse”, dijo.
Los continuos problemas con el ascensor del barrio de Lizarra el pasado verano constituyeron el germen de la que ya es oficialmente la Asociación de Vecinos del barrio de Lizarra. Un colectivo que renace ya que en este barrio de Estella ya hubo una a
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