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Paseo y pincho

Cuatro bares de 'La Trave' sin margen para la nostalgia

La Travesía de Bayona ya no es ese hervidero de los años 80 los sábados a la noche. Los míticos bares de copas pasaron pero permanecen otros bares veteranos, de pincho y poteo. El Molino, Letyana, Denia y El Artesano dan vida a esta calle sin salida

Francisco López y Mihaela Balcu, en el restaurante El Artesano, al fondo de la Travesía de Bayona MIGUEL OSES

El Beverly, Glory’s, Mod’s, Papillon, Tres en Barra, Loco’s, Blue Shadow… son nombres que traen grandes recuerdos a miles de pamploneses de varias generaciones. La Travesía de Bayona, 'La Trave', del barrio de San Juan ya no es lo que era, para bien o para mal, según lo cerca que se viva. “En los años 80 y 90 esto era un hervidero. ¡Qué colas que se formaban los fines de semana! Tremendo”, recuerda un hostelero. Hace más de una década 'La Trave' pasó de moda como zona de marcha. Apenas queda un bar de copas, pero no hay lugar a la nostalgia porque hay otro tipo de bares igual de veteranos. El Letyana, El Molino, el Denia y El Artesano han sabido adaptarse a los nuevos tiempos y a una clientela que por ley de vida envejece.

El  bar El Molino ya ha cumplido medio siglo de vida. Miguel Remírez Molinero y Paz Clemente abrieron este bar en 1972 en el número 11 de una avenida de Bayona que todavía no estaba asfaltada. Los veteranos del barrio recuerdan su puerta batiente en la barra tipo del Oeste y molino luminoso al fondo. Ahora lo regenta un sobrino, Josean Ferro Clemente, con su hijo Julen. Aunque el local ha pasado por varias reformas, mantiene su toque clásico, con una robusta barra de madera barnizada. “Hay clientes a los que conozco desde que eran críos. Por aquí han pasado hasta cuatro generaciones de una misma familia”, comenta Josean. Las tortillas de patata que ofrece El Molino siguen la misma receta de los inicios. “Tienen más éxito las tortillas con cebolla, pero hay gente que no puede con ella. El frito de gamba y la ensaladilla picante también tienen gran éxito”, comenta.

Josean Ferro Clemente y su hijo Julen, en la barra de El Molino, en la avenida de Bayona

El bar restaurante Letyana se aproxima al medio siglo. Las hijas del primer dueño, Leticia y Ana, son las que dieron el nombre al establecimiento. En 1991 lo cogieron “tres veinteañeros, amigos del Anaitasuna, con ganas de trabajar y de innovar”. Ramón Martín y Roberto Ontañón siguen al pie del cañón, “con la ilusión de siempre”, mientras que a Agustín Setoáin, 'Tintxo', ya le llegó la jubilación. “Queríamos hacer algo diferente y apostamos por la cocina en miniatura. Nos fue bien. Ganamos algunos premios”, recuerda Ramón. Especial ilusión les hizo el primer premio de la Semana del Pincho Osasuna, en 2008, el “corazón rojillo” hecho con alcachofa y salsa de piquillo. Ramón Martín admite que los pinchos más demandados son “los de toda la vida”. “Los que tenemos desde el primer día, la brocheta de solomillo, el espárrago relleno y la concha Letyana, con bechamel de marisco y emmental”, enumera. A las mañana vienen trabajadores de oficinas y de los bancos. Y El vermú sigue siendo un momento de “gran afluencia”. En el comedor de la entreplanta se puede comer a la carta, “con producto de temporada”.

Roberto Ontañón y Ramón Martín, socios del bar Letyana, en la travesía de Bayona

Junto al Letyana está el Denia, “un barico recogido, pequeño, de barrio” que existe desde hace casi medio siglo. Ahora lo regenta Pablo Duque. “Este bar era conocido como Octanos, porque tenía dos surtidores de gasolina como grifos de cerveza”, explica. Un café, vino o cerveza con pincho y conversación son sus atractivos. “Mi mujer es del barrio. En la Trave hemos metido muchas horas cuando éramos jóvenes. El Beverly era el único que abría entre semana”, relata este hostelero “osasunista y sanferminero”. En las paredes del bar están los himnos de las peñas, incluido el de La Veleta, ya desaparecida. Y en las mesas, impresas en vinilo, hay fotos sanfermineras. “Lo que he disfrutado yo en las dianas”, expresa.

Pablo Duque, osasunista y sanferminero del bar Denia, en la travesía de Bayona.

Al fondo de la travesía, desde 1977, hay un pequeño restaurante con encanto. La Bocatta fue una de las primeras pizzerías de Pamplona. El establecimiento recrea una calle, con barandillas, ventanas, ropa tendida y farolas. Después de estar varios años cerrado, en 2017 abrió de nuevo sus puertas con el nombre de El Artesano y la misma decoración. Ofrece pizzas y hamburguesas. Lo regentan Francisco López y su esposa, Mihaela Balcu. Francisco hizo sus primeros pinitos con la masa a los 21 años en La Mamma. “Trabajé con cocineros italianos, argentinos, iraníes, de Algeciras… Así que aprendí una mezcla de estilos”, comenta. Después estuvo en el Carlucci de la Morea y en el Bocapizza de Zizur. Las pizzas de El Artesano son finas, similar a las romanas, con masa de larga fermentación. “La verdad es que no hacemos dos pizzas iguales porque influyen muchos factores, hasta el estado de ánimo. Tenemos los ingredientes básicos, pero a nuestros clientes les gusta quitar y poner. Como se hacen al momento no hay problema”, comenta. 

El Beverly, Glory’s, Mod’s, Papillon, Tres en Barra, Loco’s, Blue Shadow… son nombres que traen grandes recuerdos a miles de pamploneses de varias generaciones. La Travesía de Bayona, 'La Trave', del barrio de San Juan ya no es lo que era, para bien

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