Artajona llora unida la pérdida de David Beriáin
Al funeral, además de familiares y vecinos de la localidad, acudieron compañeros de profesión del periodista como Gervasio Sánchez
- Sofía Lázaro
En su pueblo todos lo conocían como el hijo de la Angelines. Un chaval joven, modesto y sencillo que no faltaba nunca a Navidad o a las fiestas patronales de septiembre para desconectar de sus aventuras, charlar tranquilamente con su familia y tomarse una copa de su pacharán favorito con sus amigos. “Era mayor que yo, pero nos conocemos de toda la vida. Artajona es un pueblo y siempre nos acabamos juntando todos en el bar. Cuando David venía siempre nos veíamos ahí”, relató este sábado David Jurío Iriarte, de 28 años.
Cercano y humilde, así describen los vecinos de la localidad al periodista David Beriáin. “A no ser que le preguntaras algo en concreto, él nunca hablaba de sí mismo. Todo lo contrario. Nosotros sabíamos que se jugaba la vida y se dejaba la piel en cada viaje, lo admirábamos y nos interesaba saber cuál era su próxima ocurrencia pero él nunca sacaba pecho”, explicó. Algo en lo que también coincide Cesar Valencia Guembe, vecino y concejal del pueblo: “Todo el pueblo conocíamos personalmente a David. Era una persona muy afable, muy amable; cuando venía se relacionaba con todo el mundo, fuera de la edad que fuera”, comentó. Y aseguró que, pese a que las circunstancias actuales no son favorables, “era necesario hacerle algo. Este es un pequeño homenaje de tantos que le vamos a tributar. Espero que sigamos recordándolo personalmente pero también a la sociedad”.
Esta no es la primera vez que el pueblo homenajea a Beriáin. Su figura como periodista es referente para generaciones más jóvenes y su labor como investigador ha sido valorada desde hace años. Por eso, en 2015 fue elegido para pronunciar el pregón de las fiestas del pueblo, “era joven pero muy querido por todos, no solo aquí, en todo Navarra. Tenía un trabajo complicado pero siempre que podía se escapaba y aquí, por supuesto, era uno más. Era David, a secas, y ya está”, comentó Jose Javier Martinena Vital, vecino de la familia. “Su madre era profesora de instituto y su padre es de Uterga, pero lleva toda la vida aquí. Tanto David, como su hermano y sus padres son muy queridos en Artajona y el pueblo está consternado por lo que ha pasado”, concluyó.
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ANTIGUOS COMPAÑEROS
Al funeral, además de vecinos y familiares, asistieron compañeros de profesión como el periodista Sergio Caro y el fotoperiodista Gervasio Sánchez Fernández. “A David lo conocí cuando él era un pipiolo, tenía poco más de 20 años y coincidimos en Irak, su primera cobertura. Era un periodista al que le gustaba llegar a los sitios a los que casi nadie llegaba, y esto hacía que tuviese que asumir muchos riesgos. Además de ser mi amigo, laboralmente nuestros caminos han coincidido en varias ocasiones y siempre me ha parecido que era un periodista que intentaba mostrar lo más decente de este oficio: el periodismo de investigación, el periodismo denuncia” explicó. Y, haciendo referencia a Beriáin y a su compañero también asesinado, Roberto Fraile, sentenció: “Estos periodistas han muerto por mejorar la perspectiva que pueda tener cualquier ciudadano medio del periodismo, por acercar las historias más complejas y crudas a la sociedad y que el ciudadano tenga una mejor, y más realista, versión del mundo”.
Gervasio Sánchez había trabajado con Beriáin en varios proyectos entre los que se encuentra Los ojos de la guerra, documental dirigido por Roberto Lozano en 2011 en el que Roberto Fraile captaba tras su objetivo los testimonios de reporteros de guerra como Beriáin, Sánchez o Sergio Caro, entre otros. Un alegato en defensa de los derechos humanos y la denuncia de los horrores de la guerra.
“Cuando uno trabaja en contacto con el sufrimiento como lo hacemos nosotros, busca, de alguna manera, respuestas a preguntas que tienes dentro y que necesitas conocer”, comentó, y añadió en referencia a la crudeza de su profesión: “Trabajar en zona de conflicto siempre ha sido duro y peligroso. Ataques contra la prensa deliberadamente los he vivido desde que comencé con mi carrera laboral hace casi 40 años. Hay grupos armados que antes respetaban más a la prensa que ahora por eso el número de periodistas asesinados es cada vez mayor”. Y es que a pesar de numerosos secuestros e incidentes serios, desde 2004 no morían periodistas españoles en zonas de conflicto. El último fue Ricardo Ortega en Haití, por lo que hacía 17 años que no se daba una circunstancia similar a la de Beriáin y Fraile. “Ojala no tengamos que volver a vivir circunstancias como esta. Ahora lo único que me llena de fuerza es el hecho de que compañeros como Roberto Fraile o David hallan muerto ejerciendo este oficio, amando lo que tanto querían”, concluyó.
En su pueblo todos lo conocían como el hijo de la Angelines. Un chaval joven, modesto y sencillo que no faltaba nunca a Navidad o a las fiestas patronales de septiembre para desconectar de sus aventuras, charlar tranquilamente con su familia y tomars
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