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Erasmus FP en Navarra para quien más lo necesita

La Comunidad foral lidera NAVE2, un proyecto educativo piloto que busca facilitar estancias formativas europeas al alumnado vulnerable de FP Básica. Seis alumnos navarros han viajado a Holanda, Italia y Finlandia y otros seis de allí han venido a Navarra

Alumnado y profesorado de Holanda, Finlandia e Italia visitó Navarra en noviembre. Acudieron al CI Mariana Sanz y a la Escuela de Educadores. En la imagen, en el departamento de Educación DN

Hay barcos que zarpan una sola vez en la vida. Buques que atracan en puerto ofreciendo un pasaje a un viaje desconocido. Sobre todo para pasajeros poco acostumbrados a las travesías. Y este es uno de ellos. 

Apenas unas semanas antes de que el mundo estallase con la pandemia, Navarra presentó en sociedad NAVE2, un proyecto educativo destinado a ofrecer garantías de calidad a la hora de organizar estancias formativas en países europeos a los estudiantes y profesores de Formación Profesional. 

La Comunidad foral lideraba el proyecto con una vuelta de tuerca: orientar los intercambios al alumnado vulnerable, sobre todo aquel que cursa las modalidades de FP básica y FP especial. 

La covid frenó todo, pero ahora Navarra ha podido culminar sus primeras movilidades: ha enviado a seis alumnos y tres profesores a Holanda, Italia y Finlandia y ha recibido a un número igual de estudiantes y docentes. Mientras terminan las evaluaciones del programa una idea es clara en organizadores y participantes: apuestan por mantener este proyecto piloto en el futuro.

Desde el Negociado de Internacionalización de la Formación Profesional, María Rozas Larraondo, su responsable, explica las características del programa: “NAVE2 se trata de un proyecto KA2 Erasmus que se inició en 2019 y cuenta con un presupuesto de 97.766 euros. El Gobierno de Navarra es quien lidera el proyecto en el que participan otros cuatro socios europeos”. 

Así, además del ejecutivo foral, son socios del mismo ROC Midden Nederland (Holanda); Consorzio degli Istituti Professionali (Italia); Saimaan ammattiopisto Sampo (Finlandia) y la empresa K+M (Reino Unido), que asesora en temas de dirección y calidad del proyecto.

El proyecto está orientado a fomentar en especial las movilidades de alumnado vulnerable, estudiantes con un alto riesgo de abandono y con problemas de adaptación o peligro de exclusión social y también alumnado con discapacidad física o psíquica, que en la estructura de FP de Navarra son formados en los cursos de FP Básica y FP Especial. 

El objetivo es establecer los protocolos de acogida y envío de alumnado entre los cuatro miembros para lo que se desarrolla documentos, bases de datos y plataformas que agilicen los trámites y faciliten el intercambio de estudiantes entre los países socios.

Estos protocolos se testan con unas movilidades piloto en las que cada institución envía a alumnos considerados vulnerables a cada socio para estancias de 15 días. 

El alumnado se desplaza acompañado de profesores y esas visitas se han realizado entre el 31 de octubre y el 13 de noviembre. “Nosotros hemos enviado a Holanda a una profesora y dos alumnas de Informática del CIP ETI de Tudela, a una profesora y dos alumnos del CIP Donibane a Finlandia (FP Básica de Textil) y a un profesor y dos alumnos del IES Huarte a Italia (FP Básica de Cocina). A su vez hemos recibido a un profesor y dos alumnos holandeses de la FP Especial de Transporte y Logística que han sido acogido por el CI María Ana Sanz, a una profesora y dos alumnas de Italia, y al mismo número Finlandia de FP Especial de Educación Social, que han sido acogidos por la Escuela de Educadoras y Educadores. Begoña Usach, vicedirectora de María Ana Sanz, y Amaia Martínez, responsable de internacionalización en la Escuela de Educadoras, fueron las responsables que recibieron en Navarra a los alumnos internacionales y han tenido un papel muy activo en el proyecto. NAVE2 finaliza el próximo mes de abril pero los socios queremos apostar por mantener las movilidades de este alumnado vulnerable asignando becas Erasmus para estancias cortas de 15 días como las que hemos tenido en esta experiencia piloto”, termina María Rozas.

Los alumnos | “He aprendido cosas de mí que desconocía”

Los participantes en el Erasmus para FP Básica han vuelto de sus viajes cambiados. Quieren seguir aprendiendo y animan a otros estudiantes a formarse en Europa

Fátima Lazar y Ouahiba Baydi (1ª y 2ª por la izq.) y Ana Pérez (1ª por la dcha.), en el ROC Midden, en Utrecht DN
Dos estudiantes del CIP Donibane de FP Básica de Textil y su profesor viajaron a Lappeenranta (Finlandia) DN

"Un sueño”. “Un milagro”. “La mejor experiencia de mi vida”. “Un regalo inolvidable”. El diccionario se les ha quedado corto. Los estudiantes que han participado en las estancias formativas europeas para alumnado de FP vulnerable no pueden ocultar su felicidad semanas después de regresar de sus viajes. Cursan las modalidades de FP Básica y compartieron 15 días de aprendizaje y descubrimiento en Italia, Finlandia y Holanda. Este último fue el destino de dos jóvenes alumnas de FP Básica de Informática de la ETI Tudela.

Ouahiba Baydi Baidi tiene 18 años y vive en Tudela junto a sus padres. De origen marroquí, es la mayor de cuatro hermanos y estudia FP Básica de informática de oficinas en ETI Tudela. A los pocos minutos de escuchar su historia se constata la ilusión que le ha generado esta oportunidad formativa. Desprende vitalidad en cada frase.

“Esta experiencia ha sido un sueño, un milagro. El mejor viaje de mi vida. Vivir esos 15 días fuera ha sido lo mejor que me podía pasar. He conocido gente, he visto formas de vivir diferentes y probado otras cosas. Nadie debería decir que no a una oportunidad así. No se me olvidará nunca. Incluso he aprendido cosas de mi misma que desconocía. Ahora mi compañera y yo estamos preparando una presentación para contar nuestra experiencia a los compañeros de clase de Tudela”, empieza.

Asegura la joven que convivir con su compañera y amiga fue un regalo. Hubo un sorteo en clase y les tocó a las dos. No habían querido hacerse ilusiones y por ello poder viajar fue aún más especial. Su profesora les eligió con una ruleta digital y Ouahiba salió la primera. Y la segunda su amiga. Prepararon el viaje con mucha ilusión; solas, sin sus padres, otro país... había muchas dudas y ganas de descubrir. Antes de ir se informaron sobre Holanda: “Ha sido una aventura, no sólo un viaje escolar, por eso repetiría siempre. Era la primera vez que iba en avión y me puse muy nerviosa pero me encantó. Hacía mucho frío al aterrizar en Holanda pero había un docente del centro de allí esperándonos y nos llevó al alojamiento. Conocer a las compañeros finlandeses, holandeses y a las italianas fue lo mejor. Son unas personas maravillosas, de hecho aún nos seguimos en Instagram y hablamos a través de las redes sociales. Nos hemos hecho buenos amigos”, recuerda.

Dice la joven ribera que el centro en el que estudiaron, el Roc Midden, en Utrecht, estaba muy bien organizado, tanto los alumnos como los profesores. A todos se les veía con muchas ganas de trabajar y de estudiar, y asegura que le dieron ganas de quedarse un par de meses: “Fueron muy amables, con una forma de vivir diferente, pero siempre encantadores. Hasta nos acostumbramos a que siempre comen bocadillos de pepinillo y queso. El trato de los holandeses es maravilloso. He vuelto enamorada del país”.

El día a día fue intenso. Compartían las clases con los alumnos finlandeses y hacían electricidad, fontanería para montar calefacciones, deporte, vieron como otros estudiantes holandeses fabricaban sus propios drones... “Y aprendimos un poco de su idioma... fue muy divertido. También visitamos una empresa internacional, allí programé mi propio abrelatas. También pudimos hacer turismo y ver museos, un tour por Amsterdam, por Utrecht, Rotterdam, pueblitos de pescadores...”, enumera.

Baiydi reconoce que el inglés siempre le costó y que le daba un poco de respeto, pero vio el intercambio como la oportunidad para mejorarlo: “Me pude comunicar bien y entenderles y ahora quiero mejorar mi nivel, seguir aprendiendo. En todo nos ha ayudado muchísimo Ana, nuestra profesora, a la que estaré eternamente agradecida por acompañarnos. Después de esto quiero seguir viajando e invito a todos a que se lancen y vivan algo así si tienen la oportunidad. Me gustaría dedicarme al comercio, al marketing, o ser educadora con menores... pero voy poca a poco siguiendo el camino por donde me lleva la vida”.

Las mismas sensaciones comparte su amiga y compañera de viaje, Fátima Lazar. Vive en Castejón, tiene 20 años y como su amiga Ouahiba es la hija mayor, en su caso con otros dos hermanos. “Gracias a esta beca he podido viajar. Al principio tenía muchos nervios; viajar sola tantos días, lejos de la familia, sin hablar bien el idioma... pero ha merecido la pena. He conocido a gente nueva. El instituto al que fuimos era enorme, tenía 18.000 estudiantes. Allí pudimos conocer a los alumnos, las cosas que hacían, a sus profesores... todos majísimos. Como las italianas y los finlandeses que nos acompañaron. Al tener los fines de semana libres pudimos conocer ciudades como Amsterdarm, o Utrecht, que me encantó. Recomiendo esta experiencia a todo el mundo, por lo que ves y por la gente que conoces. Es verdad que había cosas que no entendíamos, pero la profesora nos ayudó mucho en eso y nos sentimos muy arropadas”, finaliza.

Los profesores | “Ven que la vida les ofrece más cosas”

Ana Pérez viajó a Holanda con dos alumnas. Allí ha constatado que son estudiantes muy capaces

Un profesor y dos alumnos de FP Básica de Cocina del IES Huarte viajaron a Bolonia (Italia) para su estancia DN

Ana Pérez Salvatierra, no se lo pensó dos veces cuando sus compañeras del área de internacionalización del instituto se lo propusieron. A sus 33 años, la profesora de Lengua y Literatura en el ciclo formativo de FP Básica de Informática del CIP ETI de Tudela dijo sí a cambiar las aulas riberas por las holandesas durante dos semanas. Le propusieron participar en el proyecto acompañando a dos alumnos, le gustó la idea de su inclusividad y se lanzó.

Seleccioné a las alumnas por sorteo. Son 13 en clase, preguntó quién quería ir y la mayoría dijo sí, así que les aconsejó que lo consultaran con sus familias y que después ya seleccionaría a dos. Se planteó hacerlo por nota y por otros criterios, pero no le parecía justo. La oportunidad debía ser para todos, así que se decidió por un sorteo en clase con ellos delante y con una aplicación de internet.

Pese a la motivación general por sumarse a la aventura, la profesora les dejó claro desde el principio que no iban a ser unas vacaciones, que tendrían que trabajar. Y duro. Llevarían tarea que se les exigiría desde Navarra. “No pedimos requisitos de idioma. Tenían una base de inglés básica y no fue impedimento. Les decía que sabían más de lo que pensaban, que se lanzaran a la piscina. Y lo hicieron. De hecho, estaban a igual nivel que sus compañeros de Italia o Finlandia. Todo fluyó”, comienza.

La movilidad empezó semanas antes de montarse en Pamplona en el avión. Desde Holanda les mandaron una caja con productos del país para trabajar conceptos y vocabulario en el aula. También recetas típicas holandesas que se llevaron a clase. Así, el 31 de octubre aterrizaban en Amsterdam vía Madrid y comenzaron su particular Erasmus. Alojadas en Soest, se desplazaban a diario hasta el instituto ROC Midden, en Amersfoort, en la provincia de Utrecht.

“ALUMNOS MUY CAPACES”

La convivencia con las alumnas fue total, pues se alojaban juntas en un bungalow, cerca de sus compañeros finlandeses, con los que compartían un perfil académico más técnico. “Todos los días teníamos clases de 9 a 16 horas, desde montaje de sistemas eléctricos a fontanería y soldadura y nos uníamos a las clases de los alumnos holandeses. Después, por la tarde, realizaban las tareas que tenían que entregar en Tudela. Además tuvieron tiempo libre, para ver empresas internacionales y para hacer turismo. Yo tenía claro que era el viaje de ellas, que les iba a ocurrir una vez en la vida, así que les dejé elegir lo que quisieran hacer. Quisieron visitar Amsterdam y Rotterdam, así que para allí nos fuimos. Era su primera gran salida, la primera vez que montaban en avión. Se trata de dar oportunidades de salidas europeas formativas a todo el mundo, porque es un programa de inclusión. Al final se trata de que vean que hay más mundo, de que la vida les puede ofrecer otras cosas”, explica.

Con la perspectiva que le dan las semanas que han transcurrido desde su regreso de Holanda, Ana Pérez Salvatierra tiene claras dos cosas: lo que ha aprendido a nivel personal y profesional y que repetiría la experiencia. “Yo he aprendido a nivel personal en esta experiencia muchísimo. Hemos creado un vínculo especial con las alumnas. Te das cuenta de que son estudiantes muy capaces, parece que la FP Básica se queda relegada en la Educación, que está la última en la cola, y no es así. Son alumnos con recursos que han sabido desenvolverse muy bien. Y se hacen mucho más grandes de lo que ellas creen que son. Se han dado cuenta de todo el valor que tenían dentro. Y eso ha sido muy bonito. Ojalá podamos repetir esta experiencia, porque es un proyecto piloto muy necesario”, termina.

Hay barcos que zarpan una sola vez en la vida. Buques que atracan en puerto ofreciendo un pasaje a un viaje desconocido. Sobre todo para pasajeros poco acostumbrados a las travesías. Y este es uno de ellos. 

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