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Suceso

Manuel Mozota, uno de los heridos al desplomarse un ascensor en Salinas de Ibargoiti: "Salimos arrastrándonos, fue difícil"

El médico de familia Manuel Mozota, uno de los heridos el domingo al desplomarse un ascensor en Salinas de Ibargoiti, relata la complicada situación que vivieron y valora poder contarlo

Manuel Mozota, este lunes en la cama del hospital. Con él, su padre, el otorrino José Ramón Mozota cedida

"A veces la vida te para. Vivimos muy rápido y en mi caso me quejo de no tener tiempo para estudiar, para leer artículos o repasar protocolos. Ahora que no me puedo mover aprovecharé para hacerlo, para preparar algún artículo y congreso. Y como me dice un amigo, tendré dos cumpleaños para celebrar. Uno en febrero y otro en julio”. Manuel Mozota Núñez, de 51 años , médico de atención primaria en la zona de Noáin y parte del equipo de urgencias rurales que el domingo atendió a una paciente en Salinas de Ibargoiti y resultaron heridos, junto a su hija, al desplomarse el ascensor en el que bajaban de un segundo piso “busca el lado positivo” a un accidente que ha dejado en el hospital, pero con evolución favorable, a los cuatro ocupantes. “Tres de nosotros salimos arrastrándonos y a la cuarta la tuvieron que sacar los bomberos. Fue difícil. Pudimos abrir el ascensor y llamar al 112”, añade al relato de unos cuantos minutos angustiosos. El final menos esperado para una de las urgencias que les tocaba atender el domingo.

Mozota es miembro del equipo médico en el consultorio de Noáin, uno de los vicepresidentes de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia, concejal de Navarra Suma en el Ayuntamiento de Noáin (Valle de Elorz) y vicepresidente de la Mancomunidad de Servicios Sociales. Este lunes en el hospital, tras recibir una dosis de heparina y en compañía de su padre, el otorrino José Ramón Mozota Ortiz, rememoró el accidente. “Tenemos un servicio de urgencia rural los sábados y domingos. Somos los primeros en acudir a los avisos, pero en este fuimos los que avisamos a SOS. Habíamos acudido a visitar a una paciente mayor que no se podía desplazar. Les dimos la pauta que tenían que seguir y nos marchamos. En el ascensor. Fue muy rápido. Cayó y fue angustioso. Estábamos doloridos y tuvimos que reptar para poder salir tras conseguir abrir la puerta. Nos socorrieron en el edificio. En mi caso me fracturé en los pies, el calcáneo en el talón izquierdo y el metatarso en el otro. Éste parece más fácil de sellar, pero en el otro hay que ver si requiere operación, lo demás con una faja, porque no afecta al canal raquídeo. Lo del esternón fue por la fuerza del impacto, me han dicho”, describe dando idea de la situación vivida en una estructura que se había instalado dos años antes para hacer accesible el edificio. Con todo, confía en poder colaborar en sus ocupaciones municipales y ahondar en sus investigaciones médicas. “En atención primaria el ritmo y la carga que tenemos no nos deja, pero ahora la vida te para y te permite. Hay momentos de bajón, pero hay que ver lo positivo”, se despedía.

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