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Transporte Público

Las paradojas de las guardias para taxis en la estación de tren de Pamplona

Los servicios mínimos impuestos por la Mancomunidad desvelan algunas carencias y confirman la pertinencia en el tren de las 22.40 horas

Taxistas y viajeros en la estación de tren de Pamplona el jueves a las 20.15 horas. Nadie optó por el taxi para desplazarse. josé antonio goñi

Los primeros servicios mínimos obligatorios para taxistas de Pamplona y la Comarca en la estación de tren han desvelado diferentes aristas que los profesionales del servicio público cuestionan. La horquilla de horarios, la impuntualidad de algunos viajes, la conciliación familiar, la incompatibilidad con los servicios ya comprometidos son algunos inconvenientes expuestos en la noche de este jueves 2 de marzo en la parada de la estación de Pamplona.

La Mancomunidad de la Comarca de Pamplona, gestora del servicio, decidió el pasado septiembre aplicar guardias obligatorias en la estación tres días por semana: jueves, viernes y domingo, entre las 20.30 y las 23.30 horas, si bien el horario de cierre se puede adelantar o retrasar en función de la demanda. Esta es una de las seis medidas planteadas en el plan de choque, con el fin de mitigar las carencias ante el incremento de demanda y responde, en buena medida, a las quejas de viajeros que llegan a la estación de Pamplona procedentes de los trenes de Madrid y Barcelona. Un par de horas en la estación y varios testimonios sirven para concluir que el encaje no es tan sencillo.

La guardia es rotatoria, en función del número de licencia, y afectaba este jueves a una treintena acabadas en 4. Comenzaba a las 20.30 horas. Pero a través de una aplicación sabían que el tren procedente de Madrid venía con adelanto y llegaría a Pamplona a las 20.11 horas. Por ello se desplazaron antes a la estación. A las 20.15 había catorce taxistas en la parada. Con la bienvenida del cierzo en sus mejillas, 3 grados de temperatura, los pasajeros tiraban rápido de maletas con ruedines, mochilas y bufandas. Ni uno solo optó por el taxi para desplazarse. En minutos, la plaza quedó despejada. Solo los taxistas y el guarda de seguridad. El primero en la hilera de vehículos que hacían guardia era Pedro Martínez Sanz. Tiene la licencia 44 y es uno de los cuatro que no pertenecen a Teletaxi San Fermín, de manera que él no trabaja con emisora. Recoge clientes en las paradas, o bien por teléfono. “He llegado a las siete y media de la tarde para el tren anterior. No ha subido nadie, me he quedado para cumplir la guardia. Tampoco. Y ahora hasta las diez no llega el próximo tren ¿Qué hago? ¿Me quedo aquí?, explicaba protegido con gorro y guantes para calmar el frío.

Juan Martínez Sanz, taxista en Pamplona y la Comarca, en la guardia del jueves.

El siguiente convoy debía llegar a las 21.30 horas procedente de Zaragoza. Pero la aplicación ya avanzaba un retraso de 27 minutos, hasta las 21:57 horas. Juan Martínez, con 17 años de andadura en el taxi, reflexiona: “¿Tiene sentido estar aquí cuando no viene ningún pasajero?”

Apelan, asimismo, a situaciones personales. Un ejemplo, Noelia Fernández Domínguez y Jesús Francisco Luis Valls. Están casados, los dos son taxistas y, mera casualidad, sus respectivas licencias acaban en 4. Resultado, están obligados a cubrir las guardias el mismo día, de manera que debieron dejar sola hasta la medianoche a su hija de 15 años. “Es indignante”, lamentaba NoeliaFernández. Lleva tiempo al volante del taxi. Lo dejó en lo peor de la crisis. Volvió y está contenta. Su marido se incorporó hace tres años y medio. Cada uno con su vehículo. “Por la mañana atendemos el servicio escolar contratado por el Gobierno de Navarra. Empezamos al poco de las 7, con este horario ni siquiera puedo cumplir las horas reglamentarias de descanso de cualquier trabajador. ¿O es que como somos autónomos no tenemos derecho?, se preguntaba Francisco Luis.

Noelia Fernández y Francisco Luis son pareja, ambos taxistas y con licencias acabadas en cuatro.

Mencionan también el caso de compañeros que viven fuera de Pamplona. “Hay quien viene de Baztan, hoy mismo tiene guardia aquí uno de Sangüesa y tal vez se desplazan para esto”, apunta Francisco Luis y subraya que las guardias voluntarias que organizaron desde octubre algunos taxistas funcionaban bien en la estación, “sin obligar a nadie”.

No saben cuál será la sanción en caso de que no cumplan. “Pero esto es como de colegio”, opina Noelia. “Nos enviaron la notificación, con la normativa, 47 páginas. Lo mejor sería que pasaran por aquí un día”, añade.

Varios taxistas optaron por desplazarse al aeropuerto, al avión que aterrizaba a las 21.25 horas. “Tal vez nos dé tiempo de coger un servicio y venir de vuelta al tren a las diez. O no, es arriesgado”, sopesaban.

Del mismo modo, consideran que si el tren de las 22.40 horas, el último del día y habitualmente el más concurrido, “llega con 400 personas” no podrían absorber la demanda “por muchos taxis que hubiera”. El jueves sí fue posible. No 30, como apunta el retén marcado, hasta 35 taxis atendieron la parada de la estación y algunos regresaron a casa de vacío. “En este tren sí hace falta un mínimo de vehículos, además tampoco hay villavesa. En el resto, lo dudo”, decía otro chófer. Y pide que Renfe les facilite el número de viajeros por tren “para organizarse mejor”.

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