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Tribunales

Exculpan a un policía foral que hirió de un disparo fortuito a un huido

La juez concluye la instrucción de una fuga entre Tafalla y Cadreita y solo imputa al conductor

Exculpan a un policía foral que hirió de un disparo fortuito a un huido DN

El Juzgado de Instrucción nº 2 de Tafalla ha exculpado al agente de Policía Foral que el pasado mes de abril hirió de un disparo a un hombre que huía de varias patrullas policiales y que intentó arrollarle cuando le cerraba el paso en Peralta. La magistrada, que durante la instrucción tomó declaración al agente solo en calidad de testigo, concluye que el disparo se produjo “de forma fortuita” y no aprecia ánimo de lesionar al huido, “ni siquiera a título de imprudencia”, dadas las circunstancias de la actuación. En este punto, ha tenido en cuenta un informe fisiológico que subraya que el acto de disparar “no fue intencionado” sino inconsciente y condicionado por una serie de reacciones que “escaparon a su control” en un intento por proteger su vida cuando iba a ser atropellado.

El caso sí sigue adelante para el herido, vecino de Valtierra de 30 años y con numerosos antecedentes, por los posibles delitos de conducción temeraria, desobediencia grave, atentado grave, falsedad en documento oficial y de estafa. Todos ellos acumulados durante más de dos horas de una persecución que se inició a las 9.06 horas del 12 de abril en una gasolinera de Tafalla, de la que se marchó sin pagar, y concluyó a las 11.20 en Cadreita, donde fue localizado con una herida de bala en el costado izquierdo. Por el camino, según relata la juez, nada más salir de la gasolinera no hizo caso a la señal de stop que le mostraba un trabajador de limpieza de cunetas de la N-121, y que tuvo que apartarse para no ser atropellado. A continuación, golpeó por detrás a un camión que se encontraba parado en la retención y “emprendió la fuga a gran velocidad hacia Olite”.

La maniobra, de “peligrosidad extrema”, fue vista por una patrulla de Policía Foral, que empezó una persecución en la que llegaron a participar cuatro cuerpos policiales. Otra patrulla de Policía Foral se cruzó en su camino en la circunvalación de Peralta (NA-115), pero el huido prosiguió hasta llegar a una rotonda donde se encontraban otros dos agentes. En este punto, al salir de una rotonda, fue cuando se produjo el disparo.

El agente le dio el alto en la vía, pero el huido, “lejos de aminorar”, realizó una maniobra brusca y acometió con su vehículo hacia donde encontraba el agente. Realizó un disparo de advertencia al aire, pero el coche siguió y el policía “fue obligado a apartarse de la trayectoria para no ser atropellado, llegando a perder el equilibrio”. Durante esta reacción se produjo un segundo disparo “de forma fortuita” que impactó en el lateral del vehículo, penetró en el interior e hirió al conductor.

El turismo volvió a ser localizado “a gran velocidad” por las calles de Peralta y de ahí, “poniendo en peligro a varios usuarios por el camino”, llegó hasta Milagro, donde invadió el carril donde le aguardaba una patrulla de Guardia Civil. Finalmente, el vehículo fue localizado, vacío, junto al cementerio de Cadreita. En la matrícula, restos de cinta aislante que el huido había colocado para alterar la numeración. A las 11.20, la policía encontró al herido en una calle y tras ser atendido en el centro de salud fue trasladado en ambulancia al Hospital Reina Sofía.

 

<div class="tit_blue">"LO VI A CÁMARA LENTA, PENSÉ QUE AHÍ SE ACABABA TODO"</div>

El abogado defensor del policía, Guillermo Chaverri, presentó en el juzgado un informe fisiológico, elaborado por un experto en tiro de la Policía Foral, que analiza la reacción del agente e incluye una entrevista con él. En ella relata que él y su compañero llegaron a la rotonda de Peralta para cerrar el paso al huido, que se acercaba. Su compañero se quedó en el vehículo policial, obstruyendo un carril, y el a pie en el otro. Pasados unos segundos, apareció un coche a gran velocidad. “Mientras sostenía la pistola orientada al suelo con mi mano derecha, con la izquierda le hacía señales y daba voces gritando para que se detuviera”.

El coche iba a pasar por el hueco que había entre él y la patrulla, pero acto seguido se dirigió “frontalmente” hacia él. “No sé por qué monté el arma. De lo que me acuerdo es del volteo del cartucho que perdí al ser expulsado por la retroalimentación. Lo vi con todo lujo de detalles, literalmente a cámara lenta. Una vez me volví a fijar en el coche, vi que seguía viniendo de frente hacia mí y disparé al aire con intención de disuadirle. En ese momento pensé que se acababa todo y me intenté echar para atrás protegiéndome cuerpo y cabeza, preparándome para el golpe, pero costaba, es como si los pies no me obedecieran. Cuando por fin pude, en lugar de saltar corriendo me hice una bola, como protegiéndome... pero yo no quería quedarme ahí para que se me llevara por delante”, cuenta el agente. Agrega que el coche pegó un volantazo . “No podía quitar la mirada de él, vi que iba con la ventanilla bajada, vi con absoluta claridad la parte trasera izquierda del conductor, una camiseta negra de manga corta”. Y escuchó “un ruido raro, muy muy tenue”, que no supo identificar”. “Juraría que pasaron minutos desde que lo vi hasta que caí al suelo”. Se levantó de un brinco y su compañero le preguntó si estaba bien: “Quería decirle que sí pero no me salían las palabras, era como si se me quedaran atascadas en la garganta”. Cuando por fin pudo responder, se montó en la patrulla y salieron tras el fugado. “Me resbalaban las manos y vi que estaban chorreando sudor y que olía una barbaridad a amoniaco. Al poco le dije que había escuchado un ruido muy raro y me vino a la mente la pregunta de si no se me habría escapado un disparo”. Le hizo volver a su compañero y en la rotonda vio “la vaina brillar”. A raíz de este episodio, estuvo un mes de baja.

Según el informe, su reacción estuvo condicionada por “una sobrecarga sensorial que produjo, en contra de su voluntad y fuera de cualquier posibilidad de control, una serie de reacciones que desembocaron en el segundo disparo, totalmente involuntario y que ni siquiera escuchó”. En ese momento, “percibido el riesgo real de muerte”, la amígdala “tomó el control” y comenzó a producir “unos efectos encaminados a la superviviencia”, debido a la segregación de cortisol. Entre ellos, la contracción total de las articulaciones que produjo “el accionamiento involuntario e inconsciente de la cola del disparador”. Lo hizo mientras caía y en posición fetal de protección de órganos vitales, lo que explica la trayectoria del proyectil.


El abogado resalta que tanto el informe, “determinante”, como la resolución de no llevar a juicio al policía son “pioneros en España”. “En caso así, recomiendo que se elaboren informes que recojan las evidencias científicas que determinan la reacción automática ante situaciones de estrés y peligro”.

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El Juzgado de Instrucción nº 2 de Tafalla ha exculpado al agente de Policía Foral que el pasado mes de abril hirió de un disparo a un hombre que huía de varias patrullas policiales y que intentó arrollarle cuando le cerraba el paso en Peralta. La mag

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