Peleas y picaresca de transeúntes en hoteles y en el albergue municipal
Un sindicato de policía alerta de los problemas de seguridad con el reparto de vales y dos hoteles denuncian haber sufrido robos y destrozos
- Pedro Gómez
Picaresca y comportamientos incívicos e incluso violentos. Esta es la situación que se están encontrando las patrullas de la Policía Municipal que todas las tardes acuden al albergue de Jesús y María, abierto de forma extraordinaria este invierno para la pernocta de personas sin hogar. Sus 50 plazas se llenan todos los días y las personas que se quedan sin cama reciben vales para dormir en hostales y hoteles. Los agentes han detectado que jóvenes que tienen antecedentes policiales por peleas y robos acuden a beneficiarse de este servicio y son causantes de altercados e intentos de robos a otros usuarios del albergue. Así lo ha denunciado el sindicato de policía SIPNA. Dos de los hoteles confirman que han sufrido desperfectos y robos.
Desde las áreas de Seguridad Ciudadana y Servicios Sociales señalan que se trata de casos aislados, pero admiten que acuden jóvenes con todo tipo de problemáticas personales y de salud mental o de consumos que no están debidamente tratados.
Uno de los hoteles explica uno de los casos vividos recientemente. Se trata de dos jóvenes que acudieron varias noches. “Uno de ellos bajó al almacén y robó cosas que después las encontramos en la habitación. Llamamos a la policía y les pedimos que no le volvieran a traer. Pero su amigo le metía en su habitación hasta que le pillamos otra vez”, relata. Otro de los hoteles también relata que han vivido situaciones “desagradables, con habitaciones sucias e incluso con orines y aparatos sanitarios rotos”.
Un agente de Policía Municipal confirma que los jóvenes prefieren alojarse en hoteles que en el albergue, por lo que suelen esperar a que las plazas estén ya ocupadas para acudir a la puerta y que les den un vale. Los reparten la Unidad de Protección y Acción Social (UPAS) y según dónde se encuentre el hotel, les lleva un taxi. “Este es uno de los motivos de que haya disputas y altercados entre grupos de jóvenes y tengamos que intervenir. En ocasiones hay que pedir refuerzos”, señala este agente, que también habla de “faltas de respeto” a los trabajadores del albergue.
El sindicato SIPNA ha denunciado que se trata de “un problema real que ninguna administración se atreve a abordar”. “No podemos detener por delitos continuamente a personas a las que luego vemos ir a por vales. Los ponemos a disposición judicial pero al día siguiente los vemos otra vez en la calle”, señala el sindicato, que advierte del “efecto llamada que supone tener cena caliente, cama, ducha y desayuno”.
El albergue de Jesús y María es un “recurso extraordinario ante una situación de emergencia social”, explican los Servicios Sociales del Ayuntamiento de Pamplona. Admiten que ningún invierno habían vivido una situación así, tanto por el número de personas sin hogar como su perfil. La casi totalidad de los usuarios son jóvenes emigrantes sin familiares en Navarra. La mayoría son de origen magrebí y no son usuarios de las unidades de barrio. Por este motivo están realizando entrevistas personales y recopilando datos. “La ola de frío pasará y se cerrará el albergue, pero el problema seguirá ahí. Habrá que atender y acompañar a este colectivo de personas en situación de alta exclusión”, señala la directora de Servicios Sociales, Olivia Elizari. Los responsables municipales han mantenido reuniones con el Departamento de Políticas Migratorias y con asociaciones y ONG. El consistorio recuerda que la atención a la emigración es competencia del Gobierno de Navarra.
Picaresca y comportamientos incívicos e incluso violentos. Esta es la situación que se están encontrando las patrullas de la Policía Municipal que todas las tardes acuden al albergue de Jesús y María, abierto de forma extraordinaria este invierno par
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