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San Ignacio

Los Redentoristas se despiden de Pamplona tras 125 años de historia

La congregación decidió en enero cerrar la comunidad y dejará la iglesia de San Ignacio

Los Redentoristas se despiden de Pamplona tras 125 años de historia

“Nuestra misión es abrir caminos con una virgen misionera, que nunca esperó a que viniera la gente, sino que salió a su encuentro”, reflexiona Miguel Fernández Garmón. Con esa premisa se establecieron los padres Redentoristas en Pamplona hace 125 años. Él es uno de los dos últimos religiosos en la comunidad. Estos días se despiden, lo harán de manera especial en la novena de la Virgen del Perpetuo Socorro en parroquias del Casco Antiguo de Pamplona. Comenzó el martes en San Agustín y concluirá el día 27 en San Ignacio. “Será nuestro final del trayecto pastoral, una forma agradecida de decir adiós, y lo haremos de la mano del padre Antonio Danoz, antiguo superior de la comunidad y coautor de la misa ‘Vayamos Jubilosos’, la primera comunitaria en Navarra, cuando se cumplen 60 años desde su publicación”, subraya. El padre Danoz, 89 años lúcidos como los de un colegial, escucha atento a Miguel Fernández, 71 años, superior durante los últimos años en Pamplona.


Los Redentoristas supieron de su marcha el pasado 9 de enero. “Ya de tiempo atrás era difícil mantener la comunidad debido a la escasez de vocaciones. Pero el 9 de enero la congregación celebró Capítulo Provincial, encuentro en el que abordaron la necesidad de reorientar, reubicar o suprimir algunas comunidades, no solo la de Pamplona, también en Madrid, La Coruña...”, explica Miguel Fernández. En febrero entregaron la obra interior de la iglesia, conductos de calefacción... que supuso la separación definitiva entre la iglesia y el edificio anexo de la calle Cortes de Navarra, que construyeron los Redentorista y que fue su comunidad hasta la venta al Gobierno foral en 2000.


Desde entonces han continuado en Pamplona y han atendido las tres misas diarias, con confesiones media hora antes, y los grupos que dan sentido al centro misionero que es la razón de ser de la congregación, explican.


La marcha definitiva no será antes de septiembre. Tendrán que hacer la mudanza de la pequeña comunidad que tienen ahora en un piso de la calle García Castañón. Probablemente llevarán las pertenencias a la casa de Astorga, que hace también las veces de residencia para los padres mayores.


“Y por delante llevamos a los muertos”, descubre con naturalidad Miguel Fernández. “Los restos de varios hermanos estaban en un panteón en Pamplona, y los hemos podido sacar para trasladarlos”, describe uno de los pasos que deben afrontar antes de dejar Pamplona para siempre. “Hay también varios flecos legales que resolver”, apunta, trámites burocráticos que prolongarán la estancia del superior. “Tampoco tenemos prisa, no hay fechas definitivas, ni estamos urgidos, pero nuestra despedida diríamos oficial será con la novena”, incide.


Recuerda Miguel Fernández los primeros años de la congregación en Navarra, cuando hubo quien receló de la virgen del Perpetuo Socorro que, al fin y al cabo, era francesa. Rememora cómo, tras el derribo de las murallas en Pamplona, llegó el Ensanche, compraron los terrenos y edificaron la casa que durante años fue comunidad, y también centro de encuentro para muchos jóvenes, con los futbolines y los billares, entretenimiento en las tardes de los domingos.


La parroquia de San Agustín fue la primera que les acogió. “Y los sacerdotes en Pamplona se volcaron, desde el principio se ofrecían a estar en la iglesia para que nosotros pudiéramos ir de misiones”, apunta Miguel.


“Eran años de muchísima actividad, yo mismo he estado confesando ocho horas seguidas, y de ahí salían vocaciones”, interviene el padre Danoz. “Navarra ha sido tierra de muchas vocaciones. El primer sacerdote redentorista fue Prudencio Erviti, de Urrotz de Santesteban, predicaba en vasco, y Javier Gorosterrazu el primer mártir; también de Mañeru había muchos.. y de tantos pueblos”.

“Nuestra misión es abrir caminos con una virgen misionera, que nunca esperó a que viniera la gente, sino que salió a su encuentro”, reflexiona Miguel Fernández Garmón. Con esa premisa se establecieron los padres Redentoristas en Pamplona hace 125 año

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