Iván Vergara: "La confianza del paciente con el médico es vital y terapéutica"
El trabajo de este médico desde hace 15 años en el consultorio de Sartaguda y 11 al frente de la Zona Básica de Lodosa se galardona hoy con la Cruz Sencilla de la Orden Civil del Ministerio de Sanidad, la máxima distinción sanitaria para el ámbito rural
- Myriam Munárriz
Dice Iván Vergara Fernández (Pamplona, marzo de 1973) que él no es un médicovocacional de carrera, pero sí de atención primaria; lo que técnicamente se conoce como Medicina familia y Comunitaria; y afina, en el ámbito rural. Se explica: “Se me daban bien las ciencias así que pensaba estudiar Biología, Veterinaria o Medicina. No lo tenía muy claro. Pero cuando empecé con las rotaciones en centros de salud me gustó mucho. Al estar alejado del hospital te empuja a crecer profesionalmente porque debes hacer bastantes tipos atenciones;además, el contacto con el paciente es más estrecho”
Así que eligió la plaza de Sartaguda, en cuyo consultorio lleva 15 años. “Fue un poco como volver a los orígenes. Mi madre es de Corera, un pueblo riojano a apenas quince minutos y mi abuelo de Lodosa. Ejerció de maestro en Sartaguda y mi padre pasó toda su adolescencia allí. De hecho conserva la cuadrilla”. Desde hace 11 años, este médico casado y padre de cuatro hijos, es jefe de la zona básica de Lodosa donde reside y a la que, además de las propias Sartaguda y Lodosa, pertenecen Sesma, Mendavia y Lazagurría. Casi 10.000 habitantes.
Hoy, su labor se distingue con la Cruz Sencilla de la Orden Civil del Ministerio de Salud, el máximo galardón sanitario en el ámbito rural y que recibirá de las manos de la ministra Carolina Darias, a las diez de la mañana en la casa de cultura.
¿Por qué cree que le han elegido a usted?
Supongo que habrán buscado un perfil en Atención Primaria de un médico rural que llevara mucho tiempo en el mismo sitio y quizá que estuve un poco comprometido con ella porque he participado en bastantes grupos de gestión, como siendo presidente de la Sociedad Navarra de Medicina de Familia... No sé, alguien les habrá hablado de mí (risas)
¿Y tiene ya en mente a quién dedicárselo?
¡A mucha gente! Pero especialmente a los médicos de Atención Primaria que llevamos una temporada sufriendo. Ya son muchos años con ciertas dificultades pero con la pandemia se han agudizado bastante y han puesto problemas encima de la mesa que si bien antes éramos conscientes, ahora se han hecho muy visibles.
¿Por ejemplo?
La presión asistencial, que cada vez es mayor. No sólo por asistencia clínica y atención a patologías, también por el teléfono. En la pandemia se abrió una puerta a la visita no presencial que ahora nos está costando regular. Así que se relega la atención domiciliaria, algo muy bonito pero que ves como una sobrecarga porque la presión del día a día te come. Hay compañeros con agendas de 30, 40 y hasta 50 visitas. Y luego tenemos el problema de la falta de personal, una crisis que pasa en todos los sitios y quizá en Navarra menos que en otros sitios por lo que se ve por ahí; pero en la zona rural nos cuesta mucho más encontrar a gente para hacer sustituciones. Incluso para cubrir plazas.
¿Recuerda cuál fue su primer paciente?
(Risas) Sí, sí. Me acuerdo mucho porque me pasó una anécdota curiosa con él. Cuando yo llegué, en Sartaguda llevaban bastante tiempo sin un médico fijo porque muchos profesionales habían ido rotando. Y una persona mayor me preguntó de donde venía, y al responderle que de Pamplona, me dijo, ‘bah, pues tú no durarás mucho’, y le contesté ‘sí, sí, que yo he cogido la plaza para quedarme’, y me replicó, ‘no, si lo digo por la carretera’ (risas), como diciéndome que iba a tener un accidente.
¿También en los consultorios rurales, como se quejan en los centros de salud de las ciudades, tienen poco tiempo para atender a cada paciente?
Volvemos al tema de presión. Si te toca 40 o 50 pacientes no vas a poder dedicar mucho tiempo. Nosotros de media tenemos citas de 12 minutos, pero eso sería con 20 o 25 citas. Pero luego la agenda se van forzando y resulta imposible. Y la realidad es que hay gente que necesita media hora, o incluso 40 minutos, y luego vas cogiendo retrasos. Pero en general, creo que permanecemos poco tiempo con cada paciente, sobre todo si hablamos de los mayores, que tienen muchas patologías. En Navarra igual estamos mejor que en otros sitios porque fuera te hablan de agendas de hasta 80 visitas.
Y el médico rural, la persona que está ahí siempre pasando consulta... ¿se convierte muchas veces más en psicólogo?
Sí, sí, nos toca hacer de todo. Es cierto eso que dicen que antes íbamos a los curas y ahora al médico. Y más en esta sociedad que somos muy ansiógena, la gente tiene miedo y quiere todo controlado. Muchas veces basta con escuchar, tranquilizar y normalizar un poco.
Con la pandemia, ¿se prestó desde las autoridades la misma atención a las zonas rurales?
Sí. Los protocolos se lanzaban igual para todos. La dificultad estuvo en la incertidumbre y que esos protocolos cambiaban incluso en una misma semana.
¿Qué consejo le daría a una persona que quiere ejercer la medicina en el ámbito rural?
Por mi consulta pasan residentes de medicina de familia y siempre les digo que lo importante es mantener la confianza del paciente. Y sobre todo si estás solo, donde los pobres pacientes no pueden elegir, es vital. La confianza es terapéutica.
Nombre: Iván Vergara Fernández
Fecha y lugar de nacimiento: Pamplona, marzo 1973
Lugar de residencia: Desde hace más de una década en Lodosa
Familia: está casado y tiene cuatro hijos
Trabajo. Desde hace 15 años, ejerce la medicina en el consultorio de Sartaguda y es jefe de la zona de Salud de Lodosa
Dice Iván Vergara Fernández (Pamplona, marzo de 1973) que él no es un médico vocacional de carrera, pero sí de atención primaria; lo que técnicamente se conoce como Medicina familia y Comunitaria; y afina, en el ámbito rural. Se explica: “Se me daban
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