Gregorio Luri: "El maestro es el amante celoso de lo mejor que puede llegar a ser su alumno"
La escuela no es solo un parque de atracciones porque allí están los maestros que elevan la mirada de los niños. Sobre esta premisa, este profesor, pedagogo y filósofo de Azagra ha impartido una conferencia en Pamplona
- Sonsoles Echavarren
El médico de Azagra lo tuvo claro y así se lo hizo saber a la madre del muchacho: “Gloria, tu hijo sirve para los estudios”. Corría el año 1964 y el chico del que hablaba el galeno era Gregorio Luri Medrano, que sumaba entonces 9 años. “Mi padre había muerto cuatro años antes y para mi madre aquella noticia supuso un problema económico. ¿Qué íbamos a hacer?”, recuerda ahora, a sus 67, este filósofo, pedagogo, maestro y uno de los principales referentes españoles en materia de educación. Gracias a las becas, su esfuerzo y el estudio. “Y, sobre todo, a Don Ramiro Layana. Aquel médico que supo ver en mí algo que ni yo ni mi entorno habíamos percibido. ¿Cómo no voy a creer en la meritocracia?” Autor de numerosos libros sobre educación y familia, como ‘Mi familia es bestial’ (escrito junto con su nieto mayor cuando el niño tenía 7 años), ‘Elogio de las familias sensatamente imperfectas’, La mermelada sentimental’, ‘La escuela no es un parque de atracciones’ o el último, ‘El eje del mundo’, impartió este jueves una conferencia sobre educación en Pamplona invitado por la asociación Sociedad Civil Navarra. Vecino de Barcelona, casado, padre de dos hijos y abuelo de dos nietos (de 12 y 7 años), asegura que, tras décadas de estudio y varios galardones (entre ellos, la Cruz de Carlos III del Gobierno foral), se queda con la definición de educación que le ofreció su madre en aquella Azagra de su infancia: “Hijo, estudia para que puedas presentarte en cualquier sitio”.
¿Por qué asegura que la escuela no es un parque de atracciones?
Digo que no ‘solo’ es eso. Lo que no significa que tenga que ser un lugar para pasarlo mal. De hecho, una cierta escuela, la de ‘la letra con sangre entra’ y los brazos en cruz, ha hecho mucho daño. Y está bien acabada. Pero eso no significa que pueda ser un parque de atracciones, un lugar intrascendente donde vas con tus amigos a pasarlo bien. ¿Y por qué no? Porque la escuela es el lugar en el que está el maestro, ese ‘amante celoso’ de lo que mejor que pueda llegar a su ser su alumno. ¿Cuántos niños fracasan porque no han tenido a nadie que les elevara la mirada más allá de su entorno?
Por eso, los maestros son tan importantes para muchas personas. Como para el escritor argelino Albert Camus, que remitió una carta al suyo nada más recibir el Premio Nobel...
Es una anécdota preciosa. Camus pertenecía a una familia muy humilde y vivía en situación de pobreza. Pero, para él, su maestro de escuela, y las novelas que les leía al salir de clase, fueron un acicate. Al recibir el Nobel, le escribe: “Gracias por considerarnos dignos de descubrir el mundo”. ¡Es el elogio más grande que se puede hacer a un maestro!
Como constatamos, la escuela ha evolucionado mucho y ya no se lleva el esfuerzo y tesón. Pero usted sigue abogando por los méritos, algo tan denostado...
¿Conoces el cuento de aquel padre que, en su lecho de muerto, les dijo a sus hijos que les dejaba una viña con un tesoro escondido? Removieron la tierra pero no lo encontraron. Pero, sin embargo, tuvieron una cosecha estupenda. Si eliminamos la aspiración a la meritocracia, nos quedaremos con una cosecha de uva miserable. Porque, si no podemos aspirar a una sociedad en la que los puestos públicos estén abiertos al talento técnico y moral, ¿qué le decimos a un pobre? ¿Que se aguante? Nuestra capacidad de trabajo y el conocimiento se han convertido en el nuevo petróleo. No podemos frivolizar y debemos tomárnoslo en serio.
Usted lo ha experimentado en su propia vida...
¡Claro! Don Ramiro, además de animarme a estudiar, me dio una serie de libros y cuando los terminaba iba a su consulta a comentarlos con él. Me he pasado los últimos años de mi vida contando palabras: las que oyen los niños de diferentes culturas y clases sociales. En una hora, uno puede escuchar 600 palabras;y otro, 2.600. Y para eso está la escuela: para compensar esa diferencia de palabras. Nuestros abuelos tenían un vocabulario amplísimo. No hablaba de un pájaro o de un árbol, sino que los citaban por sus nombres. Nosotros lo hemos perdido. Y lo que no sabemos expresar no lo conocemos.
Insiste en el esfuerzo y el trabajo bien hecho pero vivimos en una sociedad de optimismo exagerado que asegura: “Esfuérzate y lo conseguirás”. A lo que usted rebate: “Esfuérzate y mejorarás”.
Es que ese el ‘sueño americano’. Ya nos gustaría que esforzándonos pudiéramos lograr todo lo que deseamos. Yo soñaba con ser delantero de Osasuna pero vi que era irrealizable. No se trataba de esfuerzo sino de que yo era muy malo jugando al fútbol (risas).
Pero ahora parece que no se puede decir a un niño que hace algo mal porque se le desmotiva...
Conozco una escuela en la que se enseña a los niños a saltar sin cuerda para que los torpes no se tropiecen. Pero al niño listo no se le engañan y sabe cuando ha hecho algo mal. El elogio inmerecido es una forma de humillación.
Habría que buscar el equilibrio...
Una escuela buena debe buscar el equilibrio entre no machacar a un alumno y no decirle que hace todo bien. Como en la fábula de Schopenhauer: los puercoespines deben encontrar la distancia para adecuada para darse calor sin hacerse daño.
CONOCIMIENTO Y EMOCIÓN
Además del conocimiento y el aprendizaje, desde hace unos años se está dando mucha importancia a la educación emocional...
A mí me pone muy nervioso todo esto de las emociones. Porque, además, son más o menos valiosas en función del tipo de persona que quieras ser. Tus emociones van a estar reguladas por ese ideal. Y también me pone muy nervioso hablar constantemente de la empatía porque nos hace olvidar el deber. Yo no necesito empatizar con una mujer embarazada para saber que mi deber moral es cederle el asiento. Solo sabemos que somos libres porque conocemos nuestro deber.
También se habla mucho de la creatividad a lo que usted alega: 'Si quieres creativo, hinca los codos'.
¡Claro!¡Eso lo sabe cualquier creativo! Si te sientes inspirado, es fácil que estés cayendo en una crisis de cursilería. Si quiero escribir un soneto, tendré que dominar la lengua y las reglas del soneto. Si quiero ser portero de fútbol, deberé pasar muchas horas entrenando... El conocimiento es el caldo de cultivo que te permite poner en relación dos ideas. Y la creatividad no deja de ser la capacidad para enfocar un problema desde unan persepectiva diferente. La creatividad está muy bien pero no la confundamos con la ocurrencia. Igual que no podemos confundir una opinión con un razonamiento. El razonamiento es superior a la opinión porque tiene que estar soportado por un argumento lógico. En esto soy extraordinariamente 'carca' (se ríe).
¿Qué balance podemos hacer de estos dos últimos años de la escuela en la pandemia?De clases 'online', confinamientos intermitentes... ¿Qué nos ha enseñado esta experiencia?
Muy poco porque no hemos sido lo suficientemente inteligentes para analizarla con datos. Conozco una escuela (San Gregorio, en Barcelona) en la que el día anterior al confinamiento entregaron a los alumnos un test de velocidad lectora (que es importante no solo para medir la velocidad con la que se lee sino también para comprobar el conocimiento de las palabras, porque cuando un alumno ignora un vocablo se para y disminuye la velocidad). ¿Y qué se ha comprobado? Pues que para un grupo reducido (de entre el 10% y el 15% de los alumnos) trabajar en casa les ha ido muy bien. Se trata de los introvertidos, a quienes les hacen 'bullying'... Además, entre el 20% y el 30% de los escolares desaparecieron de los radares desde el principio, por lo que han tenido una pérdida notable de conocimientos. Y para la mayoría, entre el 30% y el 40% de los alumnos, el aprendizaje durante el confinamiento familiar fue un infierno porque se crearon tensiones familiares considerables. Todo el mundo opina pero no hay datos específicos del confinamiento.
Sin embargo, nos encantan los datos y las evaluciones. ¿En qué lugar está ahora Navarra dentro del conjunto de España, según el informe PISA?
Lo he estado estudiando a fondo y ahora hemos bajado. Podríamos pensar que es una tendencia pero no lo sabemos. Igual de repente se mejora. Pero he descubierto un dato muy interesante: las familias navarras son las que más dinero destinan en toda España a la formación de sus hijos. Parece algo positivo.
Después de todo lo hablado, ¿cree que es neceasrio un pacto de estado en educación para que no vayamos dando bandazos de uno a otro extremo, según el color político del gobierno de turno?
Es una de esas cuestiones esenciales en las que no nos ponemos de acuerdo. ¿Y por qué? Porque nos juzgamos más a nosotros mismos por nuestras acciones que por nuestros resultados. Por ejemplo, si tuviéramos en cuenta que en 3º y 4º de Primaria (8-10 años) se produce una fractura entre "aprender a leer" y "aprender leyendo", deberíamos enfocarnos en aquellos niños que, como decíamos, manejan menos palabras. O si tenemos en cuenta que uno de cada cuatro alumnos de 4º de ESO (16 años) tiene serias dificultades de comprensión lectora, descubriríamos que es una emergencia nacional que hay que remediar. Pero estas cuestiones nos pasan desapercibidas porque nos focalizamos en lo ideológico y los problemas concretos ni los vemos. Porque la ideología está tapando la realidad.
Te puede interesar
El médico de Azagra lo tuvo claro y así se lo hizo saber a la madre del muchacho: “Gloria, tu hijo sirve para los estudios”. Corría el año 1964 y el chico del que hablaba el galeno era Gregorio Luri Medrano, que sumaba entonces 9 años. “Mi padre habí
Diario de Navarra
- Web + app (0,27€ al día)
- Versión PDF
- Periódico en papel