252 víctimas de violencia machista viven en Navarra con vigilancia policial
212 están calificadas de riesgo medio y hay otras 40 de riesgo alto
- Carmen Remírez
Históricamente, uno de los retos principales de la lucha contra la violencia machista es el de sacar a la luz los casos ocultos, así como proteger de forma efectiva a aquellas que dan el paso de hacerle frente. Mujeres que conviven con sus agresores y que esconden (o desconocen, directamente) su realidad de víctimas de puertas para fuera, sin que la red social de ayuda (policial, sanitaria, psicológica) pueda rescatarlas.
Para minimizar esas situaciones llegó Viogen, un sistema que pretendía clasificar las atenciones a este tipo de víctimas, por las distintas policías, y en toda España.
A fecha 28 de febrero, este programa contempla 1.447 casos activos en Navarra. Todos están asociados a una categoría, por orden de gravedad: riesgo extremo, alto, medio, bajo y no apreciado. De los 1.447, 252 son los que más preocupan, calificados en nivel medio (212) y alto (40) y siendo objeto de vigilancia policial continuada. En esa fecha, no hay ninguna etiquetada como víctima en riesgo extremo, para las que el agresor o sus circunstancias suponen una ‘amenaza inminente’. En el cómputo global, Viogen acumula también en Navarra 591 casos calificados de ‘riesgo bajo’ y en otros 604 no se percibe riesgo. También están considerados casos activos, pero el seguimiento policial es menos intenso. Son susceptibles de reactivarse en cualquier momento.
Además, a esos casi 1.500 casos activos, con algún tipo de seguimiento, se suman otros 7.323 definidos como ‘inactivos’ o durmientes, hasta alcanzar 8.770 dados de alta desde que arrancó la clasificación estadística. Hacen referencia a 7.953 víctimas de las que los agentes pueden conocer su historial y recorrido. De los activos, en 732 casos hay menores a cargo de la víctima. De ellos, esa condición se da en cuatro calificados actualmente como ‘de riesgo alto’.
Desde hace año y medio, además, la ‘entrada’ al sistema de las víctimas puede producirse por dos vías. Inicialmente solo se contemplaba la tradicional, realizada a instancias de una denuncia . Desde el verano de 2021, el ‘Protocolo Cero’ permite también dar entrada a Viogen a víctimas que no quieran denunciar, pero de cuya amenaza, tanto una patrulla como otro alertante (un sanitario, una trabajadora social, un vecino, etc) informen y los agentes constaten la existencia efectiva de riesgo de violencia machista. Además de trasladar las diligencias al juzgado, a esa mujer se le debe prestar también la protección que se considere pertinente según la situación que se perciba.
8 MENORES DE 18 AÑOS
Viogen ordena las víctimas por edad y arroja resultados según intervalos de esta categoría. Así, por debajo de los 18 años existen 23 casos activos en Navarra: 5 de ellos en riesgo medio y 4 en alto. El grupo más numeroso, tanto por volumen como por casos activos es el de mujeres de 31 a 45 años. Hay 646, y más de un centenar están calificadas con un riesgo importante: 93 en medio y 19 en alto. Por encima de los 65 años, no existe ninguna víctima englobada en el grupo de riesgo alto. De los 25 casos activos en el sistema, 4 son de riesgo medio, 6, bajo y en 15 víctimas, actualmente, no se aprecia riesgo.
Concienciada de la labor divulgativa que también implica su puesto, Cristina Eseverri, al frente de la Brigada Asistencial de Policía Foral atendía esta entrevista en un día intenso, sin tregua para la atención a los más vulnerables. En ese empeño, defiende la labor de seguimiento policial. “Está demostrado que minimiza el riesgo mantener un contacto continuado y estrecho y el protocolo nos cataloga cada cuánto hacerlo, como mínimo”. Por ejemplo, si la evaluación de riesgo policial implica que esa víctima puede estar en riesgo extremo se contacta con ella cada 3 días, cada semana si es de riesgo alto y una vez al mes si es de riesgo medio. “A todos esos factores se suma la información obtenida del contacto directo con la víctima, así como de su entorno o de los datos de esa relación. Para esa evaluación se tiene en cuenta además si existen menores a cargo de la víctima. El seguimiento a las víctimas de Viogen, que no incluye a quienes hayan podido sufrir una agresión sexual fuera del ámbito de la pareja o expareja, se nutre también del equipo interdisciplinar que en Navarra trabaja para atender a estas mujeres. “Desde el primer momento, exista o no denuncia, se le ofrece asistencia jurídica especializada, psicólogos de guardia y además se estudia qué posibilidad hay de que pueda repetirse un episodio violento”. En su opinión, el seguimiento a estas mujeres debe mantenerse en el tiempo, mejorando la asistencia que se le presta. “Aunque haya cesado la orden de protección, hay que seguir dando cobertura a estas mujeres. Está demostrado que cuanto más se les acompañe, mejor”.
Óscar Silva lleva muchos años empeñado en perseguir la violencia machista que se ejerce en Navarra y de su experiencia ha obtenido algunas claves que comparte para la reflexión. “Se pone mucho el foco en la mujer y yo estoy convencido de que avanzaremos cuando apelemos también a los hombres. A pesar de los avances, todavía hay hombres y mujeres que tienen normalizadas unas conductas que no deberían. Hay situaciones o conductas que no se pueden permitir. Son delito”, insiste. Reducir la cifra negra y erradicar esas situaciones de sometimiento son una ambición común y él anima a que se produzca una cadena de avisos para lograr abrir los ojos a los que no lo ven. “Es importantísimo que nos llamen, que nos alerten, de una vecina, de la madre de un amigo del colegio del hijo, de una chica menor, de una mujer mayor...”. La educación puede erigirse en antídoto, no solo enfocada a las mujeres, reitera, sino a todos y desde el principio, desde los centros educativos. En sus 35 años de recorrido sí han cambiado cosas, admite. “Hace 15 años era mucho más improbable que se reprobara tanto un chiste machista y vejatorio. Ahora el desagrado es mucho más unánime”. Desde el punto de vista policial, describe un acompañamiento cercano y de años de duración. “Hay mujeres que muchas veces necesitan hablar, y los agentes de las unidades especializadas saben cómo ayudarlas, desde tomarse un café a asesorarlas en trámites”. Mientras dura la orden de alejamiento de una víctima, por ejemplo, se mantiene el seguimiento sobre ella, para comprobar que se cumple. “Se avanza con paso de elefante, muchas veces, pero se avanza”, señala, con un punto de esperanza.
Responsable de la unidad de Familia y Menor de la Policía Nacional en Navarra, Jesús González matiza respecto al fracaso que supone cada nueva mujer asesinada por violencia de género. “El que asesina es el asesino. No el sistema. Otra cosa es que se puedan hacer muchas cosas mejor, y es en lo que trabajamos”. De cara a futuro, augura inversiones, aunque no cree que la violencia llegue a desaparecer. “Habrá más recursos, seguro, pero no creo que la violencia de género desaparezca. Por desgracia creo que seguirá habiendo”, y para muestra apunta al “alarmante” repunte entre los jóvenes. Comenta asimismo tendencias positivas, que percibe. “El delito sigue siendo invisible, en buena medida, pero es verdad que cada vez menos, por eso se denuncia más, y se ha mejorado mucho el seguimiento y el control”. Desde su unidad trabajan en el seguimiento personalizado a las víctimas. “Cada mujer que atendemos tiene asignado un agente concreto que, en función de su situación, realiza siempre las llamadas, las visitas y, dependiendo de la vulnerabilidad de la víctima puede implicar incluso un acompañamiento al Juzgado o a recoger enseres. Se trata de individualizar lo máximo posible cada atención, que no tenga que llamar y preguntar por la unidad a cargo de la violencia contra la mujer y a ver a quién le pasan, no, ella sabe qué agente es el asignado”. También bendice la introducción en una nueva versión de Viogen del trabajo que realizan los actores sociales, claves en todo el proceso de atención a estas mujeres. “El objetivo a alcanzar es un seguimiento lo más integral posible”.
Históricamente, uno de los retos principales de la lucha contra la violencia machista es el de sacar a la luz los casos ocultos, así como proteger de forma efectiva a aquellas que dan el paso de hacerle frente. Mujeres que conviven con sus agresores
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