86 madres utilizaron la sala de lactancia durante o tras las pruebas
Por segundo año consecutivo, se ha habilitado un aula y una sala para que las opositoras puedan dar de mamar a sus bebés
- Sonsoles Echavarren
Los pasillos del aulario parecían este sábado por la mañana más una escuela infantil que una universidad. Padres y abuelos empujaban cochecitos o silletas e intentaban calmar a bebés que lloraban, con hambre y sed en una jornada tórrida, porque querían mamar. Por segundo año consecutivo en las oposiciones de Educación, se habilitó en la UPNA un aula y una sala de lactancia para las opositoras que acaban de ser madres. En total, fueron 86 las mujeres que solicitaron este servicio. Unas se examinaron en su tribunal correspondiente y utilizaron la sala al terminar la prueba; y otras hicieron las pruebas en el aula de lactancia (en la que había mujeres de diferentes especialidades pero que necesitaban amamantar a sus hijos con frecuencia). En este caso, salían del examen cuando lo precisaban y el “tiempo perdido” con la lactancia se recuperaba después.
El más pequeño de esa ‘comunidad de lactantes’ fue Pau (paz, en catalán) que nació el viernes de 10 junio. Y esperaba en brazos de su padre a que su madre saliera para amamantarle. Entre los inquilinos de la sala, estaban también la pequeña Carlota (de 5 meses) que aguardaba con su padre, Jesús Calavia, a que su madre, Sonia Calavia, aspirante a una plaza de Audición y lenguaje, le diera de mamar. “Es difícil estudiar con un bebé pero mi marido está muy presente”, explicaba esta mujer, que ahora da clase en el CP Monte San Julián de Tudela. A su lado, mamaba Vega Rubal Pérez, de 2 meses. La niña esperaba con su padre, Alfredo Rubal, a que madre, Yolanda Pérez, y aspirante a una plaza de Infantil saliera de la prueba. “Me parece una gran iniciativa”, contaba esta vecina de Carcastillo y que da clase en las Esclavas del Sagrado Corazón en Pamplona. “Pero me gustaría tener plaza en alguna localidad cercana a mi pueblo”.
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