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Pablo Irimia, neurólogo y coordinador de cefaleas de la SEN: “Casi dos de cada diez mujeres sufren migraña en algún momento”

Latidos en las sienes, martillazos en la nunca o un dolor profundo en los párpados. Si sabe de qué va, es que usted ha sufrido migrañas en alguna ocasión. Ese dolor de cabeza, a veces incapacitante, que afecta al 12% de la población, sobre todo a mujeres en edad fértil. Este especialista de la CUN vuelve a ser el responsable de España en esta patología

Pablo Irimia Sieira, gallego de 51 años, en su consulta de neurología de la Clínica Universidad de Navarra. El especialista acaba de ser reelegido como coordinador del Grupo de cefaleas de la Sociedad Española de Neurología (SEN) Jesús Caso

Hay personas que sienten el corazón latir en sus sienes. Que experimentan cada una de esas sístoles y diástoles martilleando el interior de su nuca o en los párpados junto al tabique nasal. Existen hombres y mujeres que, cuando presienten que se acerca ese dolor sordo y martilleante, sienten nauseas, vomitan, no soportan la luz y se tienen que tumbar a oscuras en una habitación. A esperar a que pase esa tortura. ¿Le suenan estos síntomas? ¿Ha sufrido alguno de ellos? Si es así, usted pertenece al 12% de la población mundial que padece migrañas, el dolor de cabeza más frecuente e incapacitante. Unos síntomas que asustan pero que, en la mayoría de los casos y aunque a usted pueda parecerle lo contrario, no esconden ningún tumor cerebral y pueden tratarse con un arsenal de fármacos, cada vez más abundantes. 

Así de claro y tranquilizador se muestra el neurólogo Pablo Irimia Sieira (La Coruña, 1971), especialista en la Clínica Universidad de Navarra y que acaba de ser reelegido como coordinador del Grupo de cefaleas de la Sociedad Española de Neurología (SEN), una entidad que agrupa a más de 3.000 neurólogos, radiólogos, especialistas en anatomía patológica, rehabilitadores... que trabajan en España y facultativos españoles que lo hacen en otros países. Irimia ha sido también reelegido por segunda vez consecutiva coordinador del Panel científico dedicado a cefaleas de la European Academy of Neurology (Academia europea de neurología), que reúne a más de 45.000 neurólogos de 47 sociedades distintas.

¿Qué son las cefaleas? En el lenguaje coloquial nos referimos a que nos duele la cabeza, tenemos jaquecas o migrañas. ¿Es lo mismo?

La cefalea hace referencia a cualquier dolor de cabeza con independencia de su causa. Puede doler una zona de la cabeza (sienes, frente, ojos...), la cara o el cuello. Aunque las metamos a todas en el mismo saco, lo cierto es que existen 200 tipos de cefaleas, que se pueden reunir en tres grupos, dependiendo del origen y la gravedad. Las cefaleas primarias provocan crisis repetidas pero no están ocasionadas por lesiones en el cerebro, como ocurre con las migrañas y cefaleas tensionales. La secundarias se origina por una lesión cerebral (como un tumor o una hemorragia). Y en tercer lugar, están las neuralgias, dolores que siguen la ruta de nervios dañados, en la cara u otra zona de la cabeza (trigémino, occipital...) Pero de todo este grupo, las más frecuentes son las cefaleas primarias y dentro de ellas, las migrañas (conocida coloquialmente como ‘jaquecas’). Afectan al 12% de la población. Un porcentaje que se eleva al 18% en al caso de las mujeres.

De acuerdo. Usted insiste en que en la mayoría de los casos, un dolor de cabeza te puede incapacitar para trabajar, salir... Pero no es grave. ¿Cómo sé yo si siento martillazos que no tengo un tumor cerebral?

En más del 90% de los casos, estos episodios se quedan tan solo en cefaleas primarias. En el caso del tumor, el dolor no es la primera manifestación. Aparecen también problemas de pensamiento, memoria, movilidad...

Entonces, ¿qué síntomas deben alertarnos de que está ocurriendo algo grave?

Si sentimos un dolor de cabeza repentino o que se extiende de manera muy rápida. Si perdemos fuerza, tenemos problemas de expresión o, simplemente, si en 50 años, nunca hemos experimentado un dolor de cabeza de ese tipo. En todos esos casos, hay que acudir a un servicio de urgencias.

De acuerdo. Hablemos entonces de la migraña, que no provoca la muerte pero sí una merma de la calidad de vida laboral y personal para el paciente...

En primer lugar, habría que diferenciar la migraña de la cafelea tensional. Este segundo tipo es más habitual y afecta al 25% de la población (al 30% de mujeres). ¿Cuál es la diferencia entre ambas? En el caso de la migraña, el dolor se da en la mitad de la cabeza y puede ir acompañado de vómitos y de no poder soportar la luz y el ruido. En la cefalea tensional, duele toda la cabeza, no hay vómitos ni extrema sensibilidad al ruido o la luz. La migraña puede incapacitar para la vida laboral o para hacer una actividad física. La cefalea, no. El mayor porcentaje de migrañas se da en mujeres de entre los 25 y los 30 años.

Aclarada esta diferencia, supongo que la cefalea no ocasiona consultas médicas (porque todo el mundo tiene dolores de cabeza en más o menos momentos) pero la migraña, sí.

La migraña, insisto, afecta más a mujeres porque tiene un desencadenante hormonal, más frecuente en las féminas y en la época hormonal más activa. Por eso, durante los embarazos y la menopausia el problema mejora. La prevalencia no ha cambiado y se mantiene estable en todo el mundo. Según los últimos estudios, es la quinta causa de incapacidad y la primera en personas de entre 16 y 49 años, en la edad en la que necesitan ser productivos. Hay gente que no puede trabajar y sufre crisis incapacitantes. En el caso de las migrañas crónicas (episodios de más de quince días al mes), es imposible hacer vida normal. Y hay pacientes que demandan la incapacidad laboral.

Se ha avanzando e investigado mucho. ¿Cuáles son ahora los tratamientos más eficaces para controlar el dolor?

Ha habido un revolución de nuevos fármacos. Existen analgésicos específicos (los triptanes) que se crearon hace una década. Se trata de un tipo de antiinflamatorios, ya que la mayoría de las migrañas se producen por la dilatación de una arteria. Además, están los gepantes y ditanes, para los tratamientos agudos de las crisis y que suponen una alternativa a los triptanes para quienes no los toleran. Ahora bien, este segundo tipo de tratamiento está contraindicado en personas que han sufrido infartos.

Estas medicaciones se aplican en pacientes con migraña crónica (más de quince días al mes). Pero, ¿qué ocurre con las personas que tienen migraña menos días? ¿Cómo se tratan esos casos?

En esta ocasión, hay que aplicar un tratamiento preventivo (con betabloqueantes o bótox, la denominación más popular de la toxina botulínica) y reducir el consumo de analgésicos (paracetamol...) Lo que ocurre es que estos medicamentos no han sido diseñados para la migraña y presentan efectos secundarios. El 70% de los pacientes que los toman los abandonan a los seis meses, porque les provocan hipotensión (tensión baja), bradicardia (bajo ritmo cardiaco) o somnolencia...

¿MAYOR RIESGO DE ICTUS?

¿Entonces qué se recomienda?

Los anticuerpos monoclonales. Son preventivos y su tolerancia resulta excelente. La posología consiste en aplicar una inyección al mes que tiene un efecto prolongado (alrededor de un trimestre). La mayoría de los pacientes están contentos con esta medicación y recuperan la esperanza. No ofrecen una mejoría del 100% pero sí de un porcentaje muy alto.

¿Las personas que sufren migraña tienen más riesgo de desarrollar otras enfermedades más graves?

En el caso de la migraña con aurea (en la que se ven como hormigas de luz antes de que empiece el dolor), sí que hay más riesgo de padecer un ictus. Ese accidente cerebrovascular puede ser de dos tipos: ictus isquémico o infartos cerebrales (cuando se genera un trombo y no llega el riego sanguíneo al cerebro, lo que ocurre en el 80% de casos) y hemorragias o derrames cerebrales (se rompe un vaso sanguíneo y sangra, que se dan en el 20% restante).

¿Y qué síntomas habría que tener en cuenta para estar alerta?

Si se da cualquiera de estos tres: parálisis facial (se ‘desvía’ la comisura de los labios, se ‘cae’ un párpado...), debilidad de una extremidad del cuerpo (pierna, brazo o ambas) o trastornos en el lenguaje (en la expresión o la comprensión), hay que llamar al 112 para que nos digan a dónde tenemos que ir. En cuanto se recibe una llamada, se activa el ‘código ictus’. La incidencia del ictus se mantiene estable y afecta a menos del 10% de la población. Es más frecuente en hombres pero supone mayor mortalidad en mujeres. En el caso de los varones, es la segunda causa de mortalidad; y en el de las féminas, la primera. Además, supone la principal causa de discapacidad en España en estos momentos.

Sin embargo, la mortalidad por ictus ha bajado últimamente...

Así es y, aunque una de cada cuatro personas sufrirá un ictus a lo largo de su vida (sobre todo a partir de los 65 años, aunque pueden darse a cualquieredad y el 16% de casos ocurre en menores de 50), la mayoría de los pacientes (80%) se recuperan muy bien con la rehabilitación. Aunque, a veces, no lo hacen por completo. La mitad de los que superan el ictus arrastra secuelas leves y la otra mitad, más graves (como una hemiplegia o parálisis en la mitad del cuerpo). Ahora bien, lo más importante es la prevención para evitar los ictus. Con un buen control, se podrían evitar hasta el 90% de casos.

¿Y qué debemos hacer para prevenir?

Evitar los factores de riesgo que llevan a la obesidad (hipertensión, colesterol alto, tabaquismo, diabetes...) Además, las personas que sufren un tipo de arritmias (fribilación auricular, cuando el corazón no es capaz de funcionar bien) tienen más posibilidades de sufrir un ictus.

¿Y la migraña? ¿Cómo incide en la posibilidad de sufrir un ictus?

De forma muy ocasional. Y solo cuando hay falta de sueño, exceso de estrés... Por eso, se deben controlar los episodios.

“La migraña genera a veces un sentimiento de culpa”

Recuerda Pablo Irimia que, cuando era niño, su madre sufría migrañas. “Me resultaba muy impactante”, rememora aquellas situaciones que ahora él ha heredado, aunque controla con medicación. “Las propias madres que tienen migraña, como otras personas, experimentan, a veces, un sentimiento de culpa por no poder llevar una vida normalizada”.

¿Siempre supo que quería ser médico?

Sí, desde niño. Mi padre era médico internista y mi hermano, también. Enseguida tuve claro que quería dedicarme a una especialidad médica, no quirúrgica. Las enfermedades neurológicas me gustaron.

¿Por qué?

Porque son un reto. No tienen cura. Solo fármacos que reducen la carga de la enfermedad. Por eso, hacen falta más tratamientos porque los que existen no sirven ni son eficaces para toda la población.

Es decir, hay que seguir investigando...

Hay que mantener el estímulo constante de la investigación. Es vital para que más personas se beneficien de nuevos tratamientos.

¿La migraña se hereda?

Puede ser. Su origen está basado en múltiples genes y esa combinación genética facilita la aparición del dolor. No es algo matemático, aunque casi el 70% de personas con migrañas tienen antecedentes familiares. Como yo.

Aunque, insiste, la migraña no es grave, ¿puede desencadenar otros problemas de salud?

Tres de cada diez personas con migraña, antes del dolor, pueden presentar trastornos visuales, hormigueos, problemas para expresarse y hablar... Es lo que se llama ‘aura’ y asusta mucho. Algunos pacientes, con esos síntomas, acuden a urgencias. Hasta que no empieza el dolor no saben si es migraña o están teniendo un ictus.

DNI

​Neurólogo Pablo Irimia Sieira (La Coruña, 1971) es hijo de un médico internista y siempre supo que se quería dedicar a la medicina. Cursó sus estudios en la Universidad de Navarra y se especializó en la CUN. Casado con la abogada murciana Inma Luján, a quien conoció en Pamplona, tienen dos hijas, de 22 y 19 años. La mayor estudia Medicina. El neurólogo, como su madre, sufre migrañas desde hace años que controla con medicación.

Hay personas que sienten el corazón latir en sus sienes. Que experimentan cada una de esas sístoles y diástoles martilleando el interior de su nuca o en los párpados junto al tabique nasal. Existen hombres y mujeres que, cuando presienten que se acer

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