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Relatos a pie de calle

El libro de Dolores y Graciela

Un libro perdido, una búsqueda infructuosa y una escritora que coge el teléfono y llama. En una semana la pamplonesa Graciela Galán y Dolores Redondo se podrán encontrar en Pamplona y ella le volverá a firmar ‘Esperando al diluvio’

Graciela Galán, tras el escaparate de su academia con un ejemplar de ‘Esperando al diluvio’ J. A. Goñi

Graciela Galán dejó olvidado un libro en una parada de autobús en Pamplona. Cuando regresó a buscarlo, ya no estaba. La escena, así desnuda, moriría en estas cuatro líneas. Un despiste entre tantos sin final feliz. Graciela lloró aquel día. Horas antes, Dolores Redondo le había firmado el ejemplar de ‘Esperando al diluvio’ que su familia le compró como regalo de cumpleaños. No se resignó. Buscó, preguntó, deslizó mensajes en redes sociales, aquí y allá, y la escritora se hizo eco. “No te preocupes, el 21 de enero voy a Pamplona, tendrás tu ejemplar y te lo firmaré”, le escribió la súper ventas de la novela negra. Mientras recorta retazos al tiempo, recrea risueña el singular episodio.

El 14 de diciembre Dolores Redondo estuvo en Pamplona, invitada por Diario de Navarra, para presentar su última novela en el Planetario. Graciela Galán, profesora de 43 años, era una de las personas que llenaban la sala. Fue con su libro bajo el brazo, un regalo adelantado, cumple los años el 18 de diciembre, para que así la escritora se lo pudiera dedicar. “Tengo todos sus libros firmados, de cuando venía a Diario de Navarra, en la calle Zapatería”, se reconoce fiel seguidora de las novelas de Dolores Redondo a quien, además, considera una persona excepcional. Salió feliz de la casa de las estrellas con su libro firmado. Como acostumbra, lo había forrado con el mismo papel de regalo en el que venía envuelto, y como hace cada mañana, aprovechó para leer durante la media hora que le queda entre que deja a su hijo en el colegio y toma un café con dos amigas antes de entrar a trabajar. Eso hizo el 15 de diciembre, saborear ávida las primeras páginas de la novela.

Pero ese jueves tenía además que acudir a una consulta médica con su hijo. Quedó con su marido en que le recogería en la marquesina situada junto al Club de Tenis. Al poco de montar en el coche Graciela se percató de que el libro quedó apoyado en el asiento de la parada. Apenas habían pasado cinco minutos. “No te preocupes, en un momento vuelvo y lo recojo”, le propuso él. Pero el ejemplar ya había desaparecido. “Lloré. Mucho ¿Por un libro? Sí, a veces me da pudor decirlo, pero así fue. Era un regalo chulo, me encanta cumplir años, me lo había firmado la autora, me hacía mucha ilusión. Hasta que dije no, no voy a llorar más y pasé a la acción. Decidí preguntar en el club de Tenis, en las villavesas. Conté lo ocurrido en mis grupos de WhastApp, envié varios mensajes por teléfono. Luego alguien los subió a Facebook, Twitter e Instagram.... “, describe que la historia se hizo viral, con una repercusión que nunca imaginó. “Me llamó la Policía Municipal de objetos perdidos, recibí mensajes de Andalucía, de muchos sitios... Y el hilo llegó hasta Dolores Redondo, que ese día firmaba libros en Madrid. Pues bien, yo difundí el teléfono de la Academia Iter, donde trabajo, por si alguien encontraba el libro y ella misma llamó a la academia. En ese momento yo estaba en una clase, habló con el administrativo y me transmitió que no me preocupara y que contactara con ella. Lo hice y al poco me escribió, me dijo que el sábado 21 viene a Pamplona...”, explica.

El día 18, el de su cumpleaños, su familia le regaló otro ejemplar de ‘Esperando al diluvio’, y Graciela ya lo ha leído. Ahora la duda que le queda es si podrá entrar a Baluarte, donde Dolores Redondo participa en una sesión vespertina de Pamplona Negra. “Iré y, si no puede ser, esperaré fuera...”, sonríe imaginando el posible encuentro con una de sus escritoras favoritas. Para ella, un libro firmado tiene un valor añadido. “Y más si les has escuchado presentarlo y la has conocido”, considera y rebate simpática a su hermano. “Vaya la que has montado por un libro, me comentó. Imagina que pierdes unas botas de fútbol firmadas por Ronaldo. ¿No es lo mismo? Para mí sí. La lectura es mi pasión”, resume diáfana.

Graciela, graduada en Sociología, es la pequeña de cinco hermanos. “Y en casa siempre tuve libros a mano. Me gusta mucho leer a Dolores Redondo, Pérez Reverte, Toti Martinez de Lecea, o Eva Sáenz de Urturi, entre otros. Disfruto especialmente con la novela negra, y también con la literatura clásica, ésta en una vertiente más profesional. Leer es un viaje maravilloso”, se despide sin alejarse de las páginas.

DNI

Nombre: Graciela Galán Espinilla.

Edad: 43 años.

Lugar de residencia: Pamplona.

Trayectoria: Estudió Sociología. Dirige con su socia la academia Iter en la calle Aralar, donde imparte clases. Aficionada a la lectura desde niña, le agradan distintos géneros, sobre todo la novela negra.

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