Las llamas rodearon con celeridad Obanos por hasta cuatro frentes
Los vecinos desalojados regresaron a sus casas a última hora tras una tarde infernal en la que la bodega de la cooperativa y una casa resultaron calcinadas
- María José Echeverría
- Natxo Gutiérrez
El casi millar de habitantes de Obanos soportaron este sábado una tarde infernal con el asedio de las llamas que sufrió su pueblo desde cuatro puntos. Según testimonios diferentes, entre las dos y dos y media de la tarde llegaron a advertirse dos focos incendiarios desde las piscinas y el cementerio. A la misma hora avanzaban en la misma dirección los declarados en Legarda y Muruzábal.
La angustia creció entre los vecinos por la sensación de “estar rodeados”. La situación alcanzó tal extremo que fue necesario dictar la orden de desalojo como medida de prevención, según observó la alcaldesa, Arancha González. La primera edil habló de “caos” durante una tarde angustiosa. “El pueblo estaba rodeado y decidimos el desalojo porque no sabíamos cómo se iban a desarrollarse los acontecimientos”, aclaró. “Hubo un rato en que el pueblo estuvo negro por el humo”. Los vecinos consiguieron sofocar algún foco antes de que llegasen los bomberos, relató. “Miraras donde miraras había columnas de humo”. El fuego, el humo y las cenizas formaron un cóctel peligroso y, literalmente, el fuego saltó la carretera.
Los desalojados pudieron regresar a sus casas por la noche. El balance de daños materiales hasta entonces incluía la bodega de la cooperativa, que resultó calcinada, al igual que una vivienda del Camino de la Cruz.
"¡VEN A CASA, QUE EL FUEGO ESTÁ CERCA!"
Mientras ponía a salvo un conejo, Santiago San Martín Begiristáin revivió la angustia compartida con uno de sus hermanos tan pronto como recibió una llamada de teléfono: “¡Ven a casa, que el fuego está cerca”!. Logró salvarse. A un vecino se le ocurrió pinchar una piscina hinchable para humedecer el entorno de la vivienda. Peor suerte tuvo la anexa.
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"EL FUEGO NOS ESTABA RODEANDO"
Una columna de humo, algo inicialmente anecdótico, se convirtió rápidamente en una urgencia. “Primero vimos el humo en la zona sur de la casa familiar que tenemos en el pueblo. En nada atisbamos una segunda columna. Y luego tres y cuatro focos más”, relataba Carlos Lacunza. La conclusión fue rápida también: “El fuego nos estaba rodeando”. Varios vecinos ya estaban indicando que lo mejor era desalojar porque se estaba “poniendo feo”. La familia Lacunza, por prudencia, decidió coger el coche “con lo puesto” y salir del pueblo antes incluso de que les llegase un aviso por whatsapp con esta indicación.
“Caían cenizas blanquecinas y calientes. Y veíamos cómo prendían en el suelo conforme tocaban los campos segados y secos. Incluso me quemó el cuello”, indicó. “Al salir del pueblo nos encontramos con la carvana de coches en dirección hacia Puente la Reina aunque luego nos iban desviando”.
"EL PUEBLO SE CONVIRTIÓ EN UNA RATONERA"
La situación llegó a ser realmente angustiosa para los vecinos. “El pueblo era una ratonera; todo rodeado por el fuego”, afirmó una vecina que también salió con sus hijos. Y cuenta como se avisaban unos a otros porque, dada la alta temperatura, muchos tenían las persianas bajadas y no se habían percatado.
“En cinco minutos comenzaron a salir todos de su casos. Había gente llorando y chillando: ¡Salir de ahí! ¡Salir!”. El humo, añadió, fue invadiendo todo el pueblo. “Llamamos al 112 pero estaban satirados. No nos cogían”. Hubo vecinos que echaron mano rápidamente de las mangueras para mojar casas y tapias, por si el fuego llegaba. Otros vecinos del pueblo cogieron los tractores para cavar zanjas e intentar cortar el avance del fuego.
EN CASA Y CON MASCARILLA MOJADA
Juan Ignacio Goñi no ha conocido una situación igual en sus 89 años de vida. Ayer estaba en Obanos, con su mujer y al cargo de 6 o 7 nietos, mientras varios hijos suyos ayudaban en las labores contra el fuego. “Se ve cómo saltan chispas. Es una barbaridad. Se apaga en un sitio y se enciende en otro. A 40 grados y con esta ‘bochornera’ se propaga muy rápido”, explicó. Goñi no salió del pueblo. “Vino un policía para indicarnos que estuviéramos con mascarillas todo el rato. Y mojadas. Fuera y dentro de la casa”. La verdad, añadió, es que el ambiente en la calle “es muy malo”.
"¡SI VIENE EL FUEGO, COGE EL COCHE Y LLÉVATELO!"
El marido de Margari Labiano Alfaro no se lo pensó dos veces tan pronto como vio el fuego escalar por una de la ladera, frente a la ermita de Arnotegi, oculta bajo una densa humareda. “Estamos angustiados. Hay varios focos encendidos”, daba razón de su lógica inquietud. “Nos han mandado que fuésemos a Puente. Cuando ha ido a ayudar, mi marido me dijo: ¡Si viene el fuego encima, coge el coche y llévatelo!”
"DESDE LA PISCINA VI EL HUMO DE DOS FUEGOS"
Alberto Guindo Erviti vio de lejos el fuego desatado en lo que se conoce como la Vaguada, en Obanos. “Estaba en la piscina y vi el humo de dos fuegos”, rememoró. “Al principio no le di mucha importancia. Ya se apagará, pensé”. Erró en su presagio. Cuando llegó el aviso de desalojo del pueblo, su mujer y sus dos hijas siguieron la indicación. Cerca de la bodega de la cooperativa en llamas, aseguró que “se había vaciado el depósito de agua del pueblo” con las labores de extinción.
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