El lío de tráfico en la Avenida de Navarra de Pamplona
Rotondas, semáforos y radares tratan de calmar el tráfico en un vial de alta densidad. Sin alternativa para desviar a los coches, el juego se complica.
- Noelia Gorbea
Cuando las cosas son, son. En gran parte de las ocasiones, al hablar de seguridad vial se tiende a poner el foco en el conductor, a pesar de que las carreteras también tienen un rol importante en la cantidad y gravedad de los accidentes que se suceden en una determinada zona. Y no necesariamente tienen que ser trascendentales para llamar la atención de las distintas administraciones, sino que atascos, sustos y situaciones de peligro con el resto de agentes de la movilidad (bicis, patinetes...) son aspectos que no pueden ser obviados.
En el caso que nos ocupa, la avenida de Navarra, esa variante que ha terminado por convertirse en ‘parte integral’ de la ciudad, también acumula algunos tramos más peliagudos sobre los que el Ayuntamiento de Pamplona intenta aligerar. De hecho, una de las últimas mejoras para calmar la velocidad de la zona fue la instalación de una cabina de radar y dos grupos de semáforos en los nuevos pasos peatonales entre la plaza Félix Huarte y su conexión con el campus de la Universidad de Navarra.
EXTENSIÓN PROLONGADA
Fragmentos de una arteria que se complican especialmente en horas punta y cuya solución no parece tan sencilla. Basta detenerse a analizar los datos que manejan en el área de Seguridad Ciudadana acerca del tráfico diario que soporta el vial. Una arteria que discurre desde su conexión con Cordovilla y el límite con la avenida de Zaragoza hasta su desembocadura a las puertas del barrio de San Jorge. Un trayecto para nada ajeno a miles de coches yendo y viniendo, entre 17.000 y 20.000 vehículos circulando a diario. Una cifra nada desdeñable.
Hay que tener en cuenta que, al tratarse de un vial excesivamente prolongado, los aforos no son idénticos en cada uno de sus tramos. Es decir, si atendemos a la primera zona de la avenida de Navarra, junto a Abejeras entrando desde la antigua Super Ser, el tráfico alcanza los 19.391 coches en dirección Pamplona; y unos 11.000 en sentido opuesto (saliendo hacia Noáin/Zaragoza).
Cambiando a un segundo escalón, a la altura del túnel de la Clínica de la Universidad de Navarra, el consistorio contabiliza 20.000 coches sentido San Sebastián y 21.818 en dirección contraria. Finalmente, en la tercera y última parte, en el sector que comprende la zona de Biurdana a San Jorge, el aforo se posiciona en 16.195 vehículos, siendo 17.408 en sentido inverso.
¿Y QUÉ OPCIÓN PLANTEA EL AYUNTAMIENTO DE PAMPLONA?
Con las cartas sobre la mesa, el equipo de gobierno municipal es perfectamente consciente de la tesitura que se vive en esta gran arteria urbana. “Sobre el calmado del tráfico, los medios con los que cuenta este vial se localizan en semáforos, rotondas y diversos radares de control de velocidad, en este momento tres cabinas en esta avenida”, detallan desde el área de Seguridad Ciudadana del Ayuntamiento de Pamplona.
A renglón seguido, exponen una realidad: la de que no existen vías alternativas sobre las que poder desviar el tráfico. “Es evidente que este carril no estaba en su momento dentro del casco urbano y que ahora casi se ha convertido en una vía urbana más”, entienden.
UN CENTENAR DE 'OJOS' VIGILANDO LA CIUDAD
Son más de un centenar de cámaras las que graban 24 horas al día lo que sucede en la vía pública de Pamplona. Se incluyen tanto las cámaras de tráfico, dispuestas para controlar la circulación de vehículos, como las cámaras de seguridad ciudadana, colocadas para vigilar el buen comportamiento de los ciudadanos. En ambos casos, las imágenes recogidas son almacenadas y quedan a disposición de Policía Municipal.
Sobre la ubicación, están colocadas en los cruces y viales más importantes de la capital con la finalidad no sólo de facilitar funciones de regulación y coordinación, sino que también sirven para saber cómo se produce un accidente determinado. “Muchos atestados han sido resueltos gracias a las imágenes recogidas por una cámara de este tipo”, recuerdan desde la web del cuerpo. Entrando al detalle, los puntos en los que se suelen emplazar presentan una mayor concentración de accidentes, tienen aforos de tráfico elevados o son puntos clave para la fluidez del tráfico.
Por su parte, las cámaras de seguridad ciudadana están orientadas hacia zonas con problemas de inseguridad, ya que permiten conocer las circunstancias en las que se produce un hecho, además de causar efecto disuasorio.
Era una de esas demandas recurrentes, que, poco a poco, fue cayendo en el olvido. Fue hace dos años cuando vecinos de Iturrama lograron reunir más de dos centenares de firmas a través de la plataforma change.org para que el Ayuntamiento de Pamplona. Cansados de negativas o silencios por parte de la administración, los afectados dejaron claras sus reivindicaciones.
“Es una vía que se encuentra fuertemente dominada por el flujo de vehículos de la avenida de Navarra, lo que ocasiona importantes retenciones en las calles que le aportan circulación. Es decir, la citada Iñigo Arista y Esquíroz”, explicaban en su momento quienes batallaban por una solución. A su entender, la regulación de esta rotonda mediante semáforos facilitaría la incorporación de vehículos a la avenida de Navarra, evitando los atascos que tiene que soportar “con frecuencia” los vecinos que salen del barrio de Iturrama. “Es una rotonda descompensada y peligrosa”, añaden. Y recalcan que ahora, con la puesta en marcha de dos nuevos semáforos junto a Félix Huarte, además de la cabina de radar, la velocidad ha disminuido considerablemente.
CAUTELA
Sin embargo, los vecinos siguen demandando una solución que aporte algo más de visibilidad, en concreto junto al cartel publicitario que se localiza junto al carril bici. “Cualquier día nos vamos a ‘comer’ a una bici”, sostienen muchos de los conductores que pasan a diario por la zona.
Atendiendo a las mediciones llevadas a cabo por el consistorio en 2020 (tengamos en cuenta el confinamientos), los datos avalan que, con 5.363.183 de mediciones, fue el túnel de la avenida de Navarra la cabina de radar que menos se respetó. Y pese a lo que pueda parecer, los datos obtenidos avalaban una cifra curiosa: 42,28 km/h; la velocidad media registrada a lo largo del año pasado por los once radares fijos que en aquel momento existían en la capital.
Si tenemos en cuenta la relación entre el número de mediciones y las infracciones cometidas, los radares que más irregularidades plasmaron fueron los situados en el túnel de la avenida de Navarra (0,55%) y avenida de Aróstegui (0,51%).
CALMADO DE TRÁFICO
Muy lejos de las cifras que se manejaron en cabinas como las situadas en avenida de Zaragoza (0,09%) o del Ejército (0,08%). Es más, el consistorio cursó 9.973 denuncias a conductores por haber sobrepasado uno de los distintos radares de velocidad que se encuentran repartidos por la capital a más de los 50 kilómetros por hora. Pese a todo, el calmado de tráfico tras medidas como calles a 30 km/h, reductores de velocidad y sensibilización, continúa en ascenso en toda la ciudad.
La complicada situación que se vive en la rotonda que enlaza la avenida de Navarra con San Jorge, Landaben y prosigue hacia Decathlon es más que patente. Miles de vehículos circulando constantemente por la oreja partida en la que se reparte esta potente intersección, siendo una de las salidas más importantes de la ciudad.
Bien es verdad que más de una vez han demandado los vecinos pasos subterráneos para los coches, dejando ese espacio en superficie como zona verde, peatonal y para fomentar la ciclabilidad. Una obra que, dentro de lo que podría parecer, siempre recibió una respuesta negativa por parte de la administración. La falta de dinero como principal escollo, unido a la dificultad de realizar una obra de semejante magnitud.
SEGURIDAD
A ojos de los vecinos, el tráfico en la zona es excesivo, además de resultar insuficiente el estado de los actuales pasos subterráneos. “Hace falta más iluminación para que por las noches sea seguro, además de menor inclinación en las rampas, ya que las personas mayores las acusan”, determinan quienes más los utilizan.
Cuando las cosas son, son. En gran parte de las ocasiones, al hablar de seguridad vial se tiende a poner el foco en el conductor, a pesar de que las carreteras también tienen un rol importante en la cantidad y gravedad de los accidentes que se sucede
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