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Heterodoxas

Mercedes Aranguren, directora: "Nerea me cuidaba más a mí que yo a ella"

De una historia con el peor final brotó ‘El camino de Nerea’, primer documental de esta pamplonesa, premiado en Madrid y a unas semanas de proyectarse en Nueva York. Nerea, su hija, dejó un legado de momentos luminosos que la película revive en los testimonios de cinco personas

Mercedes Aranguren, directora del documental El camino de Nerea, posa en el piano bar del hotel 3 Reyes J. A. Goñi

¿Quién es Mercedes Aranguren Preciado?

Soy una mujer apasionada del arte y en especial del mundo del cine. Acabo de dirigir el documental 'El camino de Nerea'.

Nerea es su hija, fallecida hace dos años cuando tenía 12.

Perdí a Nerea de una forma muy trágica el 8 de marzo de 2021. Siempre he considerado que el cine es una forma de inmortalizar a las personas.

¿Por qué fallece Nerea?

Con 10 añitos desarrolla un sarcoma de Ewing. Se considera una enfermedad rara, un cáncer que afecta a las partes blandas y que se manifiesta en niños y adolescentes. La edad habitual es la que le tocó a Nerea, con 10 años. Era una niña sanísima, alta, que nunca daba una mala noche. Fue muy repentino.

¿Y cuál fue el primer síntoma?

Ella empezó con dolor en el gemelo izquierdo. La llevamos enseguida a urgencias y nos dijeron que era una periostitis, que es como una sobrecarga muscular. Era muy deportista. Hacía ballet, jugaba a baloncesto, natación sincronizada... Ocurrió cuando preparaban el festival de baile de Navidad. El dolor del gemelo era muy fuerte y en cuestión de 15 días se extendió por toda la pierna. Después de varias visitas a urgencias le hicieron una resonancia y vieron que había un tumor.

¿Cómo reciben la noticia?

Mi hija tiene cáncer. ¿Qué me estás contando? No puede ser... Es una sensación de irrealidad. ¿Qué me está pasando? Tienes la sensación de que el cosmos se ha puesto en contra tuya. Mi padre había muerto también de forma trágica. Habíamos vivido ya tragedias familiares. Pero de este sarcoma no se conocen las causas y en mi familia hay pocos antecedentes de cáncer. Se te cae el mundo encima.

Pero se rearma...

Estos sarcomas producen un dolor, en el caso de Nerea, neuropático, muy difícil de soportar. Teníamos morfina en casa. Para mí, todo era surrealista. El cáncer no te da tregua. Mi hija no podía dormir por el dolor. Ni siquiera con la morfina. Luego la quimio, la pérdida del cabello, de las cejas... Es una batalla contra el tiempo. Y el cáncer gana casi siempre. Porque mi hija era una luchadora. Solo lloró una vez. Lo adivinó ella. “¿Tengo cáncer? ¿Me voy a morir?”. Le dijeron que lo íbamos a intentar entre todos.

Qué duro...

Sí.

¿Que una niña de 10 años tenga esa información es bueno o malo?

Yo puedo hablar por mi hija. Yo nunca le mentí ni le dulcifiqué las cosas. Es más, estuvimos en Auschwitz con ella cuando hicimos un viaje a Berlín.

¿En el campo de concentración?

Sí. Yo siempre he sido partidaria de enseñarle el mundo tal cual es. Ella entendía el concepto de muerte. Y yo nunca le escondí nada. La única vez que lloró fue después de la intervención, que le dejó una cicatriz de 28 centímetros. Lloró porque empezaba un tratamiento aún más duro.

¿Y en qué momento surge el documental?

No es una película sobre una niña enferma de cáncer, sino la historia de una persona que se dedicó toda la vida a ayudar a los demás. Cuando falleció, comenzaron a llegar muchos mensajes de amigos suyos, compañeros... Y entre ellos, estaba el de un señor con el que se había relacionado por la enfermedad. Pero no quiero destripar la película.

¿Cómo articula la narración?

El documental se plantea con una serie de entrevistas. Yo lo que decidí es ir a las entrevistas sin guión. Íbamos con las cámaras y les decíamos, “háblame de Nerea”. Elegí perfiles concretos de cinco personas, niños y adultos.

¿Y qué material utiliza además de las entrevistas?

Están las comunicaciones entre ellos, los vídeos de mi hija, que, como preadolescente, se grababa mucho. Hay mucho material audiovisual de ella.

¿Y en qué momento decide hacer la película?

Al tercer día supe que iba a hacer algo. Fue como una reacción instintiva. Me dije, “esto no va a quedar así”.

¿Para usted fue una experiencia catártica o terapéutica hacer la película?

No. No, no. Esto lo hice por ella. No es una catarsis o algo que me haya ayudado con el duelo. Fue algo instintivo. “Nerea, esto no va a quedar así. No vas a pasar a la historia como una pobrecita niña que muere de cáncer. Tú eres una persona increíble. Te mereces que tu historia se conozca”. Porque para mí era más que una hija. Era un amiga, una cómplice. Me cuidaba más a mí que yo a ella. Ha sido una gran cuidadora para todo el mundo. Su historia es casi increíble en estos tiempos.

¿Qué ha aprendido con todo esto?

Voy a ser dura: de la muerte de una hija no se aprende nada. Lo más positivo es que he conocido más a Nerea. Ella me lo enseñó todo y era una persona tan especial que solo por ella merece la pena vivir.

¿La película lanza un mensaje positivo?

Absolutamente. La película es luz, un mensaje de luz, de solidaridad y de ayuda a los demás. Y creo que también es una película para reflexionar sobre lo que cada uno quiere hacer con su vida.

Cuestionario Proust

Una película

'Lo que queda del día' y 'La vida es bella'

Un documental

'El camino de Nerea'

Un momento de su vida

El 7 de julio de 2009, el día que nació Nerea

Un lugar

Nueva York

Un libro

'El hombre en busca de sentido'

Un momento del día

El anochecer

Música

The Killers

Un/a heterodoxo/a

Mariví Murchante

DNI

​Nacida en Pamplona, Mercedes Aranguren Preciado es licenciada en Derecho por la UN. Hija del pelotari Urbano Aranguren y de la investigadora Mercedes Preciado (ambos fallecidos), se ha formado en cine, entre otros, con Gracia Querejeta. El camino de Nerea es su primera película.

¿Quién es Mercedes Aranguren Preciado?

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