Erripagaña es clara: “Sentimos abandono y desigualdad”
La asociación de vecinos ha elevado una queja al Defensor del Pueblo por el trato desfavorable de sus administraciones (Burlada, Pamplona, Egüés y Huarte)
- Noelia Gorbea
¿Y si su vivienda estuviera dividida en cuatro zonas diferenciadas? Cuatro administraciones tratando de definir las normas y servicios que implantar dentro de un mismo inmueble. Y por descontado sin ponerse de acuerdo. Caos sería, quizá, la palabra más recurrente. Aunque también podrían tener cabida alternativas como‘sinsentido’ o‘imprudencia’.
Sea como sea, la que sí alzaría la voz sería la definición de hartazgo. Precisamente el que sufren los vecinos de Erripagaña. Cansados de que su barrio siga separado por las directrices de cuatro ayuntamientos distintos (Huarte, Burlada, Valle de Egüés y Pamplona), su asociación de vecinos se ha personado directamente en las oficinas del Defensor del Pueblo. Una bala más en la carrera por conseguir una solución a un problema que lleva años enquistado encima de la mesa.
En el escrito que ya analizan en la institución que dirige Patxi Vera, los afectados ponen de manifiesto la situación de abandono a la que se sienten expuestos. Por empezar por el principio, la plataforma indica que el barrio cuenta con 4.500 viviendas habitadas (previsión de 6.300). “Son datos que proyectan una población actual de 12.400 personas y una final de 17.300”, calculan.
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Y con estas cifras, prosiguen, se confirma que Erripagaña es una unidad vecinal “completa y claramente delimitada” por elementos geográficos que tienen su origen en un polígono industrial que nunca llegó a desarrollarse y que fue sustituido por un plan residencial. “Los vecinos sentimos y vivimos su identidad, y lo demostramos desarrollado múltiples actividades socioculturales: fiestas, competiciones deportivas, promoción comercial, etc”.
Por ello, denuncian que, una vez terminado el desarrollo urbanístico, se hallan sin ninguna dotación planificada y necesaria. “Por un lado, Gobierno de Navarra ha retrasado las previsiones educativas y sanitarias; y, por otro, los ayuntamientos no han proyectado nada y se limitan a un gasto mínimo de mantenimiento mientras recaudan suculentos ingresos”, expresan dolidos.
Y no dudan en hablar de desigualdades en derechos y obligaciones. Uno de los ejemplos más flagrantes, dicen, se da en las tasas de contribución urbana: la de los vecinos de Pamplona es un 80% más alta que la de los empadronados en Valle de Egüés. “La capital cuenta con una tasa contributiva para el 2022 del 0,3948%, Burlada del 0,338%, Huarte del 0,2555% y el Valle de Egüés del 0,22%”, indican.
Pero ahí no queda todo. La asociación vecinal también desmenuza los problemas que se dan a diario en transporte público, escuelas infantiles, atención de policía local, jardinería, limpieza... “En resumen, un desarrollo guiado por intereses económicos y no por el bien público y ciudadano”.
¿Y si su vivienda estuviera dividida en cuatro zonas diferenciadas? Cuatro administraciones tratando de definir las normas y servicios que implantar dentro de un mismo inmueble. Y por descontado sin ponerse de acuerdo. Caos sería, quizá, la palabra m
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