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FALLECIMIENTO

Pamplona pierde a Pachi Calleja, uno de sus fotógrafos más populares

El reportero gráfico de Diario de Navarra falleció ayer a los 60 años de edad

Pamplona pierde a Pachi Calleja, uno de sus fotógrafos más populares

Es falso, o al menos incompleto, que los únicos elementos que unen a todos los navarros, por encima de ideologías o procedencias, sean los Sanfermines y Osasuna. También está la simpatía por Pachi y Carlos Calleja Goñi, los fotógrafos gemelos de Diario de Navarra, que han captado con sus cámaras tres décadas de lo que en su momento era actualidad y hoy queda como historia de Pamplona y su cuenca. El tándem, que firmaba sus fotos como Calleja, indistintamente de quién hubiera hecho cada una, quedó ayer cojo tras la muerte de Pachi, cinco minutos más joven que Carlos, por culpa del cáncer. Tenía 60 años. Y, en cuanto se supo la noticia, numerosos fotógrafos, tanto de su medio como del resto, así como periodistas, políticos de todos los colores y ciudadanos que han posado alguna vez para su cámara mostraron su dolor con una sola voz.


La biografía de Pachi Calleja refleja, de algún modo, la evolución de la propia prensa. Hasta que Jorge Nagore entró como fotógrafo propio de Diario de Navarra, a principios de los años 80, los periódicos trabajaban en colaboración con los estudios de fotografía locales. Foto Calleja, cuyo rótulo aún se puede adivinar encima de la Sombrerería Gutiérrez de la Plaza Consistorial, fue el último de los estudios que trabajó con Diario de Navarra, mientras el periódico iba conformando su propia plantilla de reporteros gráficos. Carlos, el padre de los gemelos, fue de hecho un referente de la fotografía taurina. Y los dos hermanos -tienen un tercero fuera del mundillo, Juan José- mamaron desde pequeños la vocación por la cámara.


Pachi y Carlos siempre fueron de la mano. Su propio padre les confundía de niños. Estudiaron en el colegio San Ignacio de Pamplona, después Periodismo en la Universidad de Navarra -en la orla las fotos de ambos están equivocadas-, incluso hicieron la mili en el mismo regimiento y la misma compañía, en Madrid. Sus amigos les llamaban Pachicarlos, así, todo junto.


Al volver del servicio militar empezaron a trabajar en el Boletín de Información Municipal de Pamplona y, desde agosto de 1989, como fotógrafos en Diario de Navarra, aunque sin integrarse del todo en la plantilla. Mantenían de algún modo la antigua asociación con Foto Calleja y trabajaban en todos los ámbitos: sucesos, fiestas de pueblos, ruedas de prensa y, sobre todo, la información municipal, tanto de Pamplona como de los pueblos de alrededor. En Sanfermines cubrieron los encierros de los últimos 30 años, y seguían por el baile de la alpargata, el apartado y el deporte rural. Tomaron algunas fotos icónicas, como la cogida de Julen Madina o la entrada de dos orientales en la plaza sonriendo divertidos a pesar de tener los cuernos a escasos centímetros.


En los 80 se dejó Pachi sus característico bigote -había quien les diferenciaba gracias a él: “Pachi chí tiene bigote”- con el que quería por un lado distinguirse de su hermano y, por otro, parecer más adulto.


Ya en el periódico ambos hermanos fueron viviendo la transformación de la fotografía en prensa, hasta 1990 con negativos en blanco y negro que se revelaban manualmente en un cuarto oscuro, en los 90 con un procesador automático, desde el 96 con las fotos a color que ellos mandaban en carretes en sus característicos sobres , y a partir de 1999 con la fotografía digital a la que también acabaron adaptándose.


Pero lo que distinguió especialmente a Pachi Calleja fue su trato con la gente. Experto en grupografías, como él decía bromeando, era casi un elemento más del Casco Viejo de la Ciudad, por donde se le veía ir de un sitio para otro con la cámara -era rápido haciendo su trabajo- ya que igual que su hermano nunca tuvo coche. Ambos vivían en la casa familiar de Navarrería, con lo que vivían de cerca el pulso de la ciudad.


Soltero, y con una especial relación con los becarios que entraban al periódico cada año, Pachi Calleja era conocido también por hacer gala de un humor irónico, socarrón, muy británico. Su grado de popularidad aumentó en abril de 2011, cuando entró en las redes sociales y vertió allí su gracia. Encontró, además, una ventana para mostrar fotografías tan buenas o mejores que las que publicaba en el periódico.


Pachi Calleja se acercó a los 3.000 amigos en Facebook que ayer le seguían escribiendo para expresar su estupor por la noticia. En redes y fuera de ellas abundaron los mensajes de condolencia. Políticos como Javier Remírez, Javier Esparza, Sergio Sayas, Koldo Martínez, Itziar Gómez, la Delegación del Gobierno, el PSN, el PPN, periodistas de numerosos medios, la coordinadora de ONG de Navarra, el comedor social París 365, Afapna, Ricardo Hernández de Gaz Kaló, y tantos otros mostraron su pesar y coincidían en destacar su buen humor.


Pachi Calleja intervino decididamente en la creación la Asociación de Reporteros Gráficos de Navarra (AREGNA), que también mostró ayer su pesar, y situó a ambos hermanos como piezas importantes en su creación “al aportar desde los primeros momentos su experiencia de años como profesionales e impregnar todos los encuentros de su humanismo y buen humor”.

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