Loading...
Meteorología

Temporal invernal de finales de otoño en Navarra

Llega un episodio más fuerte que el anterior, de lluvia y nieve en cotas bajas, de frío y viento

Un hombre camina por una carretera de Valladolid durante el episodio de Dana que se ha vivido esta semana en el interior peninsular EFE

La atmósfera está muy revuelta. Después de la Dana que se ha movido por el interior peninsular y ha dejado mucha lluvia principalmente en la Ribera navarra, sin apenas tregua, llega un episodio más fuerte que el anterior, de lluvia y nieve en cotas bajas, de frío y viento, cuando aún queda una semana para el comienzo del invierno meteorológico, 1 de diciembre, y casi un mes para el invierno astronómico, 21 de diciembre.

Irrumpe este ramalazo de invierno de la mano del aire polar del norte. No anda lejos el cumplimiento del refrán de todos bien sabido: “Por Todos los Santos (1 de noviembre) nieve en los altos y por San Andrés (último día del mes), en los pies”. Golpe de frío anticipado, primer aviso invernal, que seguido de otros que vendrán posteriormente, nos recuerda que estamos a las puertas de la estación fría.

No es sencillo que a finales de noviembre llegue a Navarra el aire frío estancado en las proximidades del océano Ártico. Primera burbuja fría descolgada de las zonas polares. Tenemos, ahora, un temporal de lluvia y nieve provocado por la llegada de masas de aire polares procedentes de los manantiales fríos del norte de Europa que al llegar a Navarra originan un cambio brusco de tiempo. Se trata de una profunda vaguada fría que, en el seno de una circulación muy ondulada en altura, se descuelga y da lugar a un cambio repentino de tiempo.

Te puede interesar

Te puede interesar

Con este tipo de episodios de frío se repite un parecido tipo de circulación. Una bolsa de aire frío en altura, especie de lengua fría se desploma y llega con rapidez a Navarra desde las zonas polares en distintas oleadas. El aire frío se mete en forma de cuña y da lugar a fuertes ascensos que propician la formación de nubes de amplio desarrollo vertical. Se forman de este modo chubascos tormentosos, a veces acompañados de nieve y granizo.

Dan lugar a un tiempo crudo invernal, frío y lluvioso. Su crudeza es debida a que coinciden simultáneamente tres rasgos: precipitaciones y descenso de la cota de nieve; ambiente frío con valores térmicos bajos; y presencia del cierzo, que sopla con mayor intensidad en el valle del Ebro.

Con esta situación de norte o noroeste, al contrario de lo que sucede con la gota fría, las precipitaciones son más copiosas en los valles cantábricos y pirenaicos, bien orientados a estas masas nubosas que a su llegada, se estancan y se elevan para superar las cadenas montañosas de la parte septentrional de Navarra. Su efectividad disminuye de norte a sur de la Comunidad, de tal manera que las lluvias registradas son inferiores en la cuenca de Pamplona y llegan más mermadas a la Ribera.

Con este tipo de circulación se dan las dos condiciones necesarias para la presencia de la nieve en las montañas: temperaturas bajas y chubascos originados por la llegada de una masa de aire marítima, húmeda e inestable. Hay que vigilar el deshielo rápido posterior que puede dar lugar a las crecidas rápidas de los ríos.

Las precipitaciones son de nieve en cotas muy bajas para la época del año. Desciende a los ochocientos metros y en algunos momentos hasta los quinientos, pudiendo observar aguanieve en la capital y alrededores. Pero bajar la cota de nieve de los quinientos metros es más complicado. En las zonas más llanas la nieve pasa como a escondidas, sin cuajar, y si no estamos atentos, ni nos enteramos. Comienza pues a formarse el manto de nieve en los Pirineos, bueno para la aportación de agua a los pantanos y también para la práctica de los deportes de invierno.

El aire polar da lugar a un descenso térmico acusado y la presencia de días rigurosos y severos para la época del año. Debido al elevado gradiente de presión, el viento sopla con gran intensidad sobre todo en las montañas y en el valle del Ebro, con rachas fuertes en algunos momentos. En estas jornadas y en los lugares más expuestos al cierzo, a la temperatura leída en el termómetro, debemos descontarle varios grados, según la fuerza del viento, para obtener la verdaderamente sentida, pues el aire frío impacta en todo nuestro cuerpo.

Además, el balance radiactivo a estas alturas del año es negativo. Durante el día, las pocas horas de luz solar, nueve horas y media aproximadamente, apenas bastan para caldear el ambiente, y en las largas noches de más de catorce horas, el aire frío ya de por sí riguroso, se dispara. Si hay nubes, los valores térmicos son bajos sin apenas oscilación.

Estos golpes de frío prematuros no tienen efectos tan espectaculares a los que se dan bien entrado el invierno, como los de la borrasca Filomena del pasado invierno. Suelen ser de características más moderadas y si vienen encadenados, duran más de una semana.

Tiempo no habitual, pero para nada excepcional. Todos hemos conocido días muy fríos y lluviosos en las fechas de San Saturnino. Este temporal no significa que el invierno riguroso se haya instalado definitivamente. Tendremos aún jornadas más moderadas intercaladas entre otras de ambiente algo más frío.

La atmósfera está muy revuelta. Después de la Dana que se ha movido por el interior peninsular y ha dejado mucha lluvia principalmente en la Ribera navarra, sin apenas tregua, llega un episodio más fuerte que el anterior, de lluvia y nieve en cotas b

Para leer este contenido exclusivo, debes tener una suscripción en
Diario de Navarra
Tipos de suscripción:
  • Web + app (0,27€ al día)
  • Versión PDF
  • Periódico en papel
Mereces información de calidad, sin límites