Heroico Osasuna
Osasuna certifica un épico pase a semifinales en la prórroga tras una noche de sobresaltos
- Fernando Ciordia
El Sadar vibró de madrugada con una de las noches más épicas que se recuerdan en su historia reciente. Ese volcán de las emociones tan propio de una competición como la Copa entró en erupción después de que el equipo de Arrasate se levantara de la lona ayudado por su grada en la gélida noche de Pamplona. El Sevilla había bajado el volumen de todo un Sadar, que dejó aplazada para la prórroga la celebración del memorable pase a semifinales. La fiesta fue total. El partido acabó a las doce y media de la noche con una vuelta al campo de los jugadores mientras eran jaleados por una afición que se resistía a marcharse del estadio. Habrá un capítulo copero más en casa. Hay hambre de volver a revivir todo ese carrusel de sentimientos. Jagoba Arrasate sigue haciendo historia con este Osasuna.
El valor de reponerse a la bofetada de encajar el 1-1 en el minuto 94 fue de una calidad gigantesca. Osasuna pudo borrar de la mente esa ventaja de la que disponía con el gol del Chimy Ávila y esos acercamientos en la recta final que malogró para haber sentenciado. Tiró de casta ante su fiel afición para firmar un partido mágico y encontrar con el gol de Abde en el minuto 99 el maravilloso regalo que le dio el billete. Se ha convertido en uno de los cuatro aspirantes para levantar el trofeo de campeón.
EL SEVILLA INICIA MEJOR
Hubo de todo en un choque de 120 minutos con infinidad de momentos. El Sevilla gobernó una primera mitad en la que Osasuna circuló entre dificultades. No salieron al partido los de Arrasate como habían ideado en la pizarra. Hubo dos factores que pudieron marcar este peligroso devenir. El contexto emocional de la eliminatoria atenazó seguramente ese fútbol más reconocible que se suele ver en El Sadar. Pesaban los nervios o al menos eso parecía. Reclamaban calma entre sí los jugadores entre desajustes e imprecisiones, mientras su rival dominaba con buena amplitud en campo navarro. La presión no hacía daño. El Sevilla encontraba multitud de pasillos por los que pasar. Fue coleccionando saques de esquina y llegadas, aunque no pudo materializar ninguna para ponerse en ventaja como quería.
El descanso era lo mejor que le podía ocurrir a Osasuna, muy incómodo en sus intentos de ataque, sin capacidad para elaborar posesiones y solamente con la pelota larga hacia Kike García como vía de escape. Sus únicos coletazos fueron un disparo flojo de Moi Gómez y un remate de cabeza que no pudo afinar Kike Barja tras un centro de Moncayola y haber combinado con sentido en un espejismo. Tanto Moi como Aimar Oroz estaban muy tapados.
El Sevilla ejercía una intensidad como pocas veces lo ha hecho esta campaña. Robaba enseguida y atacaba con Ocampos como referencia para los García. y Lamela y Rafa Mir en los costados. Las ocasiones fueron de estos dos últimos. Un disparo del argentino con intención que rozó el palo y otra acción, a la media hora, en la que el corpulento atacante cogió la espalda a la defensa de Osasuna para terminar fallando ante Herrera.
Moncayola sufría en su posición de lateral derecho. Era la oportunidad más clara de un Sevilla que estaba siendo mejor en todo menos en el marcador. Esa igualada salvaba a los rojillos, que debían cambiar la dirección del viento en la segunda parte si querían tener opciones para estar en las semifinales de la Copa.
DESPIERTA OSASUNA
Hubo cambio de portero en el equipo de Sampaoli en el descanso. Dmitrovic, con molestias, dejó su plaza a Bono, el titular de la liga. Los decibelios de la grada subieron para empujar a un Osasuna que parecía recuperarse. El meta marroquí protagonizó una intervención espectacular en esos primeros minutos de agobio hispalense. Kike Barja centró al área y el Chimy Ávila, más rápido que Acuña, remató a bocajarro con la bota derecha. El Sadar ya cantaba el gol, pero apareció la mano salvadora de Bono en un alarde de reflejos. Con todo, el paisaje del partido ya era otro.
Osasuna había subido sus revoluciones. Se rompía por fin ese cascarón para emerger a tiempo. Llegó ese fútbol vertical tan característico de los centros con el área poblada en busca del primer o segundo remate. La grada apretaba. Ya le gustaba lo que estaba viendo, hasta que se pasó el efecto efervescente del arreón. Lamela puso a El Sadar con un nudo en la garganta. Paró Herrera, lo mismo que hizo después con Rafa Mir cuando el Sevilla volvía a sembrar el pánico. Osasuna iba por el alambre. Un centro de Acuña se envenenó para que Rafa Mir fallara en boca de gol.
Arrasate movía sus fichas. Saltaban Abde y Rubén García para darle otro aire al partido. Llegó el momento que todo El Sadar estaba esperando durante la semana. Los cambios resultaron ser la terapia deseada. Tras un envío de Juan Cruz, Rubén García cedió de cabeza al Chimy, que tras haber dejado la banda encontraba su dinamita como delantero centro. Él mismo se hizo el espacio ante Badé de espaldas y logró soltar el disparo ajustado, a la esquina por abajo, el hueco donde nunca llegaría Bono. Explotó la grada, que vio después cómo un zurdazo de Torró se arrimaba a la escuadra.
Quedaba ese último esfuerzo de contener a un Sevilla que quemaba sus naves. Aimar tenía que dejar su lugar en campo con dolor en el tobillo. Osasuna aguantaba intacto, con las mismas fuerzas. Daba la sensación de que el 2-0 estaba más cerca que la igualada. Budimir disfrutó en el minuto 89 de un remate de cabeza a la salida de un córner que estuvo muy cerca de ser gol. El croata no pudo atinar después con un control que le dejaba ante Bono para poner la sentencia. Abde tampoco resolvía una clara opción de contragolpe en superioridad.
DEL VARAPALO AL ÉXTASIS
Y de todo esto hubo que lamentarse, porque En-Nesyri silenció El Sadar al anticiparse en el área y cazar el centro de Suso. Era difícil de creer lo que había ocurrido. Había estado tan cerca que dolía perderlo de esta forma.
Osasuna estaba tocado para jugar la prórroga. El palo había sido tremendo. Arrasate se veía obligado a seguir como quería acabar el partido, con defensa de cinco y sin sus violinistas de cabecera. Pero había armas. El Sevilla llevaba de nuevo el mando en un Sadar más apagado ya de madrugada. Revivió la llama para alumbrar el camino a las semifinales. Una grieta hispalense abrió el cielo, la que vio Moncayola para mandar la pelota con la izquierda directa a la carrera de Abde. La asistencia del navarro fue tremenda. El extremo sacó entonces su magia para frenarse ante Badé en seco pisando el balón y lanzar el disparo fuerte a su compatriota.
La cabeza estuvo en su sitio en la segunda mitad de la prórroga. Las piernas también. Jordán lanzó disparo con peligro que salvó un Sergio Herrera que terminó, tras el pitido final, ondeando una bandera de Osasuna tan grande como el partido que habían firmado todos. Jugadores y afición.
SEVILLA: Dmitrovic (Bono, m.46); Montiel (Jesús Navas, m.76), Badé, Nianzou (Suso, m.87), Acuña; Gudelj (Rekik, m.95), Rakitic, Jordán; Lamela, Ocampos (Oliver Torres, m.61) y Rafa Mir (En-Nesyri, m.76) .
GOLES: 1-0 (m.70): Chimy Ávila. 1-1 (m.94): En-Nesyri. 2-1 (m.99): Abde.
ÁRBITRO: De Burgos Bengoetxea, del comité vasco. Amonestó por Osasuna a Moncayola (m.30) y Moi Gómez (m.92) y por el Sevilla a Nianzu (m.30) y Lamela (m.114).
INCIDENCIAS: Cuartos de final de la Copa del Rey. Eliminatoria a partido único. Estadio de El Sadar, 19.724 espectadores.
Osasuna, atenazado, se muestra inferior
Hubo un claro dominio del Sevilla en la primera mitad. A Osasuna le pudo el factor emocional. Por eso se entienden todos los desajustes que hubo. El Sevilla era más intenso y estaba mejor colocado. Hizo buenas posesiones ante una presión que no daba réditos.
La mano milagrosa de Bono al Chimy
Osasuna saltó con otro espíritu tras el intermedio. Había un cambio de tendencia en la intensidad. El Chimy gozó de una inmejorable ocasión dentro de ese bombardeo al que era sometido el Sevilla. Barja centró y el argentino acomodó la derecha a bocajarro. Nadie contaba con la mano milagrosa del marroquí, que había salido por Dmitrovic.
El Sevilla perdona con sus ocasiones
Los rojillos habían salido bien en la segunda parte, pero el Sevilla volvía a imponer su dominio. Los de Sampaoli dieron tres sustos, uno con Lamela y dos con Rafa Mir. Se salvaba Osasuna. Herrera estaba firme en su tarea.
Cambios en ataque y marca el Chimy
Arrasate movió el banco. Entraron Abde y Rubén García. El Chimy pasó a jugar de 9. El efecto fue inmediato. El de Xátiva ganó el salto y el argentino se giró de espaldas para marcar en una gran maniobra.
Un serio revés en el minuto 94
Osasuna tuvo sus ocasiones para el 2-0 en la recta final. Las desperdició y el Sevilla anotó en el 94. El Sadar de piedra. Nadie lo podía creer. Duro varapalo.
Abde saca su magia en la prórroga
Resurgieron los rojillos para reponerse a nivel mental. Abde sacó el tarro de las esencias para firmar una maniobra perfecta con una frenada en carrera y disparo para el 2-1. El sensacional pase se lo dio Moncayola. Osasuna estará en las semifinales 18 años después.
El Sadar vibró de madrugada con una de las noches más épicas que se recuerdan en su historia reciente. Ese volcán de las emociones tan propio de una competición como la Copa entró en erupción después de que el equipo de Arrasate se levantara de la lo
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