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Fútbol

Prieto Iglesias: "El arbitraje ha sido la mejor escuela que podía tener"

Después de 25 años ejerciendo como árbitro principal en la elite del fútbol nacional, la edad -41 años- le obliga a colgar el silbato. Al de Barañáin se le abre la puerta de ser VAR

Eduardo Prieto Iglesias, en el lago de Barañáin José Carlos Cordovilla

Su último grupo de Whatsapp con el equipo arbitral se llamó The last dance, el último baile. El pasado domingo, Eduardo Prieto Iglesias (Barañáin, 1981) dirigió su último partido como árbitro principal. Cumplirá 41 años el próximo 17 de junio. Si hubiera nacido el 1 de julio podría haber seguido ejerciendo su labor. El navarro cree que la regla está “obsoleta” y “más pronto que tarde” se cambiará. Desde el campo de Amigó en Primera Regional hasta El Molinón de Gijón. Han sido 25 años al pie del cañón. 280 partidos de todo tipo donde ha tenido que gestionar sus propias emociones y la del resto de protagonistas de un partido.

¿Cómo ha pasado la semana?

Con mucha resaca emocional. Fue muy intenso el fin de semana por la emotividad de todo lo que rodeó al partido. Ha sido una semana atípica con muchas muestras de cariño, mensajes, felicitaciones, llamadas, notas de voz... ha sido abrumador. Estoy totalmente desbordado. Ha sido increíble.

¿Ha asimilado todo?

No tenía esta perspectiva en cuanto a mi carrera. Uno vive su carrera de forma personal y no tiene la consciencia de si está haciendo mucho o poco. Simplemente hace su camino. Cuando recibes tanto cariño es cuando coges un poco de perspectiva. Estoy asimilando ahora hasta dónde he llegado del arbitraje nacional.

¿Qué tipo de felicitaciones ha recibido estos días?

De todo tipo. Jugadores, clubes, delegados, excompañeros, antiguos compañeros de trabajo, del máster, de la universidad...

¿Qué recuerda de esa última tarde en El Molinón?

Quería grabar todo en mi mente: las imágenes, los sonidos, el olor del césped... Deseaba que ojalá nunca se me olivdaran esas sensaciones. Me notaba que, emocionalmente, estaba cargado y no sabía cómo lo iba a afrontar. Yo tenía que hacer mi trabajo y gestionarlo de forma normal. Lo conseguí durante los 90 minutos, a excepción del descuento.

¿Por qué?

El equipo arbitral tenemos conexión directa durante los partidos. Faltaban dos minutos y quería darles las gracias. No me salían las palabras. Me armaba, respiraba y cuando hablaba no me salían las palabras. Fueron dos minutos emotivos a nivel emocional.

Señaló el final y...

La tensión emocional salió. Pensé en mi familia, en los amigos y en toda la gente que me ha acompañado durante este camino. Se me saltaron las lágrimas. Fue una especie de explosión de sentimientos. Una liberación.

¿Cómo cree que será recordado?

Me gustaría ser recordado como un buen tío, como una buena persona. Creo que es la clave en todos los trabajos. Peleamos por dirigir grandes partidos y llegar muy lejos en nuestro ámbito, pero cuando uno se va lo importante es que se le recuerde como una buena persona que ayudó a su entorno e hizo amigos. Es el mejor legado que puedo dejar. No sé si me recordarán así. Me lo estoy imaginando por todas las felicitaciones que he recibido, pero no lo sé.

¿Se va tranquilo?

Este capítulo lo cierro con mucha paz conmigo mismo y con el trabajo. Sé que he hecho todo lo que estaba en mi mano para dar la mejor versión de mí mismo. Cuando uno se vacía, cuando dedica todo el esfuerzo, lo intenta y sueña con fuerza se va con calma.

Muchas veces se centra en la figura del árbitro, pero también está el círculo familiar y de amistad. ¿Veían sus partidos?

Salvando las distancias esto es como los toreros. Hay familiares que prefieren no ver la faena, en esta caso sí me ven. Mi entorno ha visto mis partidos siempre que ha podido. Cuando me ha ido bien son los primeros que se han alegrado. Cuando no ha ido tan bien me han tranquilizado y animado. Somos la figura más visible, pero detrás nuestra hay mucha gente que son tu soporte y te dan fuerza para seguir.

El árbitro navarro Prieto Iglesias, este viernes José Carlos Cordovilla

¿Qué ve en el futuro?

Me gustaría seguir vinculado al arbitraje, que es donde soy feliz. El VAR es una opción que está encima de la mesa. Tengo el deber moral y me autoexijo para equilibrar una balanza que tengo pendiente. El arbitraje me lo ha dado todo, ahora es el momento de ayudar yo.

¿Cómo ha cambiado Eduardo Prieto Iglesias estos 25 años?

Ha sido un proceso de transformación absoluto. Con 13-14 años hice mis primeros pinitos. Con 16 me colegié. Me voy con 41. Entré siendo un niño para aprender del arbitraje y de la vida. El arbitraje ha sido la mejor escuela que yo podía tener. Es una escuela de gestión de conflictos, de gestión de emociones, esfuerzo, sacrificio, perseverancia, resistencia ante la frustración... El hecho de tomar decisiones en ambientes hostiles y relacionarte con mucha gente. Todo ello ha forjado mi personalidad y transformado mis ojos con los que miro el mundo.

¿Cómo se lleva ser el foco de atención y críticas?

Al árbitro nadie le apoya. Cuando entramos sabemos que no vamos a tener afición, nadie nos va a apoyar o animar. Ni siquiera ser famosos. Sin embargo, uno quiere ejercer de árbitro porque asumimos que va a prevalecer lo positivo antes que lo negativo.

Una de las situaciones más desagradables será la conducta del aficionado. ¿Ha notado algún tipo de evolución?

Queda mucho camino por recorrer, pero he visto un proceso de mayor aceptación hacia nuestra figura. Se reconoce al árbitro como una figura profesional dentro de un deporte de elite. El árbitro es un profesional de su trabajo.

¿Entiende algunos cánticos o conductas hacia el árbitro?

El fútbol son sentimientos. El corazón apoya a su equipo, es un deporte muy emocional. Pero en mi experiencia me he encontrado con el respeto de la gente. Solo hace falta ver la ovación que recibí en El Molinón el pasado domingo. No me creía que el público estaba aplaudiendo al árbitro.

¿Le ha tocado gestionar alguna situación desagradable?

Nunca he tenido problemas graves, pero estamos preparados a base de unos protocolos contra situaciones como el racismo, la xenofobia o cánticos. El fútbol es un altavoz de valores como la deportividad, la rivalidad sana y el disfrute del deporte. No debe haber cabida para nada más.

Quizá muchas desavenencias vienen dadas por la falta de conocimiento del reglamento. ¿Los futbolistas se lo saben?

Hay un poco de todo. Las cuestiones básicas y generales se las sabe todo el mundo. Desde el Comité Técnico de Árbitros hacemos unas labores formativas previas al inicio de la temporada para explicar matices, dudas o cambios en las reglas del juego. Mi experiencia es que, en estas sesiones, preguntan mucho y se interesan por entenderlo. Hay matices tan finos que es normal que se genere algún malentendido puntual.

Se ve que tienen una estrecha relación con los jugadores y los equipos. ¿Un árbitro puede ser fan de un club?

Soy fan de la gente que me ha tratado bien, ya sean futbolistas o clubes, más allá de los colores. Desde que es pequeño uno empieza a ser aséptico y no le llama ninguna bufanda o bandera. He tenido la suerte de encontrarme con mucha gente buena. Soy fan de esa gente que me ha tratado bien, no me importa si juegan en un equipo u otro.

¿Cómo ha ayudado su figura o la de Undiano Mallenco al Comité Navarro de Árbitros (CNA)?

Hemos tenido la suerte de representar al CNA, a la Federación Navarra de Fútbol y a Navarra como tal, a pesar de residir en una región pequeña. Hemos sido embajadores por toda España y por grandes campos. La gente te vincula con la Comunidad foral y ha sido uno de los mayores honores que he podido tener.

¿Goza de salud el CNA?

Se queda Iosu Galech como árbitro de campo en Segunda División. En Primera hay dos asistentes como Iñigo López de Cerain e Ignacio Alonso. Lo están haciendo muy bien. También hay una buena hornada en categorías como la Primera RFEF, la Segunda RFEF o incluso en Tercera. Viene talento y hay que trabajarlo y coger experiencia, pero goza de salud con un futuro prometedor. Veo talento. Habrá que moldearlo y trabajarlo, pero tendremos referentes en el fútbol profesional.

Su último grupo de Whatsapp con el equipo arbitral se llamó The last dance, el último baile. El pasado domingo, Eduardo Prieto Iglesias (Barañáin, 1981) dirigió su último partido como árbitro principal. Cumplirá 41 años el próximo 17 de junio. Si hub

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