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Entrevista

Iñaki Arbilla: “En San Pedro hubo hasta 17 comercios en sus porches”

Así, con la letra ‘p’ invertida como metáfora del río, el Arga, que lo observa y refleja. Iñaki Arbilla humaniza y retrata al barrio de San Pedro

Arbilla, con el cartel de la película, frente al portal de sus abuelos Garzaron

San Pedro. Un barrio que no es un barrio, situado a los pies de la meseta de Pamplona, al otro lado de la muralla y del río, en la Rochapea. Nació a finales de los 40, en pleno franquismo, para absorber el flujo de población que provocó el éxodo rural. San Pedro fue una iniciativa del Ayuntamiento, propietario aún de las viviendas. Y en los años 50 del pasado siglo, en su apogeo, acogía a 1.200 almas en 235 viviendas. Una media inimaginable ahora de 5 personas por hogar. Era población trabajadora, que creó un microcosmos próspero y autosuficiente, con un tejido comercial de 17 tiendas que cubrían todas sus necesidades. “La gente del barrio decía que podías hacer la vida sin salir de él”, asegura Iñaki Arbilla (Pamplona, 1976), periodista y escritor que debuta como director con este Sandedro, un documental que reconstruye la historia de este peculiar barrio, de su época dorada, de su ‘derrota’ y deterioro: hoy no queda ni una sola tienda abierta de aquellas 17. El martes 21 de junio (20 horas), la película se proyecta en Golem Baiona.

Lo primero, una curiosidad. ¿Por qué el título de “Sandedro”, con esa “d” que es una “p” invertida?

Viene a representar el reflejo del río en el barrio. Y también, por un tema de derechos de autor. San Pedro es un santo y hay muchas obras con ese nombre. Yo quería haberla llamado “San Pedro”, que es como se conoce el barrio.

¿Y tiene alguna vinculación personal con el grupo San Pedro?

Sí. Mis abuelos vivieron allí desde los años 50 hasta que fallecieron en la década de 2010. Ese es el motivo principal de la película.

Así que usted iba mucho por el barrio.

Pues, desde que nací en 1976 hasta que fallecieron, muy a menudo. Gracias a esa vinculación, viví el desarrollo del barrio. San Pedro se creó a finales de los años 40. Las mayoría de las viviendas eran para empleados municipales. Y la principal razón de su creación era la crisis habitacional que había en Pamplona. Mucha gente de los pueblos vino a Pamplona a trabajar en las fábricas. Así que eran familias necesitadas y con muchos funcionarios municipales.

¿Cómo articula en la película la historia del barrio?

Nos inventamos un personaje que se llama San Pedro y que personifica al barrio. Es un hombre de unos 70 años con problemas de memoria. Busca ayuda para que le cuenten la historia de su barrio, que es él mismo. A lo largo de la película diluimos el personaje para que los que cuenten la historia sean los protagonistas del barrio.

¿Y qué se ha encontrado?

Son las historias de un barrio que creció exponencialmente porque eran familias que tenían muchos hijos. Y a raíz de eso y de la implicación de los Capuchinos, muy activos en el barrio, tuvo varios hitos a lo largo de la historia que lo convirtieron en un barrio pionero extramuros de la ciudad.

¿Sí?

Sí. Tuvo el primer dispensario médico fuera de los barrios altos. Y la película también habla del intento de llegar a un acuerdo entre los inquilinos del barrio y el Ayuntamiento de Pamplona para hacerse con la propiedad de las viviendas. A lo largo de la historia ha habido varios intentos -el último en el año 2000-, y la película refleja cómo han sido esos intentos y por qué han fracasado.

EL ÚLTIMO INTENTO

¿Y por qué han fracasado?

El último, en el año 2000, quizás el más sonado, con una asociación de vecinos y una manifestación que llegó hasta el Ayuntamiento, fue por la manera en que se querían subastar las casas. Los vecinos querían una subasta restringida para que fueran ellos los primeros en acceder a la vivienda. Lo que les ofreció el Ayuntamiento, entonces con Barcina como alcaldesa, fue una subasta libre. De manera que el inquilino que llevaba 50 años, como mis abuelos, tenía que competir con fondos de inversión, constructoras...

¿Y se paralizó la subasta?

No se llegó a un acuerdo y el barrio entró en un periodo de degradación.

¿Es cuando comienzan las ocupaciones de pisos?

Ocupaciones, venta de droga... Fue a partir de la década de los 2000.

¿El Ayuntamiento le ha apoyado con el documental?

Nos permitió entrar en los pisos para rodar. Y hay una entrevista con Enrique Maya.

¿Y qué dice el alcalde?

Él es consciente de que la vida comercial ha desaparecido. En tiempos había 17 comercios en los porches. Ahora, no hay ninguno. La gente decía que podías hacer la vida sin salir del barrio. Ahora, se dedican los fondos que se puede, muchos de Europa, para reformar los pisos y dedicarlos a emergencia habitacional. Pero dedicar un barrio a la emergencia no es creer en él. Es un lugar de paso y en un lugar de paso no se hace barrio.

¿Cuál sería la moraleja de la película?

Que las cosas hay que hacerlas a su tiempo, que la política de dejar pasar las cosas nunca es buena.

Si fuese una película de ficción, ¿de qué género sería?

Una tragicomedia. El final es un poco berlanguiano, con todo lo que se pudo hacer y no se hizo. Berlanga era un retratista de nuestra sociedad y me inspiré en él.

DNI

Iñaki Arbilla Ruiz (Pamplona, 1976) es licenciado en Comunicación Audiovisual por la UN. Trabajó como periodista en Antena 3 y Telecinco. Como escritor, ha publicado la novela Berdi, dos poemarios y un libro de diarios. Sandedro es su primera película como director, en la que ha contado con la colaboración de Cristian Ruiz, Santi Echeverría, David Muñiz o Josetxo Aldunate.

San Pedro. Un barrio que no es un barrio, situado a los pies de la meseta de Pamplona, al otro lado de la muralla y del río, en la Rochapea. Nació a finales de los 40, en pleno franquismo, para absorber el flujo de población que provocó el éxodo rura

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